Ep50: Dulces de miel.

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Sus pasos no se detuvieron ni un poco, no importaba la falta de aire en sus pulmones ni los gritos a sus espaldas, mientras más se acercaban al pueblo el humo advertía que aquel incendio no reducía mas que las esperanzas de que el menor siguiere con vida.

No tuvieron forma de detenerle, Xue Yang había atravesado la puerta con la fuerza de su cuerpo; rompiéndola y se adentró entre las llamas gritando su nombre, la histeria y el miedo presentes en su voz fueron aletargandose cuando, finalmente, tras abrir la última puerta, se encontró con el menor tratando de arrastrarse a la salida, con una espada clavada y derritiéndose en su pierna, Xue Yang no tuvo más opción que sacarlo con todo y espada, pues al solo rozarla podía notar lo imposible que sería extraerla en esos momentos, con ello, sumaba que el fuego hacia crujir las maderas del suelo a su alrededor, lo único que pudo hacer fue sujetarle en brazos y en una medida desesperada, cubrirlo con su cuerpo antes de atravesar la pared frente a ellos.

Rodó contra el suelo, hiriéndose y se aferro al menor para protegerlo, la voz de los ajenos lo aturdió incluso más, pero su mente solo podía centrarse en el cuerpo tembloroso y adolorido entre sus brazos; le recosto en el suelo, sujetando su rostro y finalmente pudo examinar mejor aquella herida.

¡Traiganme a LuZao-jun! —Grito alterado y aquel pequeño que corrió a buscarlo no tardo en correr nuevamente.

YangGi —Murmuro el pequeño Yue. Aferrado a su manga tratando de respirar aire puro, su cuerpo temblaba y su mente estaba aterrada, no sentía el dolor, pero si el temor de aquel sujeto— Los dulces de miel, el —Su voz se cortó y solo pudo soltar un quejido, su cuerpo estaba mandando alertas de lo que ocurría, pero el no era capaz de sentirlo.

Yang miro su pierna nuevamente; eso había sido un ataque premeditado, y solo un nombre vino a su mente, pese a lo imposible que podía ser.

Tengo que retirarla —Menciono, refiriéndose a la espada cuya hoja se había derretido sutilmente en su zona, observó a los presentes, gritándoles que le trajesen agua fría, debía enfriar dicha arma antes de retirarla, pues esta seguía derritiéndose en su interior, poco, nada, y menos le importaba estar siendo observado por aquellos cultivadores y la niña— Yue, estarás bien —Soltó sin pensarlo, y el menor sintió su corazón hundirse más.

Yang lo sabía.

Sabía que era el.

El dolor de su pecho era peor que el de su cuerpo.

Cuando aquellos vendedores llegaron con botes llenos de agua, Yang ni se dio tiempo a pensarlo antes de pedirle a uno que vertiera el primero sobre la pierna de Yue; la espada soltó un chirriante sonido ante el contacto con agua fría, y antes de poder pensarlo, Yang pidió que vertieran el segundo, al mismo tiempo que el agua cayo sobre sus cuerpos, el mayor retiro con rapideza el arma, lanzándola lejos; el grito que Yue soltó combinado con el ardor de su cuerpo solo motivo al asesino a abrazarlo, en una medida desesperada de calmarlo, mas sus intentos fueron en vano cuando el menor, entre los delirios de estarse desangrando y el shock de la verdad, comenzó a gritar y tratar de alejarlo con sutiles golpes, momento exacto en el que LuZao-Jun llegó, y Xue Yang no hizo mas que aferrarse a su hermano, poniéndose de pie, el miedo y el pánico lo llevaron a tratar de caminar, con la pesadez de sus ropas mojadas, sus heridas no atendidas ante la batalla con Song Lan y haber caído de un segundo piso tras destruir una pared, incluso el tiempo que se expuso al fuego y cenizas lo llevaron a tropezar siendo sujetado por el médico.

— ¡Se esta d-desangrando, esta herido, LuZao, debemos ir rápido! —La desesperación era obvia para todos, incluso si trataron de ayudarlo, Xue Yang ni permitió que nadie lo tocase menos aquel doctor. Quien no midió mas palabras antes de sujetar a Xue Yang y cargarle en brazos junto a su "hijo", y se dirigió nuevamente a su centro médico en dicho pueblo; no tardo en ser seguido por un preocupado Xiao XingChen, A-Qing, y un "desinteresado" Song Lan.

El resto de la tarde fue difícil para todos, LuZao tenía que atender de nueva cuenta a su pequeño por desangramiento, intoxicación ante la cantidad insana de humo que respiro y agravantes externos que ninguno fue capaz de ver antes, a un Xue Yang reacio de recibir dicha ayuda y quien sin embargo no sólo aspiro humo y cenizas, dichas toxinas también inundaron sus ojos, por lo que corría riesgo de quedar ciego, así como también soportar a dos cultivadores discutiendo sobre Xue Yang, y a la jiven A-Qing tratando de ayudar estorbando más.

— ¡Suficiente! —Grito el médico con notoria molestia— Xue Yang, ponte la maldita venda húmeda en los ojos o te juro que lo haré yo, y no seré gentil —El asesino tembló sutilmente y obedeció preso aun del miedo por el estado sin mejorías de su hermano— Soy el custodio de Xue Yang, el es mi responsabilidad como lo es mi hijo, así que los quiero a ustedes tres fuera de aquí ahora, Yi City no necesita extranjeros molestos y entrometidos. Desde que usted llego, Xiao XingChen, todo ha sido un caos, larguense de mi casa ahora o callense de una maldita vez —la irá de un hombre calmado fue lo suficiente para asustar a A-Qing y hacer que Xiao XingChen se disculpase.

Song Lan guardo silencio solamente pues se encontraba interesado en el estado de salud del menor, y así mismo, quería entender porque aquel lugar protegía a dicho asesino, porque ese médico, sabiendo quien era, le permitía vivir con libertad absoluta en ese lugar.

Alguien, por favor ¿¡puede pensar en los niños!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora