Artemisa:
Bien, la siguiente visita fue un tanto incómoda.
Era una bonita tarde de verano en Tahlequah, Oklahoma. Había millones de estrellas en el cielo y las cigarras cantaban en los árboles. El calor se asentaba sobre las colinas onduladas. En la hierba brillaban las luciérnagas.
Había deseado aparecer donde estuviese Piper McLean. Acabé en la azotea de una modesta casa de labranza: la cada solariega de los McLean. En el borde de la azotea, dos personas se hallaban sentadas hombro con hombro, sus siluetas oscuras de espaldas a mí. Una se inclinó y besó a la otra.
Me sentí bastante incómoda en ese momento, tanto que empecé a brillar como el flash de una cámara y pasé sin querer de mi forma humana a la de Artemisa: doce años, uniforme de caza, piel clara y todo lo demás. Los dos tortolitos se volvieron para mirarme. Piper McLean estaba a la izquierda. A la derecha estaba sentada otra joven con el pelo moreno corto y un piercing de pedrería en la nariz que centelleaba en la oscuridad.
Piper desenlazó los dedos de los de la otra chica.
—Vaya, Artemisa. Qué oportuna.
—Ejem, perdón. Yo...
—¿Quién es ella?—preguntó la otra chica, probablemente confundida por la niña de doce años que brillaba como una lámpara plateada.
Piper lo pensó por un instante.
—Es...
—Soy hermana de Jason—respondí.
La otra chica hizo una mueca de comprensión, se volvió hacia Piper.
—¿Tu amigo que...?
Piper asintió con la cabeza.
—Sí... perdona, Shel. ¿Me disculpas un momento?
—Claro.
Piper se levantó y me llevó al otro lado de la azotea.
—Fue... bastante lindo que dijeras ser la hermana de Jason.
—Es la verdad—respondí—. El era mi hermano.
Ella asintió con la cabeza.
—Bueno, ¿qué te trae por aquí?
—Solo quería pasar para asegurarme de que las cosas te van bien—dije—. Y parece que sí.
Piper me dedicó un atisbo de sonrisa.
—Bueno, todavía es pronto.
—Estás en proceso.
—Exacto—dijo ella.
—Me alegro por ti.—Le aseguré—. ¿Y tu padre, cómo lo lleva?
—Sí, bueno... pasar de Hollywood a Tahlequah es un gran cambio. Pero parece que ha encontrado tranquilidad. Ya veremos. Me he enterado de que has vuelto al Olimpo. Enhorabuena.
No estaba segura de si procedía una felicitación, considerando mi inquietud general y mi sensación de falta de mérito, pero asentí con la cabeza. Le conté lo que había pasado con Nerón. Le relaté el funeral de Jason.
Ella se abrazó a si misma.
—Eso está bien—dijo—. Me alegro de que el Campamento Júpiter le hiciese justicia. Me alegro de que tú le hicieses justicia.
—Yo no sé nada de eso—dije.
Ella me posó la mano en el brazo.
—No lo has olvidado. Lo noto.
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Las pruebas de la luna: La Torre de Nerón
FanficFinalmente el viaje de la antigua diosa de la luna está por terminar, después de cuatro misiones mortales, la diosa se dirige a Manhattan para terminar con un último trabajo y recuperar su divinidad, o morir en el intento. La historia está completa...