17. El Ojo de la Tormenta.

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En las faldas de la montaña, Inma y compañía se acercan cada vez más al lugar donde los aguarda el ojo de tormenta, objeto místico que le daría a su reclamador un incremento de poder considerable y un control absoluto sobre el clima; claro, si supera cada una de las pruebas.

Jack e Inma platicaban sobre sobre cosas vánales en sí.

–Te lo digo, que a los tomates le salgan pelos después de días al sol no significan que sean animales.

–Si no es así, entonces por que empiezan a caminar y a comer ¿eh?

–Eh ... bueno, eso no pasa en mis lares. No volveré a comer tomates de aquí.

Desde ya hace unos minutos los copos de nieve se intensificaron. Aquel copo de antes, más que un recordatorio de una canción que ya no les pertenecía, era el preludio de una nevada, el clima cambio conforme se acercaban a la montaña. Está, montaña blanca es, lugar de bajas temperatura, en sus alrededores no hay más que nieve, rocas y unos cuantos pinos que se adaptaron al ambiente.

Los viajeros ya habían logrado atravesar las llanuras y ahora suben por las laderas de la montaña, ascendiendo más y más.

–Vaya, el frio se vuelve más intenso, una vez más me alegro de traer este abrigo y mi capa siii– dice Inma abrazándose a sí misma.

–Sí, hace más frio. Pero no siento tanto como anoche.

–Bueno, tú tienes también con que ... espera ¿Qué le paso a tu capa? – pregunto Inma al percatarse del trapo roto colgando del cuello de Jack.

–Oouu sobre eso ... veras. Lo que paso fue que el disqué caballero me había sujetado por la capa y así que ... tuve que cortarla para zafarme. Lo siento – dijo el muchacho

Inma se lamentó –Ayy rayos, y se te veía tan bien ¿En serio tenías que romperla? Bueno, no tenías opción, te hare otra cuando volvamos ¿Y cómo te cubrirás del frió ahora?

–Como te dije. No tengo mucho frio, es extraño. De hecho, hasta lo disfruto. Sabes, hace mucho tiempo que no veía nieve. Casi nunca nieva en La Concordia, solo en tres ocasiones lo ha hecho y disfrutaba mucho jugar en la nieve (Claro, no podía faltar el bendito trabajo, mi ocupación era quitarla del camino con una pala). Además, si llego a sentir mucho frió, me meteré en el bolso de tu abrigo. Ves, todo está bien.

Inma suelta una risita.

–¿Qué pasa? – le pregunta el muchachito.

–Ju ju ju No puedes despegarte de mí, cierto ju ju ju

–Oye, no alardees ... más bien, no sé de qué hablas– contesta Jack.

–Pero si tú mismo lo dijiste ayer cuando ...

–¡Chicos, alto! – les dice Petra de repente –Ocultémonos.

La gansa sujeta con su pico una parte del abrigo de Inma, jalándola para que la siguiera detrás de una formación de rocas.

–¿Qué pasa? – pregunta Inma.

–Shhhh– le contesta Petra susurrando.

Jack hablando en tono más bajo, le pregunta también –¿Qué ocurre, Petra?

La gansa señala con un ala hacia una dirección en particular y le contesta en voz baja.

–Algo nada bueno, me temo ¿Por qué de todos los lugares, tenía que estar uno aquí?

Inma y Jack se asoman con cuidado para ver qué es lo que inquieta al ave. Se quedan igual que ella al darse cuenta de que se trata; un enorme dragón rojo se encuentra echado en la entrada de una cueva. Tal como un perro guardián, el reptil estaba acostado sobre sus patas delanteras cruzadas, pero levantó su cabeza al escuchar un ruido.

Gigantic: The Storm's Eye.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora