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No está bien.

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—¿He hecho algo mal? —La voz de Harry es suave y preocupada sobre Louis a las dos de la mañana del domingo, acariciándose en el aire con el humo tenue del cigarrillo de Louis.

—¿Hmm? —Louis tararea, deslizando sus dedos distraídamente a lo largo del brazo de Harry y tratando de concentrarse en algo que no sea el hecho de que Harry se va. Hay una araña escalando hasta la esquina de la pared, hacia el techo. Harry se va. Louis tiene que inscribirse para las clases pronto. Harry se va. Ellie le invitó a tomar el té el próximo mes. Harry se va.

—Has estado distraído —afirma Harry—. ¿Qué pasa?

El asunto es que la noche del viernes, cuando habían ido a bailar y Harry le había escrito las palabras "NUNCA SE PONE MEJOR QUE ESTO" en el brazo en Sharpie negro, Louis se había dado cuenta de que era su último fin de semana en Manchester, y luego se dio cuenta de que sólo habían tenido realmente cinco fines de semana en Manchester, ¿y qué pasaría si nunca volvían a tener un fin de semana en Manchester de nuevo?

El asunto es que Harry no pasó la mañana del sábado durmiendo por la resaca con Louis, persianas cerradas y ciclos interminables de America's Next Top Model: British Invasion mientras se acurrucaban, sino que se puso a correr alrededor del parque en círculos mientras Louis releyó Lolita y se dijo a sí mismo no llorar un total de seis veces porque Harry se veía tan jodidamente adorable, tratando de ponerse en forma, con el pelo tirándose por todos lados y sus cejas frunciéndose un poco en concentración; realmente, era como enviar un maldito cachorro a la guerra.

El asunto es que cuando Louis llega a casa después de trabajar el domingo, temprano porque los domingos él y Nick realmente no abren sólo ponen un poco de música suave y silenciosamente resuelven cuentas por unas horas, Harry está lavando los platos del almuerzo de los chicos en el fregadero, la filtración de la luz naranja pálida a través de la ventana de la cocina pequeña, distorsionada, convirtiendo la parte superior de su cabello en el color del oro, y él está tarareando, tarareando con su camiseta suave y hombros anchos y honestamente, Louis podría pasar para siempre sólo viendo el modo en que sus músculos se flexionan ligeramente mientras sus manos se mueven en círculos bajo el agua caliente, pero no tiene un para siempre, ni una eternidad, él sólo tiene otra de semana  -siete días, 168 horas - y necesita pasar de puntillas de vuelta a su habitación y fumar tres cigarrillos en el porche antes de que esté bien para volver a entrar y preguntarle a Harry si le gustaría ir a dar un paseo.

—No pasa nada —Louis promete, inclinándose para apagar el cigarrillo en el cenicero antes de acurrucarse aún más cerca de Harry, poniendo su cabeza justo sobre el lugar en el que pueda escuchar los latidos del corazón de Harry, fuertes, como si no pudieran detenerse—. Nada en absoluto.

Another Hazy MayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora