Llegamos al hotel y por un momento nos detuvimos, no supimos a qué habitación debíamos ir.
vamos a mi habitación, ahí tengo condones —propuse.
Ella asintió y nos encaminamos a mi habitación.
Al entrar, la tensión entre los dos era palpable, sin demora fui a la gaveta al lado de mi cama y saqué unos condones, ella se paró detrás de mí, y al voltearme veo como se desabrocha lentamente su pantalón y me miro con unos ojos lujuriosos y llenos de deseo, la tome de la cintura y la arroje a la cama, termine de quitar sus pantalones dejándola solo con su blusón, ella soltó un jadeo al caer de golpe en la cama; su cuerpo es cada vez más erótico conforme lo veo, sus piernas abiertas rodeando mi cintura, su respiración agitada, y su abdomen semi descubierto por la anchura de su blusón. Pase mi mano lentamente por sus piernas hasta llegar a su abdomen, su piel se sentía muy cálida al tacto; esta mujer provoca cosas en mí que ni yo mismo sabía que podía sentir, la beso con gusto y sus labios rozan los míos con sensualidad. Ella sabe lo que hace tiene experiencia, sabe lo sensual que es y sabe utilizarlo a su favor.
en un movimiento se incorpora subiéndose sobre mí y besándome con una sensualidad aterradora. Me quita la playera y Pasa por mi cuerpo lentamente haciendo que mi piel se erice, en un momento como este dejaría que esta mujer me domine por completo.
Se levanta de encima de mí y sin dejarme pensar lo suficiente baja mi pantalón y deja al descubierto mí ya erecto pene, saca su lengua y lo lame con gusto, me mira con esos ojos que me vuelven loco, comienza a chuparlo lentamente y con eso ya me ha sacado del juego en este momento ya no puedo pensar en nada que no sea esta mujer, ella sabe lo que hace, y si sigue así yo seré quien no sabre lo que hará, su lengua da vueltas rozando la punta de mi pene y chupándolo suavemente mientras su mano se maniobra hábilmente en el resto, estoy al punto de perder la cordura con esta mujer, y antes de perderla la levanto de un tirón tirándola a la cama, comienzo a besarla con impaciencia y gusto, ella se deja ser, paso mis manos por sus senos con gusto mientras la beso, ella se agita nuevamente, tomo uno de sus pechos con mi boca y lamo con deleite sus pezones mientras la escucho jadear de placer, ella está cada vez más agitada, llevo mis manos a su intimidad y siento lo mojada que esta; bajo hasta su vagina, y la abro completamente de piernas, acerco mi boca a su vagina dejando salir un caliente suspiro en su entre pierna haciéndola jadear, entonces paso mi lengua suavemente por su vagina, con cuidado de no tocar su punto más sensible aun, paso mi lengua en círculos lentamente haciendo que su cuerpo se estremezca, ella gime de placer, y pasa sus manos por mi pelo con frustración, juego con mi legua en su vagina mientras la escucho gemir, la paso por el lugar donde pronto estará mi pene con delicia mientras siento como se va mojando cada vez más, subo lentamente y sin previo aviso paso mi lengua por su clítoris haciendo que tire de mi pelo con fuerza a la vez que suelta un gemido que se podría escuchar hasta la recepción, continuo mi camino y paseo mi lengua en círculos por el mismo lugar haciéndola estremecer, ella suelta unos gemidos cada vez más eróticos, toma mi cabeza sin pensarlo demasiado y me acerca a su boca besándome con desesperación, luego de besarme nota que acaba de sentir el sabor de su propia intimidad. Entonces la agarro del cuello y le digo al oído:
—voy a escribir mi nombre en los lugares más íntimos de tu cuerpo.
Ella que al parecer ya perdió la cordura me mira confundida. Entonces bajo nuevamente a su vagina y trazo con mi lengua en su clítoris cada una de las letras de mi nombre, haciendo que ella gima cada vez más fuerte,
—Ma...ximiliano, que... yo... ¡aah! —grita al sentir uno de mis dedos sumergiéndose en su empapada vagina.
ya estas lista para mí, muñeca —digo
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Placer y Pecado
RomansaElena Hoffman una estudiante universitaria de 19 años, consigue un empleo como asesora en administración de empresas del futuro heredero de una importante compañía, el sexy y excéntrico Maximiliano Walton, con una mirada tan seca y monótona que la...