❄️Capitulo 3

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Situación incómoda.


No dormí en toda la noche.

No pude después del pequeño beso que me dio Nick.

¿Será que lo recuerda?

Espero que no, no quiero tener que hablar de ese tema con el.

El sol entra por mi ventana «la cual olvidé cerrar» dando directo a la cara  de Nick, empieza a removerse y estirarse en la cama yo por mi parte me encojo en mi lugar pegando mis rodilla a mi pecho mientras miro el instagram.

Trato de evitar su mirada porque se que ahora mismo me está viendo y se que quiere decirme algo lo presiento pero no dice nada. O bueno si.

—¿qué hora es?— su voz es más ronca que de costumbre.

Dios, es pecado caer en tentación, es pecado caer en tentación...

—son las siete de la mañana— trato de que mi voz se oiga lo más indiferente posible y aún no puedo verlo.

De hecho en mi celular solo veo y repito el video de un gato en un árbol, el se levanta de la cama haciendo que el resorte se jale un poco a su lado y para mí suerte, mi subconsciente hace que voltee la mirada para verlo.

JODER...

Su cabello está desordenado, su camisa blanca está desabotonada dejando ver su abdomen pálido y  semi-marcado, el pantalón del uniforme negro se le ha bajado un poco y deja ver la leve V que se le marca en la pelvis, su suéter al igual que el mío está colgando en el resorte de las esposas, sus pupilas están dilatada; eso hace que sus ojos se vean aún más negros y sus labios que estaban resecos se los humedece al instante.

Lo odio.

Lo amas.

Calla conciencia mía.

—deja de verme así o pondré una denuncia por acoso odiosa— da una sonrisa ladina y su voz hace que rápidamente desvíe mi mirada de nuevo al video del gato.

—no te estaba viendo creído.

Siento su mirada aún en mi mientras yo veo por quentijesima vez el video del gato.

—¿qué me ves?— preguntó a la defensiva viéndolo.

—pareces un chango recién parido— suelta con un tono de burla.

Le lanzó un cojín en la cara —idiota.

Ruedo por la cama para estar a su lado y dejar de estirar tanto el resorte.

Me levanto y noto que no es tan alto como creía o talvez yo no soy tan bajita, le llegó justo a la punta de la nariz. Mi vista es traicionera y de nuevo bajo la mirada a su pecho, no tarda mucho pues el comienza a abotonar su camisa y a ponerse el suéter, lo mismo que hago yo.

Ambos nos acercamos al espejo de cuerpo entero que tengo pegado en la puerta para arreglar nuestro cabello un poco, el solo se lo acomoda a los lados y yo me hago una coleta despeinada. Me quedo viendo nuestras figuras en aquel espejo y de verdad no tenemos nada en común.

Su cabello es negro oscuro intenso como la noche y el mio es castaño claro casi rubio como una muñeca, su piel es pálida como la de un fantasma y la mía es bronceada y de un tono común, sus ojos son como su cabello mientras que los mios son marron claro, su cuerpo es delgado y levemente musculoso «lo que puede tener alguien de 17 años» y mi cuerpo es más fino, con una cintura pequeña, sin muchos senos y sin mucho culo «algo normal en proporción», su rostro; sus cejas son pobladas hasta un buen límite, su nariz es proporcional, sus labios son rosados, su mandíbula está definida aunque no tanto y cuando sonríe dos huyuelos aparecen en sus mejillas, mi rostro; mi nariz es pequeña, mis cejas son delgadas, mis labios tienen un tono carmín y mis pestañas son largas.

Recuerdos De Diciembre©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora