CHRIS HOWARD.
Las navidades es una de esas fiestas que consideraba más patéticas, la época donde más se disparan las tasas de suicidios de personas solas y desesperadas. Según mi fachada de político justo, preocupado y con un feliz matrimonio, debía ofrecer una gran y espectacular fiesta para todos esos empresarios que apoyaban mi candidatura cada reelección. La inútil que tenía el papel de ser mi esposa por lo menos cumplía con entablar una plática animada con las demás mujeres de los invitados. Ivankov No estaba presente."Lastima, lo único que esperaba era ver a Akiko con un vestido rojo. Solo verla sería bueno para alegrar mi noche".
Finjo mi sonrisa, mis buenos modales, hago todo lo que me hace ser el príncipe dorado de New York y me voy dando cuenta de lo fastidiado que comienzo a sentirme. En el exterior debo ser luz cuando la oscuridad que en mi habita es tan grande que poco a poco quiere dejarse ver. Tal vez por eso Akiko me atrae tanto, ella es la reina que ansío que gobierne en mi infierno.
Uno de los asistentes se me acerca para decirme que Massimo Caruso quería verme.
"Es divertido. Lo hacía muerto bajo las manos de Andrey y ahora lo tengo en mi puerta esperando por mí".
Di órdenes de que lo llevaron al estudio privado de la casa mientras dejaba a los demás invitados entretenidos con la fiesta. Me dirigí hacia el estudio y ahí vi al muchacho de expresión burlona, de ojos y cabello oscuro, se veía bastante vivaz vestido con un excelente traje Armani.
"Es solo un mocoso".
-Chis Howard.
-Massimo Caruso. -dije con una sonrisa. -Te hacia muerto en alguna zanja, ya destripado por los rusos.
-No soy tan imbécil.
-Tal parece que sí, te dejaste apuñalar por la princesita de Andrey.
-Y tú ya estas informado de todo. -sonreí.
-¿Qué es lo quieres niño?
-Darle a Ivankov donde más le duele y usted me va a ayudar.
-¿Y por qué haría eso? -pregunté burlón.
-Si me ayuda a obtener lo que quiero, yo le entrego a Akiko Naruse.
-No necesito tu ayuda niñato, ¿qué te hace creer que no puedo obtenerla yo mismo?
-No desconfío de sus habilidades Howard pero han pasado años y aún no lo ha hecho. Tal vez porque usted no quiere el odio ella, no quiere lastimarla.
Me mantuve tranquilo, despreocupado. Sin demostrarle al cabron que tenía razón, lo menos que deseaba era lastimarla o conseguir su odio, la deseaba y sin esperarlo me preocupaba. Me sorprende que aún no hayan descubierto que fui yo el responsable del accidente que sufrieron ella y sus dos hijos hace años.
Estaba loco, pensaba que ella no me importaba, solo era una meta; una mujer que no podía tener, la creía un reto, por ser rechazado por ella y quise desquitarme. Para luego tener un sentimiento que jamás había tenido en toda mi vida: Arrepentimiento, culpa por haberla lastimado y hacerla sufrir.
Me importaban un carajo Kira y Anton, ellos tenían la sangre de Andrey, eran un lazo que ataba a mi Akiko más a él. Esos niños pudieron haberse muerto ese día y me hubiera aligerado pero ella hubiera sufrido. No deseo su odio, si tan solo fuera mía por propia voluntad. Quiero cortar todas las cadenas que la unen a Ivankov para luego atarla con las mías.
"Akim, Kira, Anton, son solo estorbos que deben morir junto con su padre".
Akiko se ha convertido en mi obsesión.
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𝐁𝐞𝐬𝐩𝐫𝐞𝐝𝐞𝐥.
Ficțiune generală♕︎𝐏𝐨𝐫𝐭𝐚𝐝𝐚 𝐡𝐞𝐜𝐡𝐚 𝐩𝐨𝐫: @mfvdesigns_ (instagram) @MFVillegas (wattpad)♕︎ «Bespredel» quiere decir sin restricciones, desmadre, ausencia de leyes. Una de las palabras favoritas para describir a los hermanos Ivankov. No conocían de límite...