KIRA
Semanas después había llegado el primero de octubre, el cumpleaños número quince de Marcella y en vez de estar planeando que ponerme para esta noche; me encontraba entrenando con mamá. Ella me atacaba con todo lo que tenía, cada vez se me hacía más difícil seguirle el ritmo. Sabía que mamá me amaba, siempre lo decía pero era despiadada como maestra.—¡No bajes tu guardia, Kira! —exigió, esquivando mi puñetazo.
Sostuvo mis brazos para colocarlos de forma correcta para bloquear sus ataques. Le di un punta pie para luego agarrar su ante brazo y hacerla caer contra el suelo. Terminé encima de mamá, ambas cansadas y mirándonos sin ánimos de ceder. Mamá dejó su expresión de seriedad y sonrió.
—Es suficiente por hoy. —dijo con una sonrisa que correspondí. Aflojé mi agarre para soltarle y levantarme de la lona. Le ofrecí mi mano para ayudarle a levantarse.
—Cada día mejoras más princesa —su mirada brillaba de lo orgullosa que estaba.
—Gracias mami. —Fui hacia abrazarla y darle un beso en la mejilla. Era una chica melosa y mis padres adoraban eso. Además ni meloseria ayudaba muchísimo cuando quería pedirle algo a cualquiera de los dos. Mamá era un poquito más dura de convencer que papá pero al final los dos siempre cedían por una de mis miradas de cachorra...
Salí del gimnasio. Anton y Akim siempre terminaban su entrenamiento con papá mucho antes del mío con mamá. Los dos estaban en la sala de juegos, desde afuera se escuchaba las explosiones del videojuego y los gritos de mis dos hermanos. Entré a la habitación y ellos ni siquiera voltearon, estaban demasiado absortos en su juego.
—¡Coño Anton, mata al maldito terrorista! —gritó Akim.
Esos dos de verdad se ponían intensos cuando juegan. La gran pantalla mostraba en alta definición a los personajes del juego, me sorprende que aún no dañen los controles por lo duro que presionan los botones de los controles.
—Quiero jugar después —dije para llamar su atención.
—Después de que alguno pierda, Kira —respondió Anton sin mirarme.
—Si es por ustedes no pierden nunca par de tarados.
Pase para sentarme en mi mueble acolchado que parecía una colita de conejo. Revisé la hora en mi teléfono.
—Mierda, debo ver que ponerme para lo de Marcella.
—Hermana empieza a las ocho de la noche. Todavía falta mucho. —respondió Akim.
—Ustedes son hombres y no tardan nada en arreglarse. Yo debo buscar el maquillaje, el vestido, los accesorios, los zapatos que combinen…—me pregunto cómo estará Marcella, hará una gran fiesta. Debe estar emocionada.
MARCELLA
—No me gusta. —enfaticé al mirarme al espejo. Mi mamá bufó con frustración.—¿Por qué no Marcella?
—Mamá parezco malvavisco.
—No es así.
—¡Si lo es! —el vestido es blanco, con un escote en V de espalda descubierta, la falda acampanada y larga, no era feo pero... —Estoy tan gorda.
—¿Y de quién es la culpa? Te dije que debías empezar hacer ejercicio y te hacías la tonta. Ahora te aguantas, sé que te verás mejor con el peinado y el maquillaje.
—¿En serio mamá? —ella suspiró, apoyo sus manos en mis hombros.
—Vas a verte preciosa. Ya eres hermosa Marcella. Hoy es tu noche…

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𝐁𝐞𝐬𝐩𝐫𝐞𝐝𝐞𝐥.
General Fiction♕︎𝐏𝐨𝐫𝐭𝐚𝐝𝐚 𝐡𝐞𝐜𝐡𝐚 𝐩𝐨𝐫: @mfvdesigns_ (instagram) @MFVillegas (wattpad)♕︎ «Bespredel» quiere decir sin restricciones, desmadre, ausencia de leyes. Una de las palabras favoritas para describir a los hermanos Ivankov. No conocían de límite...