VIII

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Harry está cansado y a Louis le gustan las mañanas.

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—Entonces, ¿cómo fue Israel?

Están en la ducha ahora. Louis ha prometido hablar con Zayn en la mañana y Harry le ha agradecido siete veces por dejarlo quedarse. Cuando Louis mira a Harry ahora, mira la columna de su cuello mientras inclina la cabeza hacia atrás bajo el agua. Louis piensa que no puede cumplir con todas las cosas que quiere hacer con él en un par de noches, pero que no es ni aquí ni allí y por ahora Louis se contenta con sólo intercambiar pequeños besos y risitas cansadas y pasar la barra de jabón de ida y vuelta.

—Caluroso —Harry dice—. Sé podían ver las olas de calor de la tierra —la voz de Harry se nota con agotamiento, incluso más lento de lo habitual—, y todo el mundo está tan... —se desvanece, ve a Louis frotarse a sí mismo con el jabón perfumado de fruta cítrica de Zayn con los ojos entornados.

—¿Qué? —Louis le pregunta, sonriendo un poco mientras Harry alza una mano para dispersar la espuma en el pecho de Louis, trazando las palabras grabadas a lo largo de su clavícula con una mirada extraña.

—Enojado —termina Harry—. Están todos muy enojados.

Louis se siente mareado, como si pudiera tener sexo y reír y hablar y fumar durante toda la noche, pero Harry es suave y flexible en el vapor que se levanta, todos los riachuelos de agua que cortan rutas a través de la espuma, húmedos rizos cayendo en sus ojos, un flujo constante de divagaciones masculinidad mientras Louis le pasa una botella de shampoo, y Louis cree que acurrucarse y dormir podría ser grandioso, también.

—Te voy a follar —murmura Harry mientras Louis se estira para cerrar la llave de agua—. Todo lo que podía pensar en Israel, eras tú. 

Sus ojos están caídos y él tiene que inclinarse en Louis por apoyo mientras sale de la bañera porque el cuarto de baño no estaba hecho para dos personas, y cuando Louis se lava los dientes, Harry está detrás de él y deja caer su cabeza sobre su hombro y todavía ellos encajan.

—Voy a terminar de asearme, ¿por qué no vas y me esperas? La primera puerta a la izquierda.

Harry asiente contra el hombro de Louis, medio sonámbulo sale del cuarto de baño, toalla en su cintura mientras él se va. Louis lo mira con una expresión llena de lo que probablemente es demasiado cariño para alguien que apenas conoce, cuenta hasta 60, y sale. Como lo sospechaba, Harry está tumbado boca abajo, sobre las sábanas, desnudo y posiblemente, roncando. Louis se desliza en un par de pantalones y suavemente se acuesta a su lado. Harry gira su rostro hacia Louis, por instinto. 

—Lo siento —murmura, sin abrir los ojos—. Vuelo largo, semanas largas.

—Está bien —Louis susurra de vuelta.

—Por la mañana —dice Harry en su almohada— voy a soplar cosas.

Louis se ríe, y se estira por encima de Harry para apagar la luz de la mesilla.

A la mañana.

A él le gusta el sonido de eso.

Another Hazy MayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora