Capítulo 34

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Slughorn miraba a sus compañeros docentes con algo de incomodidad, todos discutían entre sí curiosos sin lograr ponerse de acuerdo a los motivos para que los alumnos se comportasen tan raro, más concretamente las serpientes y los leones parecían más tensos frente al otro, y claro que tenía una idea de lo que podía estar ocurriendo, en realidad estaba casi seguro de lo que podría haber provocado tal tensión pero permanecería callado.

— Sé que siempre ha habido mala sangre entre Gryffindor y Slytherin pero siempre fue una tensión de competitividad, no esto, casi pareciese que estuviesen por lanzarse a la yugular —Comentó notoriamente preocupada la profesora Sprout, que parecía temerosa de lo que podría significar que ambas casas se lanzaran a la guerra, de cualquier tipo entre ellas, sería un dolor de cabeza para todos ellos, sin contar con los múltiples daños colaterales.

— Lo peor es que no son solo los mayores que ya tienen sus malos tragos entre ellos, hasta los de primero parecieran tensos —Añadió Flitwick estrujando con preocupación un sombrero, todos los profesores estaban intentando descubrir lo ocurrido mientras Horace intentaba fundirse con la pared.

— No puede ser por Quidditch no hemos tenido el primer partido, aunque los Gryffindor parecen notablemente más enorgullecidos de lo normal —Anunció Hooch rememorando que en ocasiones aquellos partidos creaba tensión y rivalidad entre dichas casas; la única que no parecía hablar era Artemis y Slughorn lo prefería así, incluso creyó que podría salir de ahí sin ser visto hasta que McGonagall entró, normalmente se encontraría feliz de charlar con la mujer pero la mirada firme, seria y regia que tenía lo hacía saber que no tenía tan buenaventura, al parecer algo ya sabía la maestra por la mirada directa dirigida a él.

— Horace —Llamó viéndolo directamente, el mencionado profesor de pociones se acercó sonriendo aunque por dentro maldecía los ojos de gato de la profesora que la hacía parecer aún más intimidante.

— ¿Si, Minerva? —Preguntó intentando parecer más tranquilo de lo que se encontraba.

— Quiero que me contestes ¿Por qué tus serpientes enviaron dulces con amortentia a uno de mis leones? —Que la pinta serena de la mujer no os engañara, estaba furiosa y lo culpaba directamente a él de lo ocurrido, pero lo peor eran las miradas de los otros profesores, estaban incrédulos ante la mera idea de hacer tal cosa.

Tal y como todos en el Mundo Mágico deberían.

— ¿Acaso acusas a mis alumnos de hacer algo así sin pruebas? —Intentó defender a las serpientes a su cargo de la acusación, pero sabía que lo habían hecho, él no aprobaba el uso de la poción pero había aconsejado a un grupo de muchachos sobre la elaboración de la misma, aparentemente con fines académicos, ya debería de saber que no todos los alumnos pensaban así pero había vuelto a caer, tal vez porque se le acercaron en grupo y que tratarían esa poción en relativamente poco tiempo también hubiese ayudado a que cayera en la trampa.

— No carezco de pruebas, aparentemente los elfos domésticos también fueron testigos de que algunos alumnos tuyos se ufanaban de que tendrían a Evans en su poder con sus dulces especiados —Anunció con enojo mal contenido, y ahí Slughorn quiso golpearse en la cara, sus alumnos deberían aprender a no ser tan obvios.

Salazar debía estarse revolcando en su tumba, se supone que en la casa de serpientes tienen a los astutos.

— Entonces creo que estaremos de acuerdo en que debo tener una charla severa con mis alumnos —Aceptó intentando desviar la furia de la mujer, Minerva sería muchas cosas pero clemente contra los injustos no solía ser una de sus características, ella misma fue una leona en su tiempo.

— Lo que no puedo entender es; ¿Cómo evitó consumir los dulces? —Cuestionó Flitwick y Horace no sabía sí quería conocer la respuesta.

— Evans alcanzó a oler sus olores favoritos proviniendo de los dulces, aparentemente gracias a su interés y habilidad en pociones le permitió descubrir lo que estaba pasando, gracias a Merlín el niño es como es —Explicó la mujer sonando aliviada y eso volvió a llamar la atención al profesor de pociones.

No era imposible que un alumno tuviera información sobre la amortentia, aunque siempre habían sido sangre pura los que estaban enterados, o un mestizo criado mágico, pero un nacido de muggles tan atento como para notar lo peligroso de la situación era más que reconocible, tal vez debiera de insistir un poco más sobre que el muchacho fuera a una de sus cenas, podía ver con cierta claridad que tendría un futuro brillante, probablemente famoso, y aún quitando eso, él era poderoso.

— Entonces es por eso que todos están tan tensos, a los leones no les habrá de faltar mucho para lanzarse a la guerra contra las serpientes y las serpientes deben de estar temiendo a lo que podríamos hacer nosotros o Evans, los pocos duelos que ha tenido el chico demuestran que es un duelista formidable, sin contar que está muy adelantado a su año —Comentó la profesora de astronomía con cierta consternación y porqué no algo de alivio porque el chico no estaba indefenso.

Ninguno de los profesores debía de costarle mucho imaginarse como sería una guerra de tales proporciones, los leones no dudarían en atacar ante algo tan bajo como era el uso de amortentia, y las serpientes ya le tenían el debido miedo a Evans como para querer verlo cuando éste estuviera dispuesto a dirigir al ejercito león, sería un caos.

— Por el lado positivo podríamos tomar que no ha habido víctimas de esta situación, y el señor Evans no a sufrido ningún daño gracias a su afinidad por los estudios —Anunció el director desde su escritorio con voz potente— Debido a esta situación creo que podríamos desestimar tales eventos, solo deberíamos cuidar que la tensión no llegue a mayores  —Añadió con un tono de sabiduría que hacía costoso no creerle pero Slughorn no confiaba tanto en aquello, Evans tenía un carácter peligroso sí los rumores que se contaban en las mazmorras eran verídicos y dudaba que no fuera él quien lanzara el primer embrujo para defender su honor. No es que lo culpara, los que lo hicieron merecían un ataque o dos por tratar de manipularlo - Minerva, dile al señor Evans que no se preocupe, que trataremos de buscar a los culpables entre los Slytherin y veremos que sean castigados

-Pero Director, no fue el señor Evans quien me contó del asunto, estaba muy molesto sí, pero al parecer no quiso llevar ésto al profesorado - dijo Minerva apretando los labios en claro disgusto por ese hecho

- ¿Entonces quién? - preguntó Sprout

- El señor Black fue - contestó sonando jactanciosa por la camaradería entre sus alumnos - Él me informó de los regalos especiales que recibió y lo que contenían, porque estaba preocupado que el señor Evans lo viera como algo ligero y no le diera la importancia del asunto

- Bueno, considerando que el niño es un nacido de muggles - comentó Hooch - Lo debe ver como algo de fantasía tonta y no como lo peligroso que es

- Disculpa - se metió Artemis hablando entre dientes - Dices que el mismo chico que identificó la poción porque leyó de ella no sabría sus efectos

- Solo digo que…

- Suficiente - silenció el Director - Te encargo Minerva que le digas al señor Black que puede estar tranquilo, que estaremos atentos y se castigará a quienes intentaron poner bajo la poción de amor al Señor Evans, y que no deben tomarse la situación a pecho

— Disculpe Director, pero ya hay algunos alumnos de Slytherin que acabaron en la enfermería, creo que deberíamos investigar esto un poco más —Intentó discutir Artemis con algo de esperanza.

— Las riñas de siempre y accidentes en clase, aunque debo agradecer la preocupación que tienes para con los alumnos Artemis, estoy seguro de que no es necesario —Sentenció dando por terminada la conversación y Horace casi podía asegurar que tenía cierta desilusión.

Lo que no muchos sabían era que ella estaba segura que esos alumnos no habían sufrido accidentes en clase, no estaba tan segura de que más habría hecho pero la maldición castradora que Harry utilizó contra ellos no entraba en la categoría de “accidente” pero no había hablado, prefería investigar un poco más, Harry siempre había sido el alumno idílico de los profesores, nunca se comportaba mal, defendía a los más débiles y necesitados, por lo que quería creer que debía haber un motivo detrás de todo el asunto, tal vez algo más oscuro, y sí Dumbledore no pensaba ahondar más en aquello, esa investigación tendría que hacerla ella sola, y ya tenía su primera pista, Mary Doll, fue la primera Slytherin en caer en la enfermería ese mes, tal vez y con algo de suerte ella podría ayudarla a completar ese rompecabezas que inició desde que vio a Harry con sus amigos Hermione y Rómulo parados sobre unos inconscientes Slytherin.                

¿Evans?... No, Peverell y ¿Serpientes?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora