10. Nuestro bebé

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La cargué y la subí con cuidado a la cama para recostarla, Oliver se había quedado en el piso por un momento, aún se veía extrañado, me imaginaba su incógnita
¿qué le pasa a mamá?

Sentí un sudor frío recorrerme, fui al baño de la habitación y abrí cajones tras cajones hasta que encontré un frasco de alcohol, mojé una gaza y la pasé por su nariz, nada

—Mierda, despierta—Pedí desesperado moviendo su cuerpo, ya había pedido una ambulancia, pero dijeron que había mucho tráfico, maldita sea mil veces...

—¿Mamá?—Cuestionó Oliver desde el suelo, suspiré y lo levanté hasta sentarlo al lado de su cuerpo inconsciente, él la miró curioso y pasó su manita por su rostro magullado —¿Mami?—Murmuró haciendo un pequeño puchero al borde del llanto

—Oli...—Cuando intenté calmarlo él sollozó y rompió en llanto, lo tomé apresurado y lo cargué entre mis brazos—Hey, hey, ella esta bien, sólo está durmiendo—Intenté susurrarle dándole pequeñas palmadas en la espalda, pero él no dejaba de llorar y de verla—Todo está bien, estoy aquí, sí? —Dije limpiando sus mejillas con cuidado, él jadeó recuperando aire y soltó un quejido. Hundió su rostro en mi pecho y se aferró a mi camisa con su pequeño puño—Papá está aquí...

—O-Oliver... —Un susurro cansado se escapó de los labios de Amelie, me alerte y me senté a su lado—Oliver...—Jadeó otra vez frunciendo el ceño e intentando moverse, él aún seguía sollozando en mi pecho sin percatarse, yo por mi parte acaricie su mejilla intentando tranquilizarla, aún no abría los ojos—No, no me toquen, b-basta —Murmuró con cierto temor, alejé mi mano y apreté mi puño con enojo, sea quien fuera el o los que le hayan hecho eso, pagarían cada suspiro cansado y cada lágrima derramada

—Linda, estas a salvo, soy Víctor—Susurré inseguro en si volver a tocarla, no quería asustarla

—¿Víctor?—Cuestionó confundida, después aún sin verme intentó levantarse con brusquedad—¿¡Dónde esta Oliver!?—Chilló en un tono más alto, el mencionado levantó su cabeza rápidamente y la miró

—¿Mami?—Habló con incredulidad, pero al verla abrir los ojos débilmente sonrió y extendió sus brazos. Dudé, pero ella lo recibió con una sonrisa. Lo recostó entre su pecho y cuello y él permaneció tranquilo ahí

Verlos tan complementados era fascinante

—¿Qué te ocurrió? —Cuestioné en un tono bajo

—Unos tipos al parecer me siguieron, o yo que sé, cuando entré a la casa entraron detrás de mí. Abrieron y me empujaron al suelo, después empezaron a golpearme—Susurró no tan segura—Cuando le di una patada a uno de ellos porque se acercaba a Oliver, el otro me tapó la boca y la nariz con un pañuelo, me durmieron, no se que más ocurrió o si se llevaron algo, aunque bueno, es lo más probable

—Lamento no hacer estado para protegerlos —Murmuré sintiendome extremadamente culpable, si la hubiese acompañado... Pude haber hecho algo—Quizá te vieron salir de casa y creían que tenías algo de valor. Lo siento—Agregué con la mirada baja

—Esta bien, esta bien, no es tu culpa, además, ahora estas aquí con nosotros —Sonrió con tranquilidad, asentí

—Daría mi vida por ustedes dos —Susurré tomando el atrevimiento de besar su frente y abrazarla ligeramente. Creí que me apartaría o me golpearía, pero en cambio, me devolvió el abrazo y hundió su rostro en mi pecho, a veces las personas más fuertes son las que más anhelan un abrazo y ese sentimiento de protección... Esperaba poder dárselo

(...)

La ambulancia llegó luego de unos minutos. La chequearon, vendaron sus heridas y le dejaron unas pastillas para el dolor junto con una pomada para los moretones. También le pidieron guardar reposo, cosa que ella aceptó, o eso creí hasta que se fueron los médicos

Mí Pequeño ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora