2. Tres dólares por un kg de cerebro

998 86 10
                                    

Abrí los ojos cuando un terrible olor a pescado intoxicó mis fosas nasales. Analicé la habitación con una mueca de asco hasta toparme con el sillón donde se encontraba Margaret, vigilandome como siempre.

"¿Qué es esa peste de buena mañana?" - pregunté sentándome en la cama.

"La comida de hoy. Y de buena mañana nada, son pasadas las seis de la tarde." - murmuró con un tono de enfado.
Como si yo tuviera la culpa de no haber podido dormir decentemente, ¿sabes?

"¿Donde está Gerard?" - curioseé mientras acariciaba mi pecho con suma vagancia.

"Está reunido, ni se te ocurra molestarlo." - dijo ella levantándose del asiento y mirándome con los brazos cruzados.
Suspiré sin ganas.

"¿Está noche hay una fiesta verdad? Sí. No te molestes en contestar. La hay. Sí." - murmuré sacando un traje del armario empotrado. Odiaba ser tan lento por las mañanas. No hay nada mejor que hacer un par de ecuaciones para reanimar el cerebro después de la noche.

Pero no es el caso, Frank, por favor.

"Es el cumpleaños del señor Way." - dijo acercándose y poniendo su mano en mi hombro.
Que odiosa manía.

"Eh, no me toques." - me aparté con brusquedad y ella me miró confusa.

"Debes estar listo en una hora." - se apartó para sentarse nuevamente en su lugar de descanso.

"Hmh...Tengo que bañarme..." - susurré con desgana. Odiaba ducharme mientras me miran, creo que soy perfectamente capaz de estar solo y obedecer las reglas impuestas.

Vale, quizás no.

"Bien, vamos al baño entonces." - dijo y volvió a despegar el trasero del sillón, pasando por mi lado, salió finalmente por la puerta, esperando a que la siga. Gruñí y con las ropas en las manos, salí dirigiéndome al cuarto de baño. Entré dejando la ropa perfectamente ordenada. Margaret me miraba con el ceño fruncido de siempre.
Me quité los pantalones y los dejé tirados por ahí, quedándome solo en la ropa interior. Entonces se escucharon unos golpes en la puerta y esta se abrió.

Ambos miramos.

Gerard.

"Dejalo Margaret, yo me quedo con él." - dijo con media sonrisa. Yo tragué saliva sin disimular el nerviosismo. La mujer salió algo sorprendida, supongo que compartíamos esa mueca.

"Puedes seguir." - dijo Gerard haciendo un gesto con la mano, apoyado en la puerta. Caminé con incomodidad hasta la ducha y puse el agua a alta temperatura. Miré por detrás del hombro a Gerard, mientras deslizaba abajo mi ropa interior.
Suspiré y me metí en la bañera, comenzando a mojarme de pies a cabeza. Tomé el jabón bajo su antena mirada y comiencé a extenderlo por mi piel en movimientos circulares.

"¿Puedo preguntar algo?" - dije cogiendo la esponja de tonalidades celestes.

"Puedes, que yo responda es diferente." - su rostro era serio. No dejaba de estudiarme. Quizás fue mala idea abrir la bocaza, pero ya era tarde.

"¿Por qué te gusto?...me refiero... ¿Por qué yo y no otro?" - le miré y me miró, cruzamos miradas complacidas, o eso me parece.

Gerard se encogió de hombros. No va a responder. Seguramente ni él sabe la respuesta. Bufé con frustración y enjaboné mi cabello, para luego aclararme del todo con el agua. Salgo de la ducha minutos después, tratando de evitar su lasciva mirada.

"Oye, feliz cumpleaños." - dije envolviendome en una toalla.
Gerard rió.

"Gracias." - termina y se gira para salir del baño con una satisfactoria sonrisa, dejandome solo.
¿Era por eso que había venido?¿Para qué le felicitara?

The Dark Side Of My Mind -Frerarđ-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora