Capitulo Trece

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—¡¿Qué tu qué?!

Era la tercera vez que escuchaba la misma pregunta en una sola llamada que había decidido hacer para salvar su pellejo. Quinn luego de no poder pegar un ojo en toda la noche, decidió que lo mejor era irse de allí lo antes posible. Sin que Rachel lo notara. ¿Con que cara la miraría cuando descubriese sus verdaderas intensiones? ¿Qué demonios hacia en el cuarto de Rachel Berry?

Eres una imbécil.

Ya lo sé.

De las grandes. Solo a ti se te ocurre aceptar su invitación.

Que yo recuerde, tú tampoco te has negado.

Sí, pero tú eres mi conciencia. Tú debes decirme que está bien o mal.

¿Puedes tranquilizarte? ¡Despertaras a Rachel!

¡Pues dejame en paz! ¡Estoy tratando de salir de esta cama en silencio! Deja que me concentre.

¡Oh mierda!

¡Carajo, carajo, carajo! ¡¿Cómo se apaga esta mierda?!

No alcanzó a deslizarse fuera de la cama cuando el despertador comenzó a sonar y una adormilada Rachel pasaba por encima de su cuerpo con los ojos cerrados para acabar con el escandaloso despertador.

Si. Rachel Berry estaba tumbada con la mitad de su cuerpo sobre Quinn Fabray, y no tenia intensiones de moverse de allí.

El aliento de la rubia quedó atrapado en su garganta al sentir como el brazo de la morena se aferraba a su cintura y buscaba comodidad en algún hueco contra su cuello. Aquello no podía estar pasando. Ni aquí, ni en otras vidas.

¡Mierda! ¡Ella nos está respirando en el cuello, Quinn! Haz algo.

Aferró su mano izquierda al borde del colchón para lograr hacer apoyo y salir de allí, pero Rachel y su balbuceo detuvo cualquier intento de huida nuevamente.

— Hmmm… no… no — Quinn abrió sus ojos de par en par. ¿Estaba gimiendo? — Dios, no… — Si. ¡Ella estaba gimiendo!

Juro que si me sacas de aquí iré todos los domingos a la iglesia y… dejare el tocino.

¡No! Cualquier cosa menos eso.

Lo dejare, lo juro. Ahora por favor…

Miró hacia el techo como si alguien allí arriba pudiera escucharla realmente. El corazón le retumbaba en sus oídos.

— Finn… no…

Ahogó un grito y giró de apoco su rostro para quitar a Rachel de su escondite. ¿Finn? ¿Quién demonios es Finn y porque se sentía decepcionada? ¿Quizá celosa?

— Yo… déjame… no. Quinn… — Suspiró.

¡Espera!. ¿Qué? ¿Acaso dijo nuestro nombre?

— Quinn… si…

La rubia abrió su boca y vio con sus propios ojos como Rachel parecía sonreír en sus sueños. Eso no podía ser cierto. Rachel no podía estar soñando con ella. Quizás estaba despierta y solo jugaba con ella…

—¿Rachel? — susurró suave probando a la morena. — ¿Estas despierta? — Movió suavemente su hombro.

Nada. Rachel dormía como una morsa tirada en la playa.

Reprimió sus ganas de tomarla en brazos y quedarse allí perdiendo la cordura. Reclamándola como suya. Era una estupidez.

Con cuidado y paciencia, tomó el cuerpo de la morena y lentamente lo dio vuelta en su sitio para liberarse al fin de ella. Agradecía haber visto aquel capitulo de Friends. Haciéndola, por fin, rodar sobre la cama Rachel sin problemas abrazo su propia almohada y le dio la espalda siguiendo con su dulce sueño.

AMOR A SEGUNDA VISTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora