Capítulo 59

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Sirius sabía que sonaría como un acosador, diablos que lo sabía, aunque por otro lado era el ¿Novio? De Harry, bien, aún seguían sin aclarar del todo que se suponía que eran, pero cada vez que se encontraban a solas y estaban por hablar respecto a su situación, alguien llegaba y tenían que aplazar su conversación; pero estaba divagando, volviendo a lo importante, siempre estaba al tanto de Harry, era imposible que no notara que sus movimientos se habían hecho más rígidos la última semana, o como se masajeaba el costado cuando creía que nadie lo veía, o como había cambiado de agarrar la snitch con su mano derecha para pasar a hacerlo con la mano izquierda, lo único que podía explicarlo sería que sintiera dolor, y eso no le gustaba, no había ninguna razón para que Harry estuviera lastimado, si hubiera sucedido un ataque entonces sus enemigos estarían eufóricos (además Bellatrix le habría avisado para ayudar y/o enseñar una lección a esos idiotas), o habría habido noticias de que un alumno desapareció (porque no era tan estúpido e inconsciente para no saber que Harry se vengaría, además que la propia Bella también eliminaría la amenaza antes de que el rumor se expandiera y se lo informaría incluso para ayudar a aplastar al idiota), y Harry hubiera estado de peor humor, sí hubiera habido un accidente Harry no tendría por qué esconder su malestar de sus amigos (porque solo podría ser algún accidente dejando de lado un ataque por las razones ya mencionadas).

Claro que había intentado descubrir que pasaba, pero tampoco podía preguntarle directamente a Harry, lo negaría, así que intentó ver su cuerpo para confirmarlo (para buscar moretones o heridas, nada más), sabía que la piel del adorable chico se podría amoratar fácilmente, el problema es que no podía verlo, el de cabellos cuervo nunca dejaba que lo vieran con poca ropa (lo que lamentaba y maldecia de forma constante, así como se alegraba siempre de ese hecho), ni siquiera ellos que compartían habitación y equipo de quidditch no lo habían visto solo en ropa interior, y diablos, incluso Remus que era casi igual de quisquilloso que Harry había sido atrapado así un par de veces (siempre fue divertido verlo saltar como conejo en vez de lobo tratando de taparse), lo que les había permitido ver las cicatrices que su transformación le dejaba.

Lo más cercano que había estado era mientras se besaba con Harry, había intentado bajar, quitar la prenda superior de su cuerpo para poder observar sí estaba herido, con la excusa de querer besarlo, aunque igual quería besarlo, él no lo negaba, y tenía el presentimiento de que en una de sus primeras salidas a Hogsmeade pasaría algo, Harry había asegurado que iría con Lily a hacer algo, algo personal de gemelos, y luego se reuniría con ellos en las tres escobas, pero no podía evitar sentir que debía estar más atento a Harry, evitar que saliera herido, y ¿Por qué no? Torturar al desgraciado que le hubiera hecho algo a SU chico.

— Sirius, si no te das prisa se llevarán lo mejor de Honeydukes —Le apremió Peter sobando sus manos entre sí, como una rata o un mapache que tenía algo que le llamaba la atención.

— Peter, Sirius literalmente trabaja con dulces, dulces y más dulces, diablos, me sorprende que Honeydukes no lo tenga vetado a él y a los Evans —Sentenció James con una sonrisa complacida, casi orgulloso por su mejor amigo, casi hermano, Sirius quería refutar, había aprendido la diferencia entre dulces y repostería en su tiempo trabajando junto a los Evans, pero lo dejó así (Merlín sabía que James y Peter tampoco entenderían sin una explicación más didáctica del tema). Se subió a los carruajes junto a los merodeadores, la otra mitad de su grupo iría en otro.

Aunque la relación entre los Evans y los Black no se limitaba a los dos chicos de Gryffindor, en The Evans Garden se llevaba a cabo una reunión similar, Connor admitía que la cafetería familiar se había vuelto su pequeño lugar de paz para trabajar (esa admisión solo se extendía a él, porque no le diría a su esposa que prefería estar en su lugar de trabajo porque sabía que lo iba a malinterpretar, y no le diría a ninguno de sus hijos porque eran unos chismosos), un lugar lejos de la oficina donde podía relajarse lo suficiente para concentrarse en un caso particularmente interesante, por lo que era bien sabido por sus conocidos que podían encontrarlo allí (y a todos ellos les encantaba usarlo de excusa para ir al lugar), aunque la mayoría de esos conocidos no eran parte del negocio, por lo que le tomó ligeramente por sorpresa al ver a Alphard llegar con una sonrisa.

¿Evans?... No, Peverell y ¿Serpientes?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora