27. Ceremonia en Mazurgian.

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Tres meses después (no semanas como esperaba) Jack se estaba vistiendo, arreglándose de manera elegante y formal, pues justo ese día asistirá a una ceremonia muy importante. Porta un fino saco rojo rubí de manga larga, del mismo color que su adorada camisa y un pantalón negro. Se peina hacia atrás y está por colocarse un sombrero, pero se abstiene.

–No, eso no va conmigo.

Jack sale del cuarto, cierra la puerta y baja las escaleras para llegar a la sala y encontrarse con su madre. Doña Elena con un vestido de holanes largo purpura manga larga.

–¿Ya estás listo, hijo? No debemos ser impuntuales

–Mama, faltan cinco horas para que comience– le responde a su madre.

–No importa, es mejor estar antes de la hora para evitar retrasos.

En eso la tierra tiembla, oyéndose pasos ruidosos.

–Creo que ya llegaron por nosotros, mamá.

Jack abre la puerta y se encuentra con Faustus. Este no usa su acostumbrada armadura, sino que ahora llegó bien ataviado con una casaca azul, una rosa roja en el bolsillo de esta y mallas blancas, peinado de cola de caballo y botas negras.

–Hola, Sir Faustus

–Buen día, joven Linnear– responde cortésmente –Veo que ya está listo.

–Así es ¿Usted nos llevara?

–Ah este...bueno yo...

Doña Elena sale y el rostro de Faustus se ilumina.

–Bu...buenos días, Doña Elena. Luce usted radiante– dice haciendo un leve ademan de cortesía.

–Oh Sir Faustus, me halaga. Podéis llamarme Elena solamente, caballero.

–Agradezco tal honor. Espero no importunarla

–Oh para nada– respondió Elena sonrojada.

Jack se extraña, pero la llegada de Petra lo distrae de ello. La gansa aterriza frente a la casa.

–¡¿Qué tal, chico?!

–Hola, Petra. Pensé que te vería allá arriba.

La gansa en su lomo ahora porta una silla de montar, adecuada para el uso de Jack.

–Aun no puedo creer que haya aceptado usar esto. Me siento como un caballo.

–Creí que ya te habías acostumbrado. Pero recuerda, volamos juntos, no soy tu jinete.

–Sí, si, como no. Ya me creí ese cuento tú dirás. Sube ya, chico.

El ave ve que Faustus y Elena conversan, soltando unas risitas de vez en cuando.

–¿Y ellos que hacen?

–Yo...no lo sé. Mamá ¿No vendrán?

Doña Elena le responde –Si hijo, allá los alcanzamos.

–No se preocupe, joven caballero Jack. Yo la llevare a tiempo. Ella está en buenas manos– le secundo el caballero.

–Exacto je je no te preocupes, allá nos vemos

Y se vuelven a ver sonriéndose mutuamente, conversando de quien sabe qué.

–Okey...como quieran– contesta Jack extrañado.

–Que se traen tu madre y Faustus, ¿eh?

–No tengo ni idea. Como sea, vámonos ¡Hasta luego Charly!

Gigantic: The Storm's Eye.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora