DÍAS DESPUÉS
LIZABETA
Había pasado bastante tiempo desde que había visitado la mansión de los Ivankov, como Anton me invitó no iba a negarme. Además, lo mejor de la casa eran las fotos que la señora Akiko tenía en los marcos.«¡Ah, la quiero! Quiero esa foto para hacerla más grande y enmarcarla, Anton se veía tan lindo con ese suéter»
—No te vas a llevar esa foto —espetó Anton a mi lado.
—¿De qué hablas Anton?
—Lizabeta, te conozco y sé que en lo que me descuide te vas a llevar la foto.
—¡Claro que no! —su expresión fría y sin sonrisa se me hizo difícil de soportar, además él me conocía que mejor que yo misma. —Bueno tal vez si, ¡pero es que te ves tan lindo!
—¡Deja la foto! —espetó cuando agarre la foto creyendo que no me veía.
—Amargado...
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KIRA
Las prácticas de hoy estaban siendo un infierno, la entrenadora me hizo lamentar haberme salido de la dieta. El aire me falta por los últimos dos e intensos circuitos, la vieja perra tenía una mirada de satisfacción por mi cansancio. Al ser yo la capitana y líder del equipo, iba al frente de todas y me seguían a mí, a todas las veía como compañeras y las cuidaba como debía hacerlo, aunque no por eso soy su amiga.Aunque había una que me había estado colmando la paciencia, Violeta Forest se integró en el equipo hace unos meses en la selección, la entrenadora la tenía en la mira para que tomara mi lugar luego de que me fuera, aunque la perra parecía querer quitarme el puesto antes de tiempo.
Estábamos practicando la alineación para la rutina, Violeta junto a mi chocó su hombro contra el mío cuando la entrenadora no veía. En el momento que la práctica terminó y la entrenadora salió del gimnasio, detuve todo y me situé frente a ella, lo bueno de ser una de las más alta del equipo es que me da la ventaja de me mirarla desde arriba, aunque fueran unos pocos centímetros por debajo de mí.
—¿Algún problema? —espete con voz sombrío a la castaña de ojos azules.
—Ninguno —respondió con su vocecita toda dulce.
—A mi parece que si lo tienes.
—¿Acaso la princesa no le gusta que la toquen?
—Si es una perrita como tú, sí, me da asco.
—Ya llegará alguien que te destrone princesa... —dijo con burla.
—Que risa. Tú en serio crees que puedes destronarme —sonreí de forma sombría—Inténtalo. Me gustan los desafíos, no llegué a mi puesto solo por mi cara bonita…
JARED
Esperé a Kira afuera del gimnasio. Estaba sentado en mi moto en el momento que empezaron a salir las chicas, buscaba entre ellas a mi princess, hasta que la vi y su expresión era sombría pero en el momento que me vio empezó a caminar hacia mí con una sonrisa. Se me acerco y lo primero que hizo fue darme un beso.—¿Qué tal el entrenamiento? —le pregunté mientras ella subía a la moto y se aferra a mi cintura.
—Una perrita olvidó cual es su lugar y tuve que recordárselo —dijo recostando su barbilla en mi hombro.
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Kira no quería salir sin antes cambiarse la ropa deportiva, por lo que tuve que llevarla a su casa para que se cambiara. Entré en la mansión Ivankov de la mano de Kira, la primera vez en años en que entraba a su casa.
—Subiré cambiarme, no tardaré. —Kira me besa en los labios y sube las escaleras muy rápido, moviendo sus coletas de un lado a otro.
“Es muy lindo esta vista de ella en shorts y ajustados”.
Se escuchó una tos falsa, al girarme vi a uno de los hombres más peligroso de New York y el padre de mi novia frente a mí, Andrey Ivankov.
—¿Disfrutando de la vista Howard? —preguntó entre dientes.
—La verdad es que si —respondí con una sonrisa que lo irritó.
—Quisiera hablar contigo en privado…
Andrey Ivankov es un hombre que imponía con su sola presencia, sabía lo peligroso que es este hombre pero si quería ganar terreno y poder estar con su hija, no debía demostrarle miedo. Él me llevó hasta su estudio y ambos tomamos asiento frente a frente con el escritorio en medio de ambos.
—Sé que Kira ya no es una niña. —empezó hablar el rubio —Pero mi esposa y yo siempre consentimos a todos nuestros hijos, sobre todo a Kira. No me importaba darle todo lo que ella quisiera. Mi princesa japonesa puede pedirme la luna y haría lo que sea por dársela, ahora… ¿entiendes que si llegas a lastimarla yo te voy a matar no sin antes romper cada hueso de tu cuerpo?
—Estoy muy consciente de eso. —respondí con tranquilidad y una sonrisa.
—No me agradas muchacho.
—Y usted a mi menos pero amo a su hija, lo cual me hace tener que aguantarlo. Sé que puede matarme pero Kira vale la pena todo el riesgo.
—Veamos si eres digno de mi princesa, Jared Howard. —dijo con una sonrisa falsa.
El ambiente tenso entre ambos se había calmado, en ese momento entró a la estancia Akiko Ivankova, la madre de Kira. Se notaba el enorme parecido, pero la mujer mayor poseía un aura mucho más oscura y perversa, Kira con todo y su arrogancia era un brillante solecito en frente de su madre.
Juntas podrían encarnar perfectamente al sol y la luna. La japonesa se situó al lado de su marido.—Hola Jared, me imagino que mi esposo ya te amenazó. —dijo con una sonrisa. —Pero falto yo por decir una cosita más.
La bella mujer de ojos rasgados tenía una cálida sonrisa en sus labios, pero esa calidez no llegaba a sus ojos.
—Si le rompes el corazón a mi hija, yo te sacaré el tuyo y te lo daré de comer. —enfatizó con un tono tan dulce que podría dudar de que está mujer en serio me estaba amenazando de muerte.
«Akiko Ivankova da mucho más miedo que su esposo.»
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𝐁𝐞𝐬𝐩𝐫𝐞𝐝𝐞𝐥.
General Fiction♕︎𝐏𝐨𝐫𝐭𝐚𝐝𝐚 𝐡𝐞𝐜𝐡𝐚 𝐩𝐨𝐫: @mfvdesigns_ (instagram) @MFVillegas (wattpad)♕︎ «Bespredel» quiere decir sin restricciones, desmadre, ausencia de leyes. Una de las palabras favoritas para describir a los hermanos Ivankov. No conocían de límite...