Dolor...
Eso era todo lo que sentía.
—¡Vamos, más rápido o la perderemos!
—¡Está perdiendo mucha sangre, necesitamos un donante, ya!
—¡Una de sus costillas está fracturada, debemos intervenir ahora!
Nunca fui alguien que disfrutara del peligro, de arriesgarme o de sentir adrenalina calando mis huesos
Jamás tuve en mente llegar a un hospital para luchar por mi vida, pero, pensándolo bien ¿Alguien está preparado para eso?
Siempre creí que moriría debido a una avanzada edad, de forma pacífica, con una vida hecha años atrás, en paz. Pero cuando estás con un los pies entre la vida y la muerte, sólo te atreves a desear que no duela mucho... Y que pase lo que tenga que pasar
(...)
—Su pulso es débil, pero la tenemos. Sólo esperemos que no sea temporal y pueda resistir...
Oliver, ¿dónde estás?
Un pequeño quejido salió directo de mi garganta, a la vez que un impulso me hizo empezar a abrir mis ojos con suma lentitud y cautela, ya que sentía que con cualquier movimiento, me rompería cual copa de cristal agrietada, mi vista estaba algo empañada, por lo cual tuve que pestañear varias veces para aclararla y poder analizar mi entorno, aunque todo fue fácil con las pocas características a la vista
Luz resplandeciente, completamente luminosa y con ese blanco cegante que, cuando tu vista choca contra ella, sientes que vuelves a nacer. Más si acabas de despertar de un sueño indefinido como el mío
Ese extraño olor fuerte a limpio que de pronto llegó a mis fosas nasales cuando mis sentidos se agudizaron mejor
Y, el infaltable pitido secuencial del electrocardiograma que se mostraba en la pantalla a un lado mío, marcando un ritmo pausado y agobiante luego de un rato... Un hospital, estaba en un hospital
Y comprendes que dolerán más las heridas cuando no te preguntas a ti misma si estás bien. Si no que por tu cabeza pasa el bienestar de otros
—Doc..Doctor..—Balbuceé con voz rasposa intentando llamar la atención de alguien, pero la habitación estaba desolada—A-Ayuda...—Susurré algo cansada, sintiéndome presa dentro de mi propio cuerpo, queriendo saltar y salir de ahí cuanto antes
Busqué a mi alrededor a como pude algo que tumbar para llamar la atención, pero algo mejor apareció, un pequeño interruptor a unos centímetros de mi mano al cual estaba segura no ignorarían, por lo que apenas estiré mi mano, lo presioné varias veces sin cesar mientras veía la puerta fijamente en espera de la llegada de alguien
Entró un doctor y dos enfermas, venían charlando de algo que desconocía, y no se veían muy convencidos de que mis llamados fueran del todo urgentes, o qué incluso yo les estuviera llamando, con sus actitudes probablemente pensaban algo como ''esta tonta se a quedado dormida sobre el'' Sin embargo, en cuanto subieron la vista y observaron mi expresión, la de ellos cambió a gran sorpresa
—Ha despertado...—Murmuró una cubriendo su boca, a lo que el doctor aclaró su garganta y se acercó un poco más rápido, dejándolas atrás. Tomó mi temperatura y con una linterna revisó mis ojos
—Bueno, al parecer está... bien—Murmuró él igualmente
—¿Acaso no.. no debería estar bien?—No pude evitar hablar con la voz ronca y agotada
—Pues..—La enfermera se encogió de hombros—Lleva una semana en coma, así que...—No la dejé terminar
—¿¡Una semana!?—Repetí espantada, y el mismo movimiento brusco del asombro, me hizo retrocerme poco después por el dolor—Mierda—Agregué con temor aferrandome a las sábanas—Y Víctor? Y Oliver!?
El miedo se volvió parte de mí en ese momento, mi corazón empezó a latir desbocado, mi respiración se descontroló en cuestión de segundos. En coma, cómo pude haber estado en coma tanto tiempo? Qué había pasado antes?
—Dios mío, díganme que están bien, por favor—Rogué sintiendo un nudo terrible en mi garganta
—Primero debe relajarse, ok? Si colabora en la recuperación, puedo responderle todas sus preguntas—Habló el doctor con calma mientras yo sollozaba en silencio
Sin embargo, cuando me di cuenta que la enfermera se acercaba por el otro lado, mientras con lentitud sacaba de su bata una jeringa, me estremecí alejándome a como pude
—¿Qué es eso?
—Es un relajante, señorita, lo necesita—Habló ella sonriendo forzosa, poco después sentí al doctor tomarme de los brazos, empecé a patalear, ignorando el dolor en mis huesos
—¡No, no, no pueden ponerme a dormir otra vez por favor!, ¡Suelteme, me voy a portar bien, lo juro!—Gritaba sintiendo el miedo calar mis huesos. Temía volver a dormir y no despertar. Temía sentir ahora dolor y luego nada nunca más. ¿Y si una semana se volvía una eternidad?
Sin darme cuenta cómo, o cuando, de pronto la puerta de la habitación en la que sentía iba a morir ahí mismo, fue abierta con fiereza y unos guardias de Policía entraron apuntando sus armas contra los dos presentes
—¡Al suelo, ahora!—Un grito firme de parte de uno de los armados los hizo tumbarse al instante. Y me pregunté que demonios era lo que estaba pasando
Me quedé en silencio temblando en mi lugar mientras les esposaban, y mientras salían con ellos sin decir mucho más, me quedé mirando a la puerta, en la que se escuchaba a alguien susurrar algo por lo bajo, luego unos pasos silenciosos, y...
—¡Mami!—Aquella voz feliz, infantil y hermosa me hizo lagrimear otra vez, pero de felicidad pura
—Mi bebé..—Jadeé extendiéndole mis brazos al pequeño que se había acercado corriendo a mí con una sonrisa. Su linda carita estaba algo magullada y dañada, pero lo que me importó fue verlo feliz y a salvo cerca de mí—Estás bien cariño? No te han hecho daño?—Cuestioné preocupada acariciando sus mejillas con delicadeza
—Estoy bien..—Murmuró riendo un poco y sonriendo con calma, asentí besando su mejilla, y permaneciendo tranquila mientras le mimaba. Olvidando todos los sucesos pasados, me bastaba saber que estaba bien por ahora, aunque...
—Dejenme un poco de amor a mí—Sonreí aliviada mirando al frente otra vez. Era lo último que me faltaba escuchar
—Joder, ven aquí..—Murmuré feliz jalandolo hasta nuestro lado para abrazarle con fuerza—Me alegra que todo este bien ahora...—Confesé con más tranquilidad y alcé la mirada para verlo
Y por su mueca, lo supe
Comprendí que nada estaba bien
Y que tal vez podía ser peor
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Mí Pequeño Ángel
HumorAmelie Dupont es una joven muchacha con raíces francesas, que buscando un nuevo significado para su vida se va de su país para mudarse a Nueva York. Alegría, diversión y locura, en eso se basaban sus días en aquel lugar, sin duda el paraíso para una...