8.2 Como al principio

507 61 24
                                    

Nota: cortito... :( pero hacía mucho que no publicaba nada aquí...

Sentí los fuertes dedos de Gerard enredarse en mi pelo y como tiraba de mi melena para que caiga al suelo. Mis brazos tocaron la fría superficie, eran mi pilar para sostenerme antes de desplomarme. Gerard se agachó solo un instante para tomar mi camiseta y tirar de ella, dejándola en cualquier parte del salón.

"Gatea hasta la alfombra." dijo con autoridad, señalando con el dedo índice el lugar central, donde se encontraba una peluda alfombra blanca. Obedecí la orden y me senté allí, con ambas manos a los lados.

"Quítate los pantalones." murmuró, cruzándose de brazos.
No tardé en reaccionar y completar sus indicaciones. Me despojé de los pantalones, alzando mis caderas para bajarlos con mayor facilidad, dejándolos a un lado, junto a la camiseta. Ahora solo quedaba en mis ropas interiores, mordiéndome el labio con ansia, ya que al deslizar la mirada vi y sentí la notoria excitación en mi entrepierna. Gerard sonrió de lado, paseándose a mi alrededor pensativo, mirándome de manera sucia, lujuriosa.

Y me encantaba.

"Fui malo..." susurré cansado por la espera de su siguiente orden. Gerard alzó amabas cejas y detuvo el movimiento de sus piernas, quedando de cuclillas frente a mi.

"¿Ah sí?" preguntó, exagerando su mueca de sorpresa. Yo le miré de igual manera y asentí con vigorosidad.
Gerard arrugó la frente y deslizó una mano por mi desnuda pierna, bajando hasta agarrar mi calcetín derecho y quitarlo con cuidado, siendo el izquierdo el siguiente en liberar mi pie.
Jadeé cuando Gerard se acercó de manera seductora a mí, deslizando su dedo índice por mi tórax, hasta la cubierta entrepierna. Gemí de manera tímida, constantemente aprisionando mi labio con los dientes para no empezar a gimotear escandalosamente.

"No te muevas." gruñó el mayor, levantándose de su lugar y saliendo del salón. Quedé solo un rato, mirando a mi alrededor con desesperación, ojeando la puerta, esperando a Gerard.

El pelirrojo apareció en el umbral un par de minutos más adelante, con una sonrisa como dibujada a mano en su rostro y unas cuerdas bailando entre sus dedos.

Sabía lo que iba a hacer, y me estaba impacientando.

Gerard dio un paseo alrededor de mi eje y sonrió de nuevo, yo le veía desde abajo con grandes ojos.

"Ahora vas a decirme todas esas cosas malas que has hecho, yo voy a ir atándote, mientras tanto." susurró quedando de rodillas enfrente mía. Yo asentí, tratando de recordar todas aquellas cosas que le había ocultado a Gerard. Ray y nuestro plan fotográfico fue quien llegó a mi mente primero, pero iba a empezar por algo más suave.

"Te... Te oculté cosas." mordí mi labio, viendo como el contrario desata un nudo que se había formado en la cuerda. Gerard no desvió su mirada.

"¿Qué cosas?" insistió.

"Mis sentimientos." confesé en un suspiro. Gerard me miró deprisa, pero siguió ocupado con los nudos que tenía por desenvolver.

"¿Qué más?" dijo tirando de la cuerda y cogiendo ambas de mis muñecas, quedé de rodillas unos instantes, sintiendo como estas ansían doblarse y duelen con cada mínimo balanceo de mi cuerpo.

"También vi tu álbum de fotos sin tu permiso." murmuré, bajando la cabeza cuando me miró con el ceño fruncido. Fingí arrepentimiento y dejé que atara correctamente el nudo que unía mis muñecas y deshabilitaba mis manos.

"Sigue." susurró levantándose. Seguí su figura con la mirada, luego solo la sombra, cuando Gerard se puso a mis espaldas y me empujó contra el suelo. Apoyé mis brazos unidos sobre la moqueta y permanecí de rodillas.

"Iba a participar en ese concurso fotográfico con Ray para ganarte." respiré hondo para tomar aire cuando la cuerda que sostenía Gerard desató su rabia en mi desnuda espalda. Arqueé mi cuerpo, sintiendo humedad tanto en mis ojos como en mi entrepierna, la cual parecía excitarse con cada gesto del mayor. Jadeé rudo contra el suelo, alzando involuntariamente más y más mi trasero.

"¿Algo más?" preguntó Gerard, juntando también mis piernas y atando juntos mis tobillos. Mi cuerpo comenzó a temblar y por un segundo creí que vomitaría de como se me removió el estómago. Luego una placentera sensación llegó a mi, el recorrido de las manos del pelirrojo por mi espalda solo unos segundos.

"N... No... Creo." susurré, mi corazón a punto de salirse de mi pecho y mis ojos quemando. Gerard gruñó y supe que me había descubierto mi mentira.
Noté como tiraba de mis calzoncillos hacía abajo, la sensación de alivio fue inmediata. Mi entrepierna caía libre por debajo de mi cuerpo, mientras mi alzado trasero quedaba expuesto ante mi dueño, quien ahora lo acariciaba sutilmente.

"Di la verdad." rugió pasando la gruesa cuerda por entre mis nalgas. Gemí con excitación y sentí mi estómago calentarse con la voz del mayor.

"No... No me acuerdo." mentí de nuevo, llevándome otro latigazo de cuerda, esta vez en mi trasero.
Sentí como la marca, que seguramente había quedado roja, quemaba mi piel sin piedad, y empecé a pensar que no era normal todo lo que me excitaba aquello.

"Dilo." gruñó, volviendo una vez más a tallar mi piel con la dura cuerda. La enroscada tela irritó mis glúteos y gemí con fuerza, una lágrima cayó por mi mejilla, pero tampoco pude apartarla, el dolor crecía, y yo no estaba seguro de hasta que punto iba a soportar eso.

"Mikey es mejor en la cama que tú." lo dije.

Lo lamenté.

Gerard gruñó como nunca le oí hacer, tres fuertes latigazos se descargaron en mi lastimado culo, haciéndome gritar de dolor. Mis ojos no lo soportaron más, mi cuerpo tampoco, empecé a sollozar desconsoladamente, mientras podía percibir gotas de sangre deslizarse por mis nalgas y piernas. Bajé la cabeza, dándome cuanta de que el dolor para nada había hecho disminuir mi excitación. Seguía necesitando ser tocado.

"¿En qué universo es Michael Way mejor amante que yo?" gritó posándose delante mía, vi que solo llevaba sus jeans puestos. Me encogí de hombros como pude, tratando de retener las rebeldes lágrimas.

Gerard tomó mi mandíbula por la barbilla y alzó mi rostro bruscamente, viéndome con aquellos ojos lujuriosos, pero que a la vez sentían algo de preocupación por mi, y sabía que Gerard en cualquier instante me diría que se arrepiente de haberme pegado.

Pero yo no me arrepiento.

Es para lo que he nacido, es lo que me gusta, es lo que me han enseñado a ser: una puta, un perro callejero, un arrastrado, una zorrilla barata, un esclavo sexual...

A algunos les gusta abusar, a mi me gusta que abusen de mí.

"Tú hermano la tiene más grande." gruñí con una sonrisa, llevándome una buena y muy merecida bofetada.

"Eso es mentira." respondió, murmurando algo por lo bajo y apartándose de mí. Sentí su pie bajo mi abdomen, el cual casi había conseguido apoyar sobre el suelo. Gerard alzó mi cuerpo, obligándome a quedar de cuatro patas de nuevo, tratando de no perder el equilibrio al estar atado.

"No te he permitido descansar." comentó yéndose hacia a otra parte. No alcé la vista por miedo, pero pronto escuché como arrastraba el sofá más cerca de mi posición. "Entonces dime...¿En qué es mejor Mikey que yo?" gruñó Gerard y yo reí.

"En que es más violento." sonreí. El pelirrojo rió irónico, para finalmente aproximarse y darme con su mano en el trasero. Todo mi cuerpo se sacudió, de mis labios huyó un fuerte gemido, mientras sentía mi duro miembro gotear líquido pre-seminal sobre la moqueta.
Gerard sonrió con malicia y acercó una mordaza hasta mi boca.

"Y ahora dime la segunda cosa en la que es mejor." susurró, acariciando con sus labios los míos, mordiéndome suavemente y jadeando contra mi boca. Yo alcé la mirada, viendo a su hermano parado en el umbral de la puerta, realmente no me acordaba de que estaba en el piso de arriba.

"Es... Mikey es mejor en espiar a su hermano haciéndole cosas guarras a su marido." mordí mi labio, viendo como Gerard se voltea asustado.

Y bueno...

Mikey tenía la mirada igual de alterada que la entrepierna.

The Dark Side Of My Mind -Frerarđ-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora