20. Una última verdad

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-¡Dejalo, Víctor detente, por favor!-Rogaba entre sollozos desesperados

No sé como carajo había pasado de prepararme para una fiesta e intentar despejar mi mente a tener una puta pelea callejera en la mitad de la sala

-¡Mierda, paren!-Grité cuando Oliver empezó a llorar por los insultos y las maldiciones de parte de ambas bestias que se molían a golpes-¡Voy a llamar a la puta policía!-Amenacé para intentar asustarles, sin embargo nada resultaba-Tranquilo bebé, por favor, y-yo te dejaré un momento aquí, sí? -Intenté tranquilizar al pequeño que lagrimeaba asustado en mis brazos

Lo coloqué en la cuna para evitar cualquier tipo de incidentes por si se escabullía a la pelea, o en cambio, recibiera un golpe mientras estaba en mis brazos. Ya libre, me entrometí en la boca del lobo y empujé a Francisco a un lado, estaba cansado, y si era lo suficientemente inteligente no se entrometería

-¡Quitate!-Espetó el otro que no estaba dispuesto a dejarlo así, no me aparté ni un centímetro de frente a él

-¿Oh qué?, ¿me vas a pegar, grandisimo imbécil? ¡eres un cavernícola, no te conozco!-Grité enfurecida empujando su pecho-¡Reacciona! ¡Esto no es una pelea de criminales, estas en mi jodida casa haciendo un escándalo frente al niño que te adora y te ve como su padre! ¿¡Qué coño le estas demostrando!?-Estaba histérica y lo sabía, pero poco me importaba, sólo quería acabar ya con todo ese horror de escena por el bien de todos

A pesar de que seguía agitado, se notaba el cambio en su rostro, la oscuridad en sus ojos poco a poco se fue aclarando, sus nudillos blancos y magullados por la fuerza ejercida segundo a segundo dejaron de ser forzados y la mueca de rabia, fue intercambiada por una de claro arrepentimiento. Esa típica de "Sé que lo arruiné"

La sala que parecía un gallinero cerrado con un lobo hambriento, permaneció en silencio, exceptuando los sollozos de Oliver y los jadeos de esos dos

-A-Amelie, lo lamento, no quise...

-No Víctor, sí quisiste -Corregí cruzando los brazos, los ojos se me volvieron a cristalizar y mi voz empezó a quebrarse por el doloroso nudo en mi garganta -¿Por qué en vez de reclamarme y hacer un puto espectáculo no te ofreciste a cuidar a Oliver? Sólo una jodida noche para verlo dormir, ¿qué te costaba, eh? ¿al menos tomas en cuenta todo el esfuerzo que llevo día a día? Si tanto de dignas en decir que Oliver es prácticamente tu hijo; ponte los putos pantalones y ayudame, pero de verdad, si no vete a la mierda porque no contaré con un fantasma, yo me las arreglo sola-Le miré resentida, cuando abrió la boca para decir algo más, le di la espalda para ver a Francisco

Estaba sentado en el sofá individual en silencio y mirándonos mientras recuperaba las fuerzas. Ahí pude ver quien había ganado, obviamente por el estado de ambos; él tenía el labio partido, un moretón en el ojo y algo de sangre saliendo de la nariz. En cambio Víctor; sus puños estaban terribles, su pómulo rojo, próximamente morado, ah, y el orgullo herido

-Lo lamento-Susurré preocupada por su estado, él negó con la cabeza y se levantó. Soltó un quejido por lo repentino del movimiento, intenté ayudarle, pero se negó apartándome. Así, sin decir algo más, salió de la casa

Me quedé en mi lugar unos segundos, un sollozo salió, luego los otros que no logré seguir conteniendo le siguieron. Me senté en el piso y cubrí mi rostro, tenía un revoltijo de emociones en el pecho tan grande que ya no era capaz de nada en ese instante

-No llores -Pidió la voz que tanto aborrecía ahora detrás de mí, escuché dos pasos y luego sentí sus brazos sobre mis hombros, los moví con brusquedad para que se apartara, aunque lo cedió -Perdoname, por favor, perdí el control...Y-Yo no sé

-Cállate, sólo cállate y vete!-Espeté volteandome para empujarlo con debilidad -¡Vete, joder, dejame en paz!-Exigía enojada por su insistencia, le di una bofetada, tomó mis brazos en un intento torpe de abrazarme e inmovilizarme, le di otra y me debilite por su cuerpo tan cerca del mío-V-Víctor... -Musité en apenas un pequeño hilo de voz. No sé si pidiéndole que se fuera y me dejara en paz o rogándole que me abrazara más fuerte para no sentirme tan sola otra vez como para aceptar ir a esa fiesta

Estaba dolida y confundida, no sabía como demonios se debía reaccionar a un extraño ataque de celos de ese nivel y tan repentino, mucho menos como manejar a una persona que, bueno, al parecer no conocía muy bien del todo, y claramente tampoco sabía que hacer ahora

Me sonroje cuando buscó mis labios con cierta desesperación, aún así me le negué

-Por favor -Pidió en un murmuro contra mi rostro

-¿Por favor qué? ¿qué quieres? Dime que quieres de mí y te lo daré, pero deja de hacerme perder la cabeza...

-Yo te quiero a ti, a ustedes ¿por qué no lo terminas de entender? Los quiero a los dos-Mencionó impaciente, frustrado, como algo que tenía atascando en la garganta hace tiempo

(...)

-¿Por qué has reaccionado así? -Cuestioné en un murmuro mientras desinfectaba con cuidado sus nudillos dañados, en verdad se veían mal

-No lo sé... Verlo retandome y tan cerca, aparte de que ya estaba algo enojado, se me han cruzado los cables. Lamento espantar a tu amigo-Comentó con la mirada baja y fija en lo que hacia, desde que me había dicho aquella confesión hace unas horas, no había vuelto a verme directamente a los ojos

-Hasta ahora, el único que me soportaba a mí y a Oliver, aparte de Nicole que se a ido de viaje a estudiar-Suspiré un poco desanimada. No sabía quien ahora jugaría con Oli en las mañanas donde estaba hiperactivo la mayor parte del tiempo, o al menos quien lo cargaría mientras iba al baño-Debo arreglar eso -Dejé una mano lista y pasé a la otra-¿Por qué sabes pelear tan bien?

-He ido a clases de defensa personal. Algo tuve que aprender, no?-Sonrió un poco, pero después la eliminó al saber que en ese contexto, me desagradaba

-Ya no tengo nada más que decir, sólo que -Inflé una de mis mejillas -No vuelvas a hacer eso nunca más-Me limité a pedir, él asintió cual niño obediente y yo dejé de torturarme, me le acerqué y le robé un beso, él rápidamente me lo devolvió un poco más intenso y duradero, pronto sólo fueron picos cortos entre jadeos

-Prometo intentar no causarte más problemas -Murmuró halándole suavemente del brazo, me deslice por el sillón y en el momento que acarició mi cintura con sutileza, me estremecí

-¿Prometes intentar?-Bromeé riendo suavemente, besó mi cuello, lo detuve un poco apenada -Oliver-Recordé mirándolo, él asintió, noté como reprimió cualquier deseo visible, pero no mental, sabía que estaba ansioso y en parte era para castigarlo

Pasaron los minutos en un agradable silencio, poco a poco me recoste en su pecho para escuchar los latidos de su corazón, era relajante. La oscuridad, el silencio, la intimidad entre ambos...

No sé porqué mi cerebro siempre se empeñaba en arruinar esos momentos

-Víctor-Llamé en un murmuro, él continuaba acariciando mi cabello con lentitud, suspiré insegura-Oliver... Qué pensarías sí... S-si Oliver y yo..-Empecé a balbucear, sabía que estaba arruinándolo, sabía que podía tirar todo a la mierda, o tal vez salvarme antes de hudirme en ella

-¿Si Oliver y tú qué? -Cuestionó extrañado

-Yo no puedo seguir con esto, y tengo miedo de que se vuelva peor y yo... Confío en ti, entonces, creo que es hora de decirte la verdad -Titubeé rascandome la nuca nerviosa, me aparté para poder mirarlo directamente -Oliver y yo no somos parientes-Confesé finalmente y mordí mi labio inferior temerosa. Se quedó mudo

-¿De qué estas hablando?-Se había puesto pálido, supe que iba mal, pero ya no podía ir hacia atrás

-Oliver no es de mi hermana. No somos familiares, te mentí porque tenía miedo de que me lo quitaras

-¿¡Qué!?

Mí Pequeño ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora