Capítulo 2

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Harry no podía quejarse de su nueva vida, a sus seis años ya podía leer con tranquilidad, o al menos un poco, vivía en una familia amorosa, su madre, Beatriz Evans, preparaba pasteles casi cada semana, en su opinión los de chocolate eran una delicia, su padre, Connor Evans, trabajaba en un bufete de abogados y era cariñoso con él jugando con ellos a la pelota y dándoles regalos ocasionales, casi por un momento había perdido el hilo de lo que debía hacer, por lo que se sintió bastante culpable los días siguientes.

Ahora estaba frente al espejo junto a su hermana Lily para ir al cumpleaños de un amigo suyo y de Lily de la escuela, Francis Mayer, su madre tenía el cabello de un pelirrojo más oscuro de lo que supuso de las fotografías, él por el contrario era de cabellos negros y unos pocos pelirrojos, principalmente en las puntas, ambos tenían aquellos ojos verdes que según le decían eran bastante característicos, Francis vivía en la misma calle que los Snape, si recordaba bien eso, a solo tres calles de donde vivían ellos en la calle «La Cuentista» seguía preguntándose quien le ponía esos nombres a las calles.

Su madre les estaba arreglando la vestimenta, su hermana un sencillo vestido blanco, que combinaba con el de su hermana Petunia, y a él una camisa blanca junto a unos pantalones negros, la fiesta resultaba bastante temprano por unos cuantos problemas que habían estado teniendo en la ciudad, sus padres se negaban a decirle, cuando llegaron a la casa, después de pelearse con su cabello durante al menos 15 minutos, Francis era un chico castaño con un rostro particularmente andrógino, durante la fiesta hubo bastante poco que mencionar más allá de un mago de salón que hizo un truco de magia que inició sus engranajes para crear un plan para lograr que su hermana tuviera su arranque de magia accidental.

Los ataques de magia accidental empezaron cuando tenían 7 años, todos los engranajes iniciaron su movimiento aquel 13 de marzo después de aquella fiesta, de un truco de magia que alcanzaron a ver, uno donde un hombre sacó un racimo de flores, que maravillo a todos los niños, incluso un poco al propio Harry para vergüenza posterior, los dos menores estaban particularmente emocionados, Lily por el espectáculo que acababan de ver, y Harry porque podía empezar sus planes, apenas llegaron a su hogar los dos niños menores fueron dejados en la sala mientras su madre entraba a la cocina a preparar la comida.

- Harry -Le llamó Lily sonriéndole emocionada, en opinión de Harry a ella le había maravillado bastante todos los trucos- Sería increíble poder hacer lo mismo que él ¿No? -Preguntó con una sonrisa soñadora, Harry podía sentir la alegría de su hermana, conexión entre hermanos quiso suponer, y esperaba eso fuese suficiente para generar un arranque de magia accidental en ella, por pura suerte tuvo razón, varias flores blancas comenzaron a brotar de todos los muebles de madera del lugar, un espectáculo que perfectamente catalogaba como mágico y hermoso, justo lo que quería.

-... Maravilloso -Soltó con el tono infantil que le correspondía, para la fortuna de sus planes, o del inicio de uno, su padre llegó a casa prácticamente en cuestión de segundos, en ese instante emitió un grito de sorpresa y alucinación digno de todo el evento, su grito basto para alertar al resto de la familia de que estaba ocurriendo algo no muy "normal" al instante salió su madre y su hermana Petunia de la cocina observando todo el espectáculo, su madre pegó un grito al cielo y su hermana se quedó pasmada.

- ¡En el nombre de Dios! -Fue el grito de su madre que vio sorprendida a su hija, admitió que eso le sorprendió, por lo que había escuchado creyó que a sus abuelos les había encantado la idea de tener una bruja en la familia y "Eso" no era lo que esperaba.

- ¡Increíble! -Bramó su padre emocionado, y ahí estaba la reacción que esperaba, Lily se espantó al momento en que escuchó los gritos y las flores comenzaron a marchitarse.

- Debemos llamar al sacerdote, ¿Connor qué estás esperando? -Preguntó su madre asustada, casi hiperventilando.

- ¿Acaso no lo ves Beatriz? Nuestra pequeña hace maravillas -Aseguró su padre cargando a Lily girándola por toda la habitación logrando traer las risas y sonrisas de Lily devuelta, y con ellas volvieron las flores que casi parecían brillar.

¿Evans?... No, Peverell y ¿Serpientes?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora