Capitulo Veintiuno

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Tome el boceto entre mis dedos y le di el último vistazo en aquella mañana. Ni siquiera sé que sucedía conmigo o mi mente, pero de pronto el proyecto vino a mi cabeza y logre darle el cierre que tanto mi profesor como yo, buscábamos.

Pueden llamarme loca al tener a Quinn Fabray aun durmiendo en mi cama, pero nada había pasado luego de entrar en mi departamento. Bueno... unos besos y algunas caricias que debimos detener para no ir más allá. Era estúpido decir aquello, mas aun lo fue tras ver la cara de confusión en su rostro.

- ¿Es porque soy virgen?

Me preguntó temerosa y hasta confundida. Su pregunta me dejó muda por varios segundos, pero tras ver su incomodidad solo atine a arroparla entre mis brazos y dejar varios besos sobre su cabeza. Definitivamente era buena idea esperar.

Le explique que mis intensiones con ella iban más allá de una cama, y que no pretendía tener solo sexo con ella... que iba más allá. Abrió sus ojos asustada nuevamente y yo repase mentalmente mis palabras. Había sonado a algo muy serio, asique negué con mi cabeza y volví a explicarme.

- Solo quiero ir despacio. Ver que nos sucede. Darte lo que mereces... que pienses bien en tu primera vez. Y que por ahora quede entre nosotras.

Ella solo asintió tirándose contra mis labios para comenzar los desatados besos que comente con anterioridad y que nos llevaron hasta mi habitación, donde nuestras manos exploraron demás y debí de contenerme para cumplir mi palabra. Solo le deje a su disposición ilimitados pijamas decidiéndose por uno de ovejitas con nubes. Era mi preferido aparte de otro rayado que había elegido para mí. Simplemente nos miramos minutos antes de acostarnos en la cama, y su cabeza se acomodo en mi pecho antes de escuchar su respiración lenta.

Dormí poco pero a gusto. No era la primera vez que dormía a su lado teniendo en cuenta la vez que se quedo en casa, pero para ese entonces, mis ojos ni siquiera registraban cosas más allá de Finn Hudson.

Me sobresalte en mi sillón que daba a los grandes ventanales tras oír dos golpes en la puerta de entrada. El corazón se me subió a la garganta por el solo hecho de pensar que quizá Anastasia estaba detrás de ella.

Deje mis dibujos a un lado y atravesé rápidamente la sala echando un vistazo hacia el pasillo, tranquilizándome al no ver rastros de Quinn. La puerta aun permanecía cerrada.

- Hola cariño. Es bueno encontrarte despierta. - saludó dejando un beso en mi mejilla, pasando dentro sin esperar mi invitación. Solo abrí mi boca asombrada siguiéndolo con mi vista. Llevaba un maletín colgando de su hombro izquierdo y en su mano derecha una enorme bolsa de madera. - Te traje ensalada, no te preocupes - dice una vez que me decido a seguirlo. Él ya se encargaba de mostrarme como allí dentro traía comida.

- Espera, espera... - lo detuve rápidamente llegando a su lado, poniendo mi mano en su brazo - No puedes estar aquí. Debes irte, Kurt.

Frunció su ceño, miró a su alrededor, abrió sus ojos y luego volvió a fruncir su ceño en mi dirección cruzándose de brazos - Por tu bien espero que no sea Anastasia la que está aquí... - miró mis pintas. Aun llevaba mi pijama -...o peor aún, la que paso la noche contigo.

- Debes irte. - lo tome del brazo intentando empujarlo fuera de mi piso.

- ¡Rachel Berry, dime ya mismo con quien has dormido! - se zafa de mi agarre y corre hacia el pasillo pero rápidamente salto sobre él.

- ¡Es Quinn... es Quinn, es Quinn! - susurro en su oído deteniendo sus pasos. Aun permanezco sobre su espalda - ¡Shhh!

Gira su cabeza encontrándose con mi mirada sobre su hombro.

AMOR A SEGUNDA VISTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora