KIRA
Cada treinta de agosto, el día de mi cumpleaños y de mi gemelo; lo celebramos con una guerra de paintball por toda el área boscosa de la mansión. Se había convertido en nuestra tradición familiar, nos dividimos en dos grupos: Mamá y yo contra papá, Akim y Antón. Tal vez estuviéramos en desventajas por no tener un participante menos, ser solo dos contra tres pero mamá y yo no lo veíamos así. La partida comenzó y cada equipo se dispuso sobre el terreno de forma estratégica en el terreno extenso y boscoso.—¿A quién vamos a eliminar primero? —le pregunté a mamá.
—Tú ve por Anton, tu padre déjamelo a mí y juntas iremos por Akim. —sonreí. Mamá siempre se ponía agresiva cuando hacíamos guerras de pinturas. —¡Van a caer!
Ambas empezamos a correr en dirección contraria, listas para la guerra. Escalé el árbol más alto que había para poder tener una visión panorámica de todo el terreno. Pude ver a mi Papá y mi mamá a los lejos, parecían más interesados en coquetear entre ellos que en dispararse solo daban vueltas en círculos sin dejar de mirarse. Akim ni Anton estaban a la vista, se me haría más difícil disparar desde esta altura, no tenía equilibrio y estaba expuesta. Comencé a descender, saltando a la mitad.
—Quieta hermanita. —dijeron a mis espadas, voltee encontrándome cara a cara con Anton. Sonreí.
—Eres tan silencioso como un fantasma, Anton. —su rifle estaba apuntándome. —¿Vas a disparar o te quedaras viéndome?
Su dedo fue al gatillo, corrí hacia él cortando la poca distancia entre nosotros para empujarlo hacia atrás, agarrándolo de la cintura haciéndonos rodar por el suelo. Las pistolas estorbaban entre nosotros. Éramos un enredo de piernas y brazos buscando inmovilizar al otro, Anton me empujó en el forcejeo lo había hecho soltar su rifle, sin perder el tiempo antes de que pudiera hacer un movimiento le disparé una bola color rosa en el pecho.
—¡Ja! —me burlé. No pude ni saborear mi victoria cuando sentí un golpe entre ceja y ceja, mis ojos salpicados con pintura verde, acompañado de la risa de Akim. Mi hermano mayor estaba frente a mí sonriendo victorioso.
—¡Ja, yo gano Kira! —él luego fue bañado en pintura roja.
—¡Lo siento mi vida! —gritó mamá a pocos metros de nosotros.
—Siempre jugando sucio, sladkaya —a su lado estaba papá con tres manchas de pintura en el pecho.
—¡Entonces ganamos las chicas! —dije emocionada. —¡Ganamos! ¡Ganamos!
Me abracé a ella, mientras veíamos a nuestros chicos siendo derrotados.
—Basta de presumir. —espetó mi papi.
—Ay, ruso no seas mal perdedor. —se burló mi mami.
—Papi igual sabes que eres mi número uno. —dije para consolarlo.
—Son igual de manipuladoras las dos. —él estaba conteniendo una sonrisa, ver a su mujer y a su hija felices importaba más que una tonta victoria.
Marcella se quedó en la casa con nuestra abuela para ayudarla a preparar la comida y los postres. Mi mejor amiga era más del tipo amor y paz, no quiso meterse en el campo de Paintball, Cella se había adaptado a nuestra familia desde el primer momento y a mi mamá le encantaba Marcella. Mis hermanos y yo entramos a la cocina con nuestras ropas sucias por la pintura, el pastel que mi abuela estaba decorando nuestro pastel de cumpleaños mientras que Marcella mezclaba una masa de pastel, había olla burbujeando en la estufa. Olía delicioso.
—¿Hiciste más galletas? —preguntó Akim sonriéndole a la pelirroja —Me gustaron mucho las de chocolate de la otra vez.
Me sorprendió que Akim tomara un paño para limpiar el sucio de chocolate que Marcella tenía en la mejilla, fue tan dulce que me dio diabetes. Lo fusilé con la mirada, él lo notó.
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𝐁𝐞𝐬𝐩𝐫𝐞𝐝𝐞𝐥.
General Fiction♕︎𝐏𝐨𝐫𝐭𝐚𝐝𝐚 𝐡𝐞𝐜𝐡𝐚 𝐩𝐨𝐫: @mfvdesigns_ (instagram) @MFVillegas (wattpad)♕︎ «Bespredel» quiere decir sin restricciones, desmadre, ausencia de leyes. Una de las palabras favoritas para describir a los hermanos Ivankov. No conocían de límite...