Me desperté por culpa del sofocante calor, fuera era todavía de noche, o probablemente de madrugada. Gerard seguía durmiendo a mi lado, con la boca entreabierta, respirando tranquilamente. Suspiré estirando los brazos, sintiendo mi cuerpo doler con intensidad. Me levanté apoyándome todavía sobre el colchón para llegar hasta besar superficialmente los labios de aquel ángel con roja melena y bajé a la cocina, tratando de no hacer ningún ruido.
Abrí la nevera, sacando una botella de agua y bebiendo directamente de esta. Mis ojos fueron a toparse con el calendario colgado en la puerta. Fruncí el ceño al ver la fecha del 2 de septiembre. Debía estar mal. Miré a mi alrededor en busca de mi móvil cuando sentí un cálido cuerpo abrazarme desde atrás, con sus labios en mi cuello. Supongo que mi intento de no despertarlo fue fallido.
"Buenos días, amor..." dijo Gerard en un susurro.
"Es de madrugada." repliqué dejando la botella de agua en su lugar. El mayor rió, sin apartar sus besos de mi piel.
"Entonces vuelve a la cama." insistió, descendiendo su tacto por mi desnuda piel, haciéndome estremecer.
"Ahora no." gruñí dándome la vuelta para verle. Gerard hizo un dramático puchero, con sus manos todavía en mi cintura, ambos con nada más que unos calzoncillos puestos. Que por cierto él estaba usando los míos y yo los suyos, pero bueno.
"¿Has visto mi móvil?" pregunté frustrado. "Creo que ayer cuando volví lo dejé en la mesa y no está..." me quejé señalando la mesa del comedor. Gerard chasqueó la lengua, mirando de reojo el lugar señalado.
"¿Ayer? No lo creo, ayer estuviste todo el día conmigo." sonrió triunfal, dejándome bastante más confuso.
"Ayer salí con Ray." le discutí, volviendo a mirar la última fecha marcada en el calendario. Gerard siguió el invisible trazado de mi mirada hasta el calendario y rió divertido, negando con la cabeza.
"Está mal, hoy es día 8, llevamos una semana en casa, no has salido con Ray, créeme." explicó, mirándome ahora como si fuera un loco que trata de contradecir la teoría del evolucionismo de Darwin.
Tallé mi rostro con las palmas, si era cierto que había pasado la última semana en casa es que estaba más loco de lo que imaginaba, por lo tanto los recuerdos más recientes eran capaces de disolverse, por lo tanto, repito, mi cerebro estaba dejando de funcionar a cada vez mayor velocidad.
Pronto me miraría en el espejo preguntándome:
¿Quien eres, Frank Iero?
"Gerard, no lo recuerdo." suspiré, caminando hasta la mesa de comedor y sentándome allí, con las manos apoyadas en mis rodillas.
"¿Nada de nada?"
"Nada de la última semana..." respondí agachando la cabeza. Tenía una mínima idea de lo que se suponía había pasado aquí estos días, pero también era posible que estuviera equivocado. Gerard palideció, quedando de cuclillas frente a mí, viéndome con esas enormes perlas verdes.
"Ha sido una de las mejores semanas de mi vida y tu no recuerdas nada..." comentó apenado, pero sin recriminarme nada. Ambos sabíamos que esto podía ocurrir. Desvié los ojos unos instantes, pero él no dejaba de buscar mi mirada, quizás pensaba que mentía, y ojalá lo estuviera haciendo.
El último momento que se me viene a la cabeza, es cuando estuvimos en su cama después de que yo hablara con Ray sobre el concurso fotográfico al que íbamos a participar. Un concurso que si Gerard no me está engañando con la dichosa fecha, fue hace 2 días.
Ray me va a colgar por los huevos cuando se entere.
"Lo siento, Gee, sabes que no lo hago a propósito." fruncí el ceño, para mi tampoco era fácil esto, y él no estaba ayudando demasiado.
"Shtt." susurró, colocando su dedo para sellar mis labios. Se levantó y tomando mi rostro entre sus manos besó mi frente con cariño. "No es tu culpa..." susurró frío, distante. Me ponía los pelos de punta cuando se comportaba así. "No es tu culpa..." repitió, alejándose, en pocos pasos se encontraba donde la escalera, despareciendo pronto de mi campo de visión, camino a la parte superior.
Hundí mi rostro entre las manos de nuevo, suspirando con fuerza, tratando de recordar algo, más nada llegaba a mi mente. Mi cabeza dolía más a medida que trataba de ordenar mis ideas, buscando en el interior las respuestas a las preguntas de los pasados días. Recorrí el salón en busca de algo, algo que pudiera darme una pista.
Gerard estaba enfadado, molesto, o quizás tan solo decepcionado.
"Ha sido una de las mejores semanas de mi vida y tu no recuerdas nada... " repetí para mi mismo, hundiéndome todavía más en mi propia miseria.
Subí arriba, escuchando la llave de la ducha puesta, seguramente Gerard había decidido tomar una ducha. Entré en la habitación y cogí mi ropa deprisa, no era para nada la ropa que había usado el día anterior, o creí haber usado. Sin darle más vueltas para no desquiciarme y arrancarme el pelo a mechones, tomé mi móvil del bolsillo y ignorando el millón de llamadas perdidas por parte de Ray busqué en mis contactos a Mikey. No es que valiera la pena llamarle, pero siendo hermano de Gerard sería el único que podría saber algo que yo no.
Los pitidos del otro lado sonaron a la vez en que mis rodillas comenzaban a temblar.
"¿Frank?" preguntó, aunque más que pregunta sonó como un quejido.
"¿Esperabas a alguien que no fuera yo?" bromeé. Mikey chasqueó exageradamente la lengua y le escuché reír al teléfono.
"En realidad no... Bueno, dime que quieres, soy una persona muy ocupada."
"No lo dudo..." vacilé. "Oye, ¿cuando fue la ultima vez que hablaste con Gerard? Necesito saber exactamente todo lo que te dijo." murmuré volviendo a bajar las escaleras por si acaso, lo ultimo que necesitaba era que Gerard se enterase de esto y tener más problemas.
"Hablamos hace dos días, nos peleamos un rato, como siempre...y no mucho más..." le escuché suspirar y acomodarse en un sofá o algo así. "¿Por qué? ¿Pasa algo?"
Gruñí por lo bajo, sinceramente no tenia nada de ganas de contárselo.
"He vuelto a tener esos lapsus en la memoria..." conté como si se tratase de un secreto, encontrándome un lugar en el suelo del salón, por alguna razón me sentía bien sentado en el suelo, espero a nadie esto le parezca raro.
"¿Lapsus de memoria?" rió. "Eso creo que son derrames cerebrales..."
"¡Tú si que eres un derrame cerebral!" grité contra el teléfono, en serio empezaba a molestarme. Dudé en si colgar cuando las potentes carcajadas comenzaron a escucharse del otro lado del aparato.
"Vale, vale..." tomó aire. "Me dijo que era feliz, que estaba enamorado de ti, luego un montón de mierda más y me insultó por haberte dejado ir y finalmente más...bla bla bla." explicó con desgana, en mi imaginación podía verle perfectamente tomando color a medida que decía esas palabras. Yo lo sabia, él también, y la verdad es que estaba jodido porque lo nuestro terminara, porque yo y no él sabe como hacerle feliz.
"Mikey, por favor... ¿Dijo algo importante?" pregunté mordiéndome el labio con nerviosismo.
"Ay...Sí, ¿Te has mirado la mano últimamente?"
Fruncí el ceño sin entender.
"No..." susurré, extendiendo la palma de mi mano frente a mi rostro, y allí estaba, resplandeciente como nunca. "Mierda..." musité, alterándome al ver un plateado anillo al rededor de mi dedo. "¡Mierda!" grité parándome de mi lugar, observando la nueva adquisición que decoraba mi mano.
"¿¡Desde cuando estoy comprometido con Gerard!? " chillé hiperventilando con fuerza, de repente sentía como si me fuera a dar un ataque al corazón.
Mikey reía con cada vez más diversión, hasta escuché como el muy maldito se caía del sofá en el que se encontraba momentos atrás.
"Frank... Eres genial. En serio, te casas y no te acuerdas. Te lo juro tío, eres mi ídolo." y con la última carcajada colgó la llamada, dejándome pálido y a punto de desmayarme.
ESTÁS LEYENDO
The Dark Side Of My Mind -Frerarđ-
Fiksi PenggemarFrank fue abandonado por sus padres a temprana edad, su vida se desarrolló en la calle hasta que fue acogido en su casa por Mikey Way, después de un amor que no pudo con todo y años de abuso sobre el avellana, este es rescatado por el hermano mayor...