Estaba sentada en la butaca leyendo Nosotros en la luna, un libro de Alice Kellen, eran como las 4 de la mañana y estaba bastante concentrada, hasta que oigo ruidos en el salón de mi casa, decido levantarme y me dirigió hacia las escaleras y al bajar al salón, enciendo las luces y veo a un Raquel muy borracha en los brazos de mi querido vecino Ares.
-Tú no deberías estar durmiendo- dice Ares.
Decido ignorar lo que ha dicho y me acerco a Ares y cojo a mi hermana y comienzo a subir las escaleras con ella en brazos.
-Por lo menos me podrías dar las gracias- dice con un tono elevado
-Gracias- digo mientras subo las escaleras.
-De nada princesa- dice en tono seductor, a lo que yo me giro.
- No me vuelvas llamar así gilipollas.- digo con un tono enfadado.
-Tranquila princesa- dice mientras levanta las manos en son de paz.
-Adiós- le digo en el mismo tono.
- Nos vemos princesa- mientras me guiña un ojo y se va por la puerta.
Ruedo los ojos y llevo a mi hermana a su habitación, allí la cambio y le pongo el pijama. Después bajo a la cocina cojo un par de cosas dulces, una botella de agua y una bolsa de plástico por si quiere vomitar. Subo a su cuarto y dejo lo que acabo de coger de la cocina y me dirijo a mi habitación a dormir. Menos mal que mi madre no estaba en casa porque sino le cae la bronca del siglo.
Si se llega a enterar mi Hermana que el propio Ares Hidalgo la ha traído a casa se desmaya, ella esta obsesionada con el a un nivel muy heavy.