XXII

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Harry tiene demonios; Louis quiere bailar.

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Es un sábado por la noche, y Louis está rebotando sobre las puntas de sus pies.

—¡Harold! —Vuelve a llamar, golpeando a su puerta—. No puede tardar tanto ponerse un par de jeans.

—¿Cuánto tiempo gastaste en tu cabello la noche anterior, amor? —La voz de Harry llega a través de las grietas.

—Eso es todo, te voy a poner en la calle.

Louis comprueba en su teléfono la hora. Es 21:15, le había prometido a El que se encontrarían allí a las 21:30. Louis piensa en la última vez que se le hizo tarde para llegar a un lugar con Eleanor, recuerda el aspecto furioso y el café con leche que se derramó accidentalmente a propósito en su par favorito de jeans. —Haz, vamos.

—¡Casi hecho! —Él es un mentiroso terrible, y suena extrañamente lejos. Louis rueda los ojos, pone su teléfono en el bolsillo de su jean, y abre la puerta.

La ropa de Harry se extiende por toda la habitación, camisas de bandas y con botones y pantalones de neón y tres pares de pantalones vaqueros negros con rasgaduras idénticas. Está oscuro, la única luz viene del cielo oscuro y el rectángulo brillante de la computadora portátil de Harry, que está en lo alto de una de las sábanas desordenadas en la cama. El mismo Harry está fuera en la escalera de incendios, sin camisa, rodeado de una nube de humo.

—¿Qué demonios? —Louis le pregunta, confundido, y Harry se sobresalta y se da la vuelta para mirarlo.

—Oh, mierda, lo siento, sí, estoy en ello —dice rápidamente, como un cervatillo encandilado por los faros de un auto. Dispersa el humo y se mete dentro de nuevo, agachándose para recoger una camisa sin siquiera mirarla—. Lo siento, yo sólo necesitaba un descanso de humo. —Cuando se pone de pie, Louis cree que la luz de la computadora atrapa la humedad en las mejillas de Harry—. Estoy listo ahora, sin embargo, podemos ir con El. Ella parece de los que no toleran la tardanza.

Se traslada a empujar más allá de Louis y salir de la habitación, pero Louis lo detiene con una mano en el pecho. —Harry, ¿estás bien?

Louis mira a Harry cuidadosamente, observa mientras sus ojos se mueven alrededor en todas direcciones, cayendo en todo, menos sobre la cara de Louis.

—Estoy bien —dice, un poco sin aliento.

—Harry.

Harry suspira y se deja caer en la cama, Louis brilla en la luz mientras él imita a Harry, se acomoda de modo que estén a nivel cara a cara. En el amarillo de la luz artificial, los ojos de Harry, enrojecidos, todavía evitan a los de Louis.

—Me tomé una siesta, cuando fuiste a hablar con Lottie, y tuve un mal sueño —dice en voz baja.

Louis enrosca la mano en la suavidad de la camiseta de Harry. El corazón de Harry está latiendo demasiado rápido.

—¿Estabas tú, como... allá? —Louis le pregunta suavemente, con la voz apenas en un susurro.

Cuando Harry lo mira parece cincuenta años más viejo y cien veces más roto.

—Sí —dice, y entonces él se está dando vuelta, la cara en el colchón para amortiguar sus sollozos y sus hombros están temblando y Louis se rompe un poco, también.

—Shh, Haz, está bien, te tengo —promete, peina sus manos por el cabello de Harry y se agacha para presionar besos a sus hombros—. Tú estás aquí. Estás conmigo. Te tengo.

Harry no deja de llorar, pero una de sus manos se cierne alrededor de la de Louis, agarrando con tanta fuerza que Louis piensa que podría rompersela.

Unos minutos más tarde, un suave golpe en la puerta recuerda a Louis que Zayn fue quien lo mandó a buscar a Harry en primer lugar. Harry se entierra aún más en las sábanas, y Louis quita la mirada de los rizos en la nuca de Harry para ver a Liam irrumpir en la puerta, vestido con un snapback y sus cejas preocupadas.

—Pueden irse —Louis le dice en voz baja—. Dile a El que no estamos con ganas de salir esta noche.

Liam asiente, proyecta una última mirada preocupante a Harry, y se va, el sonido de la puerta principal cerrándose detrás de él y Zayn haciendo eco a través del pasillo después.

—Hay que ir con ellos, Lou —la voz de Harry es gruesa, pero sincera—. Sé que querías ir a bailar.

Louis quería ir a bailar. Quería sentir la música retumbar a través de sus huesos, quería una bebida que brillara de diferentes colores en las luces de neón, quería estar contra una pared de un cubículo de algún sucio sanitario, sintiéndose caliente por todas partes.

—Ya no —dice a la ligera, y aprieta la mano de Harry de nuevo para hacerle saber que él no está mintiendo en lo absoluto.

Another Hazy MayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora