Hacer mercado... Uno de mis mayores miedos en esos momentos
-Ay, necesito que seas más pequeño, así entrarías en mi bolso y nadie nos vería -Hablaba al aire secando su pequeño cuerpo mojado, lo vestí por completo con un conjunto azúl de una tela bastante suave, un gorrito con orejas y unos calcetines blancos con rayas azules
-¡Hey! Ni siquiera yo he estado tan combinada en mi vida-Burlé dejando que se levantara, él rió como si hubiera dicho el mejor chiste del mundo y yo sonreí con extrema ternura-Vamos, payasito-Rodé los ojos y acomode mi ropa, había sido todo un reto vestirme, pero al menos lo había logrado sin recibir un posible paro cardíaco
Tomé mi bolso con todo lo necesario para ambos y salí cerrando mi departamento detrás de mí
-Algo me dice que se me dormirá el brazo seguido-Me dije a mi misma recordando que debía llevarlo en brazos durante todo un largo recorrido-Bien, esto será complicado-Susurré poniéndome la capucha para cubrir mi rostro antes de que los vecinos chismosos salieran a husmear. Mordí el interior de mi mejilla con algo de pereza y mientras pensaba un poco terminé llegando a la calle, Oliver se mantenía jugando con el osito que Nicole le había regalado, estaba tranquilo y feliz, todo estaba bien...
Pedí un taxi y este llegó poco después, subí y pagué de una vez para dedicarme a ver a Oliver en mis piernas, aunque no pude evitar ver con una mueca a su oso
-¿Esta rico?-Cuestioné al ver que chupaba su oreja con entusiasmo, él me vio por unos segundos y después continuó -Eso es un sí-Me afirme sonriendo y acariciando su pequeña y linda mejilla. Al paso del tiempo llegué al supermercado, y bien, aquí empezaba el reto
Baje y fui en busca de un carrito, subí a Oliver en el pequeño asiento para bebés y me refugie en mi chaqueta, no quería errores, ni saludos, ni preguntas. Sólo comprar y largarme
-¿Cómo se pone esto?-Me queje con cansancio intentando arreglar el pequeño cinturón de seguridad de Oliver
En un descuido, este al parecer le pareció simpático jalar mi capucha
-¡Oliver, no!-Balbuceé mirándolo con molestia-¡Suelta!
-¿Necesita que la ayude en algo, señorita?-Escuché una voz varonil que me llamaba con amabilidad, suspiré y quite la mano del pequeño del suéter para darme la vuelta. Error
-Ah... Nop-Negué sonriendo un poco, después de eso busqué darme la vuelta con rapidez. Pero este me detuvo
-Oye... ¿Tú no eres la nueva de la clase de derecho?-Aquello sólo hizo que quisiera morirme
-JAJA, no-Contesté riendo nerviosa-Hasta nunca-Me despedí huyendo, casi corriendo por el pasillo-¿¡Ves lo que causas, niño!?-Regañé con enojo cuando llegamos al pasillo de los cereales
-¿Ma-má?-Musitó haciendo aquel pequeño puchero que siempre se crea cuando estas a punto de escuchar ese llanto desesperante
-Olvidalo-Me quejé suspirando y luego mostrándole el oso para que volviera a estar tranquilo. Sus ojitos se posaron en este sin tantas ganas y volvió a chuparlo, al darme cuenta de esto suspiré pesadamente-Lo siento-Me vi obligada a decir bajando a su altura, luego de unos segundos de mirarnos observé como sonreía un poco, me tranquilice y volví en mi búsqueda de productos faltantes
-Cereal, café, frutas...-Recontaba mientras caminaba con cautela por los pasillos y tomaba cada cosa-¿Qué tal una pastina? ¿te gusta la pastina?-Le cuestione al pequeño, rió y yo asentí-Sí, tienes cara de que te gusta-Tomé el pequeño empaque y lo deje en las compras, debía empezar a alimentarlo con cosas más concretas, y aparte de las frutas, con la pasta sumamente pequeña y de letras, sería un buen comienzo
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Mí Pequeño Ángel
HumorAmelie Dupont es una joven muchacha con raíces francesas, que buscando un nuevo significado para su vida se va de su país para mudarse a Nueva York. Alegría, diversión y locura, en eso se basaban sus días en aquel lugar, sin duda el paraíso para una...