18. Memorias a la vista.

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Al llegar la noche, los tres contemplan la fogata que Inma hizo, acamparían una vez más. Estaban muy a gusto hasta que Jack pregunto –Oigan ¿Es seguro hacer una fogata en este lugar?

Petra responde la duda del chico –Totalmente, aquí no hay peligro alguno. Aunque ... recuerdo que decía algo acerca de que había ...

–¡¡O pero que!! – exclamo Inma asustada de repente –¡¡Corre ... digo ... vuela, Petra!! – tomo a Jack rápidamente y salió corriendo, con Petra tomando vuelo detrás de ella al darse cuenta de que un gran oso se acercaba a ellos.

Después de una breve persecución, los tres estaban sentados alrededor de otra fogata bajo un roble, cansados de huir del enorme animal.

–Ahora si estamos seguros, a los osos no les gusta estar cerca de esos hongos de Modrig, su olor les resulta desagradable– dice el ave refiriéndose a unos hongos color amarillo que forman un semicírculo, interponiéndose entre el animal y ellos. El oso los miraba triste, había perdido su cena. Decepcionado, este se interna en el bosque.

–Hurra por los hongos– dijo Inma.

Jack revisa el interior del bolso de la princesa –¿Ya no hay más vegetales?

–Habían, pero no duraron, se...

– Si, ya me di cuenta – dice el muchacho tapándose la nariz. Inma había tirado los vegetales que se echaron a perder, pero permanecía el mal olor. Los tres suspiran resignados.

–Mañana en la mañana buscaremos un árbol de manzanas o ¿Por qué no pescamos? – propuso Jack.

–¿Y con qué? No trajimos redes o caña. Y que usamos de carnada ¿A ti? – dijo Petra. Inma se aguantó la risa de tan solo ver la cara que Jack puso.

Después de un largo rato, los tres estaban contemplando el cielo estrellado ... y aguantando el hambre.

–¿Cansada, amiga emplumada? – dijo Jack acariciando el ala de Petra

–Hoy volé mucho ... mucho, gracias a ti, amiguito– responde la gansa dándole un suave empujón amigable con el pico.

Jack se ríe –Lo siento. Lo del bosque petrificado y luego en las llanuras. Me entusiasme de más. Es el sueño de todo humano el poder volar como los pájaros.

–¿Ah sí? Es comprensible. Así que todos los humanos quieren volar como nosotros las aves.

–La mayoría sí. Bueno, disculpa.

–No, no– le detuvo Petra –Olvídate de eso. Debo agradecerte por algo de hecho. Yo soy la mayor aquí, yo debía darle palabras de aliento a la princesa y tu siendo solo un niño le ayudaste a recuperar su voluntad. Debí ser más útil para ella, pero tú lo fuiste más, lo has hecho muy bien. Te felicito, Jack.

Jack quedo conmovido.

–Es como si fueras ya alguien maduro, un adulto, a pesar de tu temprana edad.

El niño Linnear suspiro.

–Oh lo lamento. No recordaba que ... que torpe soy.

–No hay problema. Solo descansa, que duermas bien– Jack acaricia la frente de Petra y se va. Él le debía más a Petra de lo que ella podía imaginar. De no ser por su llegada muchas cosas hubieran seguido igual. Inma y Jack en su ciclo del gato y el ratón. Jamás se hubieran logrado abrirse tanto en confianza para contar mucho sobre él y la princesa lo mismo. La gansa había ayudado al vínculo de ambos.

Jack se sienta al lado de Inma. Aprovecha la luz del cálido fuego para hacer algunas anotaciones en su libro. No había hecho nada de cartografía como había dicho, nada sino describiendo parte del camino, el incidente con los Storm Giants y sobre el misterioso cristal de los gigantes.

Gigantic: The Storm's Eye.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora