Gigantic: The Storm's Eye.

23. Feebus, el conquistador.

El camino puede ser muy importante, incluso más que el destino. No, el destino lo es más de hecho. Porque si el destino no llega a ser del todo favorable, el camino no sirvió entonces. Las desviaciones pueden tener muchas consecuencias ... y hay que afrontarlas.

Un fraile montado en un burro se dirige a San Miguel. Escribe algo en un papel, muerde la pluma pensando en lo siguiente, haciendo memoria de lo que tenía que reportar.

En el papel puede leerse...

A las autoridades de nuestra noble y santa orden.

El mundo es un lugar misterioso y cada día descubrimos más cosas que lo vuelven un sitio más enigmático. Gracias a nuestro juicio siempre hemos logrado diferenciar que puede ser una maravilla, un milagro y lo que podría ser una maldición, una amenaza. El tallo representa una gran amenaza. Si recordáis los antiguos relatos, sabrán que ... no hay nada sobre ella, por lo que la naturaleza de esta siendo desconocida puede resultar en un gran peligro. Su altura es la exacta para conectar a las nubes y algo que exista más allá de estas. Se rumorea que alguien ya subió y si no tomamos las medidas correspondientes, algo más podría bajar de ahí. Solicito a la orden y al gobierno del sector en donde se encuentra dicha planta y al de San miguel, la autorización para derribar el tallo y comenzar una búsqueda para dar con quien o quienes tengan que ver con la aparición de esa planta. Espero que estas acciones se lleven a cabo en tiempo y forma, porque mucho me temo que acontezca una tragedia tal cual sacudió a esta tierra y al mundo hace siglos si no hacemos algo ahora mismo. Porque tal vez ellos ya ...

El burro comenzó a mostrarse inquieto

–Pero ¿Qué pasáis? ¡Ho Hooo bestia, calmaos! ¿Seguís asustado por el temblor de hace unos momentos? – El hombre intenta calmarlo, pero en eso nota que el suelo tiembla. Voltea a mirar hacia atrás –¿Y la planta gigante ... y como no me di cuenta de su ausencia antes? – y ve con horror algo que solo tendría presencia en las historias que los curas cuentan y en la imaginación más disparatada de algún loco.

–¡¡Oh Dios santo!! ¡Que tu poder y misericordia nos socorra!

Y comienza a galopar con velocidad hacia el pueblo, gritando a los cuatro vientos y a quienes se encuentra en el camino

–¡¡GIGANTES!! ¡¡Los gigantes volvieron!! ¡¡GIGANTES!!

Un grupo número de nubes tormentosas acompaña a los invasores desde el cielo. La tierra tiembla a cada paso que los gigantes dan. Acercando más y más a su destino. Seguros de sí mismo, seguros de ser la máxima fuerza en ese mundo. Perciben algo familiar en el ambiente a pesar de ser la primera vez que pisan ese terreno. Quizás la sangre heredara de muchas generaciones guarda la memoria de aquellos que formaron parte de la primera oleada hace siglos. Recorren el mismo camino solitario que Jack tomo, a diferencia de él, se mueven con más rapidez. San Miguel en si no es tan lejano como al joven Linnear le pareció en un principio. Su lento y desanimado andar le hizo parecer una eternidad el llegar a aquella ciudad. Pero para los gigantes, con tremendas zancadas y con un entusiasmo más grande que la vida, ese tramo no era nada.

Pronto en el paisaje comienzan a verse algunas casas. Feebus hubiera querido detenerse a asustar a la gente que estuviese dentro de ellas, pero sabiendo que un pez más gordo lo espera más adelante, se abstiene de eso.

Fuberg y Fogel miran con curiosidad todo a su alrededor. Fascinados por lo que podrían hacer, pero perturbados por el hecho de que no volverían a casa ¿Podrían acostumbrarse a ese mundo? ¿Habría alguna forma de volver, algún otro camino? Ninguno de los dos sabía la respuesta y no esperan que su líder Feebus les responda. Solo les queda seguirlo con lealtad y dejarse llevar por sus propias ambiciones. Porque de algo sí podrían estar de acuerdo; entre los humanos, ellos serían temidos y tratados como reyes.