28. Érase una vez Jack e Inma.

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Hace muchos años, cuando el mundo era joven y todas las cosas parecían buenas, vivía en el campo un niño llamado Jack ... Hubo una vez un chico granjero, a quien su madre lo mando a vender una vaca ... había una vez una niña que encontró a un diminuto joven en el campo ... a su hogar le prometió ayudarle a regresar ... un hombrecito ante la princesa llego ... un chico llamado Jack ... y a un anciano la vaca le ofreció en venta y este a cambio le pago con tres simples frijoles ... Los malvados Gigantes de la Tormenta su camino iban a obstaculizar... ¿Frijoles? Frijoles mágicos ... ¿Y se lo creyó? Bueno, él no era muy listo que digamos ... y su madre muy molesta arrojo los frijoles por la ventana ... pero un gigantesco tallo de judías surgió de la tierra ... Así que a un humano ocultaste todo este tiempo le dijo su padre ... ¿Jack? mejor llamémosle Juanito, sí, Juanito y las habichuelas mágicas ... una amable mujer se compadeció del joven y comida le brindo ... nosotros le seguiremos llamando Jack...Jack Springer...y que todo pasaba en Inglaterra ... y que no era un gigante, sino un ogro ... muy bien Hans ... Fi Fai Fo Fu ... huelo la sangre de un joven ingles ... un arpa mágica dorada y un ganso que ponía huevos de oro encontró ... ¿o era una gallina? ... el chico subió tres veces y en las tres veces se robó algo del castillo del gigante ... el tallo corto y el gigante de las alturas al suelo cayo ... y a su hogar al humano llevo y su mundo juntos exploraron ... y la guerra finalizo.

La historia de Jack se iba narrando entre todos los asistentes a la fiesta y los gigantes narraban la historia desde la perspectiva de Inma. Así la historia se iría modificando cada vez que era contada hasta ser diferente a como fue, así hasta con el pasar del tiempo hasta que la historia original fuera un total misterio. Pero en la realidad también había muchos misterios más, pues al parecer muchos gigantes antes habían logrado llegar al mundo humano tiempo después de la primera gran oleada, encontrando accidentalmente el camino a ese mundo, pero perdiendo todo rastro de este paulatinamente. Igual se llegaba a creer que algunos humanos habían llegado de forma accidental al mundo sobre las nubes. Por eso muchas costumbres, lenguas, técnicas, vestimentas y cultura eran tan similares con tan solo 100 años de atraso a los humanos. De caminos misteriosos se hablaban, caminos que aparecían de la nada y así mismo desaparecían. De alguna forma, nunca se había perdido contacto con el mundo humano, pero fueron Jack e Inma quienes abrieron una puerta permanente entre ambos mundos. Los gigantes y humanos seguirían aprendiendo unos de otros. Pero ¿Habría respeto entre ambas razas o de nuevo pasaría una tragedia? Por el momento todo estaba en calma.


Pero mientras eso apenas comenzaba, la celebración a Inma continuaba, por su cumpleaños número 12. La niña princesa presumía el alcanzar a Jack en edad, pero al año siguiente el chico tomaría la delantera una vez más.

Después de la coronación, todo mundo está en gran convivencia, menos Jack quien da un paseo en solitario con su guitarra en mano, caminando encima de una pequeña barda. Después de vagar por un rato se detiene para sentarse y afinar su guitarra.

Inma se había quedado a platicar con varios niños de la aldea y Jack la había dejado para que ella pudiera empezar a tener más confianza y contacto con ellos. A lo lejos podía verla conviviendo con sus súbditos iguales de edad. La princesa se veía alegre, por fin pasando el tiempo con los demás niños, sin esa barrera de miedo que la separaba del resto. Aquella niña retraída pero orgullosa ahora se veía plena y con mucha confianza, sin temor a parecer intimidante ante los demás.

Sin embargo, un sentimiento extraño surgía en el al ver a los chicos gigantes. Estos no se veían nada feos e Inma parecía notarlo.

"Mmm serán candidatos a ser futuros reyes" pensó nervioso y solo soltó una risita seca. Le gustaba ver feliz a su amiga, pero esa sensación le inquietaba ¿Acaso eran celos? se preguntaba el joven. Era su única amiga claro, era natural que los sintiera, eso se decía para tranquilizarse. Fuera de eso, se sentía satisfecho, había logrado parte de su deseo de explorar y además había unido a dos mundos. Solo tocaba su guitarra, objeto que había dejado de ser ordinaria. Para Jack en realidad nunca había sido así, ese instrumento musical era especial, la había acompañado en sus momentos más gratos y lo no tan gratos. Pero ahora era mucho más especial ya que el poder del arpa mágica se encontraba en su interior. Afortunadamente el poder de esta emanaba a voluntad de Jack al contrario del arpa, de lo contrario el chico estaría todo el tiempo rodeado de abundante flora. Jack suspira y contempla el escenario frente a él. 

Gigantic: The Storm's Eye.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora