—Vamos desnúdate sola, no miraré —le digo volteando y dejando mi corbata junto a mi chaqueta que estaba sobre la cama.
Ella solo se me queda mirando como si no entendiera lo que digo. Intenta quitarse el vestido sin éxito alguno, así que harto de ver ese espectáculo de borracha decido hacerlo yo mismo.
Es un vestido ajustado... la tomo del brazo entrándola a la bañera, me posiciono entre sus piernas tratando de mirar lo menos posible, y me doy cuenta que es cierto lo que dice el dicho <<no se le puede dejar todo al destino o al azar>> paso mi mano lentamente por el corto vestido y hago lo que la casualidad no quiso hacer en la fiesta, sus piernas son tan suaves como pensé, a pesar de que esta mojada con medio baso de limón y agua; sigo subiendo su vestido hasta llegar a ver su ropa interior, trago en seco al verla, encaje... lleva ropa interior de encaje rojo, con bordes negros, sigo subiendo el vestido y veo que con su sostén es un conjunto.
El encaje de su lencería es detallado, pero no puedo ni concentrarme en eso pues esta define muy bien su cuerpo, aunque más que definirlo lo resalta pues su cuerpo ya de por si esta... sus curvas parecen infinitas, sus piernas son largas y voluptuosas, y su cabello largo medio despeinado cae sobre sus hombros reafirmando un nuevo fetiche que acabo de descubrir.
Cuando en un movimiento ella abre la ducha cayendo agua sobre los dos;
—¡pero ¿Qué te pasa?! —grito al sentir el agua fría sobre mi cabeza y corriendo por mi ropa.
Aunque ella fue quien abrió la ducha, parece que el agua fría le hizo peor que a mí pues se levanta tiritando y lloriqueando por qué el agua está fría; cuando creo que se va a ir pues el agua ya le corrió el limón del cuerpo ella se levanta y se acerca a mi...
—¿Qué haces? —pregunto.
Ella no dice nada y se sigue acercando, haciendo que choque con la pared en el otro extremo de la bañera, su cuerpo mojado se frota contra el mío haciendo que una parte de mi cuerpo reaccione. Ella alza su mano tomando mi cara y poniéndose de puntas para alcanzarme, instintivamente me inclino a ella mezclando nuestros labios en un beso, su boca tiene sabor a limón y alcohol; a medida que el beso sigue se vuelve cada vez más apasionado, pasando de ligeros roses a estampadas rápidas y fugaces, su lengua se entrelaza con la mía, ella pasa de tomar mi cara a agarrar con fuerza mi nuca aferrándose a mí y a este beso, su entrepierna se roza con mi pene haciendo que cada vez se ponga más duro, la tomo por la cintura levantándola e intensificando aún más el beso, ella muerde suavemente mi labio inferior haciendo que pierda la cabeza por completo. La bajo bruscamente agarrándola por el cuello y pegándola a la pared, ella suelta un leve gemido al sentir mi mano agarrando con fuerza su cuello, nuevamente la beso con fuerza y nuestras respiraciones aceleradas son lo único que se escucha en todo el lugar, luego ella baja su mano a mi entrepierna sintiendo lo que he tratado de evitar que note.
—Estas muy duro aquí abajo —susurra a mi oído mientras lo frota.
—No deberías hacer eso —gruño sujetando con fuerza su mano—, te estas metiendo en algo de lo que no podrás salir.
Ella me mira con unos ojos llenos de lujuria que no sabía que podía hacer, sube su mano para tocar mis labios en señal de que me calle, luego va bajando su dedo lentamente por mi abdomen llegando al borde de mi camisa, desabotonándola desde abajo para volver a subir hasta mi pecho, y volver a bajar, esta vez sin camisa que le impida tocar directamente mi abdomen, pero esta vez va bajando completamente dejando que su respiración recorra mi cuerpo hasta llegar al cierre de mi pantalón, abriéndolo, sin más rodeos dejando a la vista mi bóxer para luego pasar su mano y frotar su cara contra mi pene aun con el bóxer y deja salir un suspiro caliente haciendo que mi piel se erice por completo.
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Placer y Pecado
RomanceElena Hoffman una estudiante universitaria de 19 años, consigue un empleo como asesora en administración de empresas del futuro heredero de una importante compañía, el sexy y excéntrico Maximiliano Walton, con una mirada tan seca y monótona que la...