Ep 49: "Verdades (II)"

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Wei WuXian observaba atónito el rostro del mayor, queriendo decir algo, más las palabras no salían. ¿No se suponía que los ojos de Xiao XingChen estaban en Song Lan? Entonces... ¿Por que?

Pronto, Xue Yang se asomo por una esquina de la entrada, llamando la atención de los tres mayores sentados a la mesa.

Los mocosos están curados —Mencionó, restándole importancia y se sentó en la entrada, sacando un dulce de su túnica.

Wei WuXian dirigió nuevamente su mirada a Xiao, consideraba que este debía odiarle, recordaba los recuerdos de aquella falsa A-Qing, sabiendo que no todo lo que vio era falso.

Entiendo que estén confundidos; permitanme contarles la verd--

—No puedes. —Sentenció Xue Yang, ganándose la mirada de todos nuevamente Todo lo que involucre su existencia no puede ser contado; menos a los rectos Lan, y a ese loco. —Escupió con odio, y resentimiento, pues muy profundamente, Xue Yang odiaba que los Lan se hubieran llevado a Yue de su lado.

A-Yang —Hablo Xiao, haciendo que el rostro del menor se ruborizase levemente, al no esperarse ser llamado así frente a "desconocidos" por su "tutor"— Se menos hostil. Ve a ver como se encuentra el pequeño A-Liu —Le sonrió, convenciéndole rápidamente de marcharse, pues Xue Yang reconocía ese tipo de sonrisas, advertencias silenciosas que solo el entendía.

Entonces, Xiao dirigió nuevamente la mirada a los contrarios, y con calma, escucho las dudas y las preguntas que Wei WuXian soltó de golpe, contestando todas y cada una de estas.

Mientras tanto, Xue Yang miro a Yue desde la entrada de la habitación, ser cuidado y atendido por Song Lan y la campesina desconocida.

Aquella escena era fresca para el. Ignorando a la menor, la había vivido con anterioridad, recordando aquella ocasión al perderse en sus pensamientos.

Los años no habían pasado en vano, Yue había aprendido mucho en el proceso, conocía técnicas que antes ni de broma sabría como funcionaban, sin embargó seguía siendo muy inexperto en muchas cosas, entre ellas, la interacción social. No podía decirse que Yue fuere un retraído social, sino, que quien lo viera lo señalaría con el dedo por sus facciones femeninas, por sus ojos platinados casi blancos y que no fuere ciego pese a tener la característica de uno.

Los ojos de los demás siempre se posaban en el, algunos con burla, otros con despreció, si "su propia gente" lo odiaba, ¿Como podría amistarse con alguien?

Nadie extrañaría cuando el no estará, eran las ideas que inundaban su pequeña mente de tan solo 9 años, pero no fue capaz de reflexionar esa idea cuando se vio envuelto en un accidente más, las desgracia abundan y con ellas, los problemas, para desgracia, valga la redundancia de Yue, dichas situaciones eran su pan diario.

Cuando aquella espada se enterró en su pierna atándolo a la madera, cuando escucho esa putrefacta risa y vio su rostro una vez, confirmando que ambos sabían que seguían vivos, cuando se marcho prendiendo en llamas la casa de sus abuelos y escucho los gritos de los mayores fuera, llamándolo, trato de moverse, pero aquella arma que lo enganchaba al suelo se lo impedía.

No podía luchar.

No podía continuar.

No quería hacerlo.

Pero su mente no término de divagar cuando un estruendoso golpe y una voz que reconocería hasta el fin del mundo lo llamó, haciéndolo entrar en razón, y pese a querer gritar, la voz no salía de su garganta, el dolor y el miedo eran lo que forzaban a su corazón a seguir latiendo y a su mente, pérdida y herida, a buscar consuelo y ayuda. Su voz retumbó por todo el lugar, gritaba si nombre, golpeaba y derrumbaba puertas, hasta que llego a la habitación donde la escena frente a sus ojos destruyo mas su herido y "podrido" corazón.

Afuera no era mejor, los abuelos lloraban en angustia y miedo, no les importaba que el incendio los dejaría en la calle y sin trabajo, ¡su nieto estaba adentro! Su pequeño nieto estaba durmiendo la siesta cuando ellos salieron a comprar unas cosas y al volver, todo era llamas, los pueblerinos no los dejaron acercarse más, solo podían llorar y gritar por ayuda, porque alguien lo salvara o porque el no estuviera dentro de la casa.

Cuando los gritos tocaron su corazón, uno de los adolescentes de la zona corrió hasta la casa de ataúdes gritando por la ayuda de Xue Yang, sin saber que al llegar los encontraría a el, al Daozhang Xiao y a aquel transeúnte que pasaba por el pueblo discutiendo, mientras que Xiao pedía bajasen sus armas, los contrarios se apuntaban con el deseo latente de matarse.

Pero eso no le importó.

¡YangGi! —Grito el muchacho con terror, y Xue Yang le miro, confuso, pues nadie solía buscarlo a menos que fuere de gravedad, y nunca hubo tal cosa— Hay un i-incendio, l-la casa, la casa de los abuelos —Su respiración agitada no le dejaba hablar del todo bien, pero a más escuchaba entre jadeos, los ojos de Xue se enchicaban y su respiración paraba paulatinamente.

¿Donde esta LiuXian? —Pregunto, pues sabía ya gracias a la mención del niño que los abuelos estaban a salvo, la mirada que el menor le regalo, tan triste y asustada termino por confirmar sus sospechas dejando caer la espada sin cuidado, la sorpresa y el terror que se dibujo en su rostro sorprendió incluso a A-Qing qué miraba entre los arbustos y a Song Lan aunque este no demostró tal sentimiento.

Sigue adentro —.

Alguien, por favor ¿¡puede pensar en los niños!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora