Capítulo 40

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Harry admitiría que no estaba demasiado feliz, por un lado había tenido que jugar su mejor carta para evitar que los Black descubrieran todos sus secretos, el poco tiempo que siguieron en la mansión, pues tampoco podrían quedarse mucho o volverían a arriesgarse a que alguien apretara un botón vulnerable en Connor; pero en ese tiempo intento descubrir lo que los Black tramaban, ya habían cruzado la línea de ser amigables, algo que de por sí era extraño considerando que eran una familia no pura, a la línea de ser sospechosos y quería saber lo que ocurría.

Estuvieron nerviosos durante lo que quedo de invierno, sin atreverse a alejarse de su hogar debido a la preocupación de que los Black enviaran una carta que demostrara que ya sabían sus secretos, por eso no volvió a saber nada del mundo mágico hasta que volvió a Hogwarts, lo que lo llevaba a otro de los motivos por los que no estaba feliz. 

Sirius había pegado un pequeño estirón, nada excesivo pero que darían la pista de que Sirius sería el hombre alto que recordaba, pero eso no era lo que le molestaba, lo que le molestaba era que las brujas eran unas malditas descaradas.

Para explicar aquello, llevaban poco más de una semana de clases, y ahora Sirius recibía una gran cantidad de atención de las mujeres, y algunos chicos, por un tiempo fueron solo miradas, que solo le ponían nervioso, sí, Harry tenía una pequeña vena celosa, pero la escena frente a él era lo que le ponía nervioso.

— Sirius, es idea mía o estás más grande —Preguntó Helena vete-tu-a-saber, que pese a que las palabras no parecían tener segundas intenciones era el tono con el que hablaba, lleno de doble intención que sorprendentemente Sirius no entendió, y esa era la séptima vez en el día que una chica se le insinuaba a Sirius, y pese a ser un descarado, normalmente, se había avergonzado un poco con las insinuaciones más descaradas.

Fingió lo mejor que pudo indiferencia y siguió el camino, ese día tenía clases de DCAO, o mejor dicho sus clases privadas, pese a que no se había percatado de que Rómulo estaba a su lado tampoco se permitió mostrar sorpresa ante sus palabras.

— Sabes que Sirius no les prestará atención aún ¿Verdad? —Le preguntó en un intento de tranquilizarle, la mirada verde que le dio debió ser marca clara de que poco le importaba— Yo creí que estarías más enfadado por otras cosas —Declaró cambiando de tema ganando un poco de la atención que estaba siendo usada en no ir a hacer un comentario que probablemente le costaría caro después— Digo, todos pegamos un estirón, James lo dio, Remus lo dio, Sirius lo dio, incluso Peter creció un par de centímetros, tú, tú sigues siendo bajito —Soltó la bomba logrando que la ira se dirigiera a otro asunto.

No había crecido prácticamente nada, en realidad estaba seguro que no había crecido nada, lo cual estaba poniéndole los nervios de punta, estaba bien que él no creció la gran cosa durante su primer vida recordaba que dio un estirón en las vacaciones de su tercer año pero igual, en realidad tardó lo suyo en ganar algo de altura, pero había tenido esperanza en que esta vez fuera diferente, no esperaba a ser tan alto como sus amigos pero le dolía un poco seguir siendo tan bajito.

— Rómulo, te estás arriesgando a una maldición —Soltó en un intento de calmarse, en parte entendía que Rómulo intentaba distraerlo de lo que involucraba a Sirius y sus respectivas mascotas, para que cuando explotara fuera en contra de alguien que sí se podría defender de su furia, pero estaba intentando calmarse por cuenta propia para sus clases, se delataria sí por enojo soltaba mucha magia.

El sobrino de la subdirectora pareció entender lo que intentaba así que solo se encogió de hombros antes de irse a otro lado, no estaba tan dispuesto a ser el saco de boxeo de su amigo sí podía ser evitado. 

Cuando Harry por fin llegó a sus clases descubrió lo que practicarían, el hechizo de congelación, Glacius, le encantaría que hubieran ido directamente a la acción, era alguien más bien de aprendizaje práctico, pero tuvieron que tener una larga enseñanza sobre el hechizo, los movimientos de varita y cómo no usarlo en los baños del colegio; después de la pequeña clase teórica tuvo un pequeño examen, algo común de parte de Artemis, un modo de comprobar que tanto había podido entender, ahora estaba esperando a que la profesora le dijera como le había ido, sí no le iba lo suficientemente bien no pasarían a las lecciones prácticas.

¿Evans?... No, Peverell y ¿Serpientes?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora