Capitulo 11

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Tres años después...

MARCELLA (18 años)
En el momento que entraba a la gran mansión de los Ivankov era como estar en mi hogar, estaba muy cómoda entre ellos, sobre todo por Akim, él me recibió en la entrada.

—Galletita —me abrazó levantándome un poco del suelo, eso ya es costumbre en él.

—No me digas así. —él rio.

—Pero si te queda. —saque el envase de mi bolso —¿Esas son mis galletas de chocolate?

—Sabes que sí. Ten. Tus favoritas con canela y chocolate de leche. —él las aceptó gustosos para empezar a comerla.

Aunque Akim era siempre presentado como un hermano. Un hermano que la sobreprotegía más que su propio padre. Porque ni su padre estaba cerca de ella durante las reuniones, sin querer soltarla o dejarla sola. Y ni hablar de cuando otro buscaba coquetearle. Más de uno había salido despavorido y casi meado por las amenazas de Akim.

—Siempre me consientes —el besó mi frente haciéndome sonrojar —Gracias, galletita.

—De nada, ¿y Kira?

—En el salón de entrenamiento con mamá. Ya sabes por dónde ir.

—Si. —le dejé para que comiera sus galletas y camine por la casa que ya conocía tan bien como la mía.

A  mí madre seguía sin gustarle la familia Ivankov pero ya se había acostumbrado a ella y me dejaba venir a visitar a los muchachos cada vez que me diera la gana. En el momento que entre al salón de entrenamientos, ahí encontré a Kira, Anton y la bella señora Kiko. Kira estaba en cuadrilátero peleando con su mamá.

Me acerco a Anton. Él me vio y saludo con un simple gesto de la mano.

—Hola Anton —dijo Cella acercándose a él para besarlo en la mejilla. Anton no cambia por más que pasen los años sigue igual de odioso y antipático.

—¡Ahs! —se escuchó el grito y el golpe de alguien cayendo al suelo. Ese alguien era Kira.

—¡No te distraigas, te lo digo siempre Kira! —espetó la señora Kiko con severidad.

—Si, si, ya sé —mi amiga me miró y me saludo con una sonrisa —¿Cella quieres unírtenos? Pasó mucho desde que te uniste a entrenar conmigo.

—De acuerdo. —acepté aunque estaba muy insegura al respecto. Desde que había recibido el disparo Kira me había insistido en entrenar con ella, yo acepté porque no quería seguir siendo débil.

Hoy fue un mal día para escoger jeans de tiro alto y ponerme mi top con mangas largas. Deje mi bolso en el suelo, amarre mi cabello y me quité las delicadas sandalias para subir al cuadrilátero.

—Hoy practiquemos con los bastones Cella. —pidió Kira.

El gimnasio de los Ivankov estaba lleno de armas, no solo pesas. No era estúpida y ya soy lo suficientemente mayor como parar saber que el apellido Ivankov tenía poder en New York no porque fueran empresarios con negocios dentro de la ley. No me asustaba.

Ambas tomamos un pedazo bastón de madera y nos situamos una frente a la otra. Kira fue la primera en atacar, ella no se contendría hasta por mí, la idea era que yo aprendiera así tuviera que recibir unos golpes de su parte. El bastón de Kira por poco da contra mi cara y lo bloqueo, ninguna sonreía. Era una pelea y a pesar de que somos las mejores amigas, ninguna quería ser una perdedora. Hace mucho me dejé humillar y me había prometido nunca dejarme pisotear otra vez.

AKIM
Entre al gimnasio a ver el entrenamiento, vi a mi hermana y Cella en el cuadrilátero. Kira en ropa de entrenamiento mientras que Marcella vestía con un top y pantalones ajustados, igual podía llevarle la pelea a mi hermana. Los bastones pesados chocaban, bloqueando cada ataque de la otra. Marcella aún era muy lenta en comparación con Kira pero podía bloquear muy bien sus ataques, aunque eso no impidió que Kira la hiciera caer al suelo.

𝐁𝐞𝐬𝐩𝐫𝐞𝐝𝐞𝐥.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora