Capítulo 61

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James, Remus y Peter miraban a Sirius, el cual se encontraba en el centro de la habitación usando nada más que su ropa interior, y sentado en el piso con los ojos cerrados y sus extremidades relajadas puesto que este estaba en medio de la meditación para enforcarse en su forma animal interior y proceder con el cambio, razón por la cual estaba sentado con las piernas estiradas ya que Remus señaló que sería una dificultad si tenía las piernas cruzadas cuando quisiera cambiar.

Sin embargo, alguien debía darle un premio a Sirius por mantenerse concentrado con la mirada de sus amigos sobre él, ya que James tenía una mirada emocionada, una emoción salvaje que sus amigos solo habían visto cuando planeaba una broma particularmente grande, según algunos cruel (incluso Remus, siendo el más centrado de los cuatro, tenía su propia medición de cruel respecto a una broma), Peter tenía una mirada nerviosa, para nada rara en él, mientras que Remus, Remus tenía una mirada que aseguraba que tenía muchas dudas, probablemente demasiadas (en especial porque lo que hacían era altamente ilegal).

— ¿Están seguros de que tiene que hacerlo en ropa interior? —Cuestionó tras unos segundos, viendo a ambos compañeros que estaban a su lado manteniendo su voz en susurros.

— Se puede transformar en lo que sea —Anunció James con obviedad— Bien podría romper su ropa —Añadió como sí explicarlo estuviera demás, y aunque Remus sabía que había muchas fallas allí, no sabía exactamente cómo plasmarlas— ¿Cuándo tú te transformas no rompes tu ropa? —Inquirió con un gesto de victoria.

— Si, pero cuando Harry se transforma lo hace vestido y no deja su ropa tirada —Declaró con cierto cansancio, admitía que podía entender la lógica detrás del pensamiento de James, pero había muchas diferencias entre un licántropo cuyo cuerpo se veía obligado a adoptar otra forma en contra de su voluntad, y un animago que tenía absoluto control a la hora de transformarse y que básicamente transmutaba toda su forma incluyendo lo que llevara encima en ese momento, la profesora McGonagall se transformaba con sus gafas por amor a Merlín.

— Le pregunté a mi padre y dijo que sabe de casos donde alguien se transformó en un oso y terminó destrozando su ropa —Aclaró como sí aquello justificase todas sus acciones, Remus estaba considerablemente seguro de que el padre del chico estaba jugándole una broma cuando le dijo aquello, pero ya no seguiría cuestionando, no quería alargarlo más, además que podían distraer a Sirius con su plática y lo que menos necesitaban era perturbarlo en medio de la magia avanzada.

Habían hecho el proceso lo mejor que habían podido, mentira, habían imitado directamente a Harry, Rómulo y Hermione, y ellos habían confiado lo suficiente en sus habilidades para considerar que la poción que servía para que todo el proceso fuera menos... caótico, no era necesaria, y una parte de él entendía a sus amigos, sí los otros tres habían podido por qué ellos no podrían lograrlo, pero por un lado tenía a un portador, que tenía reservas mágicas inmensas, y una magia lo suficientemente fuerte, para que adultos fueran más débiles que él, el sobrino de una de las mejores maestras en el arte de la transformación en toda Europa, y una chica aparentemente prodigiosa, tal vez debieron tomar el camino seguro.

Pero antes de que pudiera seguir pensando todas las diferencias entre estos dos pequeños grupos que conformaban su manada, palabra que habían comenzado a usar y que le calentaba el corazón más de lo que lo hacía el chocolate, y que hacían que intentar esto sin ellos fuera una locura; ocurrió el cambio, pudo ver como lentamente, lo que no sabría decir sí fue algo positivo o no, como el cuerpo de su amigo cambiaba, al principio creyó que se estaba transformando en lobo como él, pero pronto se dio cuenta de que era un perro, un perro negro de un tamaño más que considerable, más grande que cualquier perro que hubiera visto, un perro negro, no, un Grim, o como mínimo un perro demasiado parecido a uno ya que no alcanzaba la altura que se describía tenía un Grim adulto.

¿Evans?... No, Peverell y ¿Serpientes?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora