Elena:
—oye, despierta, vamos tarde a nuestro vuelo —escuche a lo lejos una voz que se acercaba poco a poco.
¡Cierto! Anoche dormí con Maximiliano. bueno no solo dormimos... pero ya es de día y se hace tarde para tomar nuestro vuelo.
Fui a mi habitación recogí todas mis cosas y fui a recepción donde me esperaban Stuart y Maximiliano, cuando salimos estaban Harry, Daniel y Mary; estaban ahí para despedirse.
—fue todo un placer conocerte —Harry me abrazo, mientras Stuart traducía.
—echa paca muchacha, te me cuidas por ahí oíste —Daniel me dio otro abrazo.
Mary fue la última en despedirse.
—anda que me tienes que contar que paso con el gilipollas-bombón de tu jefe.
—eso es cuento para otro día —susurre.
—bueno, bueno, me encanto conocerte, si vuelves a Bélgica no dudes en llamarme y nos vamos por unos chupitos.
—no lo tienes que repetir.
Luego de eso nos marchamos al aeropuerto.
En el aeropuerto luego de todos los procedimientos subimos al avión, por fin volveré a mi casa... no sé por qué siento algo de melancolía por ya no estar con Maximiliano en habitaciones cerca o en la misma habitación, esta semana ha sido demasiado perfecta, y se siente algo mal que acabe, no sé qué pasará cuando volvamos ¿todo volverá a la normalidad? Solo sexo, no quiero que sea así, yo... quiero algo más.
¿Que quiero? No sé qué es lo que quiero con Maximiliano, pero sé que no es solo sexo, no puede ser que me guste, no tenemos tanto tiempo conociéndonos es imposible ¿verdad?
A ver Elena cálmate has pasado mucho tiempo con él es solo eso, no te puede gustar nada de él, ¿verdad?, si el me gustara ya lo hubiese notado, no es como si algo así pase desapercibido.
Así estuve un largo rato pensándolo y pensándolo, para cuando me di cuenta ya habíamos llegado a tierra, era hora de bajar; solo luego de sentir el piso del aeropuerto de mi país noté que el cambio de horario y el viaje en general me habían estropeado. Sentí como mi cuerpo luchaba contra el cansancio evitando no caerme; pero el ánimo me volvió al cuerpo cuando salimos pues me encontré de frente con Andrea quien muy al estilo de una película de Hollywood me esperaba con un cartel con mi nombre y un ramo de flores.
—¡Elii! —grito agitando su mano para que la vea— bienvenida a casa cariño.
—estoy agotada enserio —me apoye de su hombro mientras ella acariciaba mi cabeza.
Cierto, Maximiliano. Me levanté y me dirigí hacia el quien estaba a punto de subirse al auto donde lo vino a buscar su chofer.
—oye, hasta el martes —fue lo único que me salió decir.
—sí, descansa elena —dijo.
—tu igual.
El me miro extrañado y se montó en el auto.
—de hecho —mierda.
—¿de hecho? —pregunto.
¿Y ahora que digo? Piensa, piensa.
—me gusto salir contigo a conocer el lugar, y creo que cuando no estas en tu rol de jefe eres muy cálido, y fue lindo pasar tiempo juntos no solo en... la cama, en fin, descansa tú también, hasta mañana...el martes, hasta el martes.
Que carajo me pasa, cerré su puerta y fui a paso apresurado al carro de Andrea y me subí.
—arranca —pedí
—vámonos pues —arrancó
—rápido, tenemos mucho de qué hablar.
Eso fue suficiente para que acelere.
—La universidad sin ti fue muy aburrida —Andrea se ve bien.
—oye, ¿Jonathan no te ha molestado? —pregunte.
—sí, pero me he hecho muy amiga de Dani, Theo, y Líamm, aparte de Alejandro claro, ellos no me han dejado sola ni un momento; Dani se ha quedado algunas noches a dormir. Aprendí muchas cosas de ella ya que es psicóloga.
—eso me alivia —admití— cariño sé que eres grande y te sabes cuidar muy bien, pero enserio has tenido mucho por ahora, y no podía arriesgarme a que ese maldito idiota te haga algo, o a que por su culpa tengas un ataque de ansiedad y yo no esté ahí para ti por estar pasando tiempo con un tipo.
—alto ahí, de que tipo hablamos, ¡ooh! ¿te acostaste con tu jefe de nuevo?
—maldita seas, que aguda eres cuando quieres —refunfuñe.
—sí, soy muy aguda, ahora cuéntame todo —ordeno estacionando frente a nuestro edificio.
—bien, pasamos tiempo juntos, vimos la tele, fuimos al parque, y a la feria, nos subimos en una atracción que resulto ser el túnel del amor, tuvimos sexo, fuerte y salvaje; se comportó muy bien conmigo, aunque hubo una noche que fui a tomar algo y me fue a buscar como si tuviera derecho a ordenarme.
Entramos al apartamento y directo a la habitación.
—la pasamos muy bien, se sintió muy bien estar con él; pero en el avión de regreso empecé a sentirme mal.
—¡¿no me digas que tuviste nauseas?! —Andrea se exalto demás.
—obviamente no, tomo mis pastillas, aunque no usemos protección estoy protegida, aunque... si usamos. Pero no es eso —aclare.
—es solo que se sintió mal, pensé en que al volver ya no estaríamos tan cerca como en el viaje, y sentí que quería seguir así con el más tiempo con él. Fue raro y ahora no dejo de pensar en él.
—cariño, te gusta tu jefe —declaro Andrea con simpleza.
—no solo puedo decir que me gusta, necesito pruebas.
Andrea pensó por un momento que decir.
—bien, te hare unas preguntas y si respondes más negativas que positivas significa que te gusta —propuso.
—eso no es algo muy seguro o maduro, pero ya que —accedí.
—bien primera pregunta, piensas en el muy seguido últimamente?
Se lo acabo de decir...
—si —respondí.
—siguiente pregunta, ¿te hace reír más de lo normal?
Pues sonrió más de lo habitual cerca del así que supongo que es un sí.
—si —volví a responder.
—lo sigues con la mirada a donde va.
Pues a veces hasta voy yo a donde el esta así que es otro sí.
—también...
—te ilusionas con cualquier cosa que diga pensando que podría ser de ti.
Pues esta esa vez de su subasta...
—maldita sea también.
—y la última, pero no menos importante —hizo una pausa dramática— ¿disfrutas el sexo con el más que con cualquiera que lo hayas hecho antes?
—no puede ser, me gusta mi jefe...
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Placer y Pecado
RomanceElena Hoffman una estudiante universitaria de 19 años, consigue un empleo como asesora en administración de empresas del futuro heredero de una importante compañía, el sexy y excéntrico Maximiliano Walton, con una mirada tan seca y monótona que la...