15. Nada es verdad, todo es irreal

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"Somos unos papás geniales..."

"Gerard... Ya basta..." sollocé sintiendo la piel en mi cuello arder con intensidad, los tirones por parte del mayor quemaban con cada vez más fuerza. Mis rodillas se arrastraban por el sucio suelo cuando la correa se tensaba y mis huesos crujían de nuevo.

"Precioso mío." murmuró el pelirrojo deslizando sus dedos por mi húmeda mejilla. Cerré los ojos ante el contacto y sentí un escalofrío viajar por todo mi cuerpo como un fugaz relámpago.

"Para ya." pedí en un gimoteo, tratando de regular mi ahogada respiración.

"Todavía no he terminado contigo." sonrió mostrando sus perfectos dientes, dándome todavía más ganas de coger una navaja y cortarle el cuello.

"Pero yo si que he terminado contigo." gruñí alzando la vista.

"¿Qué dices, idiota?"

"Lo que oyes..." me senté sobre los talones y desabroché el collar, liberando al fin mi lastimado cuello. "... He terminado contigo, ahora, oficialmente." me levanté del piso, apoyándome en el coche para no caer. "Te dejo, Gerard." aclaré ante su confusa mueca. "Quiero el divorcio, quiero que te alejes de mi y de Frankie, o te prometo que te denunciaré por maltrato y acabarás en la cárcel comiendo puré de patata para el resto de tu mísera vida."

Gerard me miró atónito, en sus ojos se distinguía algo así como decepción y sorpresa. Yo por mi parte había acabado, tomé mi móvil y ropa. Me vestí sin prisa, sabía que a mis espaldas Way seguía observándome con ojos de buitre. Me di la vuelta y caminé hasta a él con dificultosos pasos.

"No puedes tenerlo todo en esta vida..." suspiré tomando la correa de su mano, sintiendo el frío tacto de su piel, lancé la cuerda lejos. "Tienes que aprender a sacrificar algunas cosas..." cogí el cinturón que sostenía en la otra mano y lo tiré de igual manera. "... Para obtener otras." me acerqué lentamente, hasta tener sus labios a centímetros de los míos. "Antes de que sea demasiado tarde, y el tiempo te consuma." añadí besando superficialmente la comisura de su boca y apartándome. "Te haces viejo."
Una leve sonrisa escapó de mis labios, y aunque no fue correspondida, de alguna manera me sentí en paz.

...

Mikey me iba a matar, no en su sentido literal, claro. Solo me estrujará los huevos hasta hacer tortilla de ellos.

Bueno, eso tampoco ha sonado convincente.

Así que tres golpes y la puerta se abrió.

Tachán.

En la parte exterior del umbral, yo, con la ropa cayéndose a trozos, sucia, ensangrentada al igual que la piel en mi cuello y pecho. Tenía los mechones de pelo revueltos en todas las direcciones existentes y por alguna extraña razón solo conservaba una de mis zapatillas.

Bueno, quien encuentre la otra que la traiga a casa de Michael Way.

...En la otra parte del umbral, Mikey, vestido como siempre, casual, limpio, con diez mil litros de desodorante escupiendo fragancia desde su pálida piel y una mueca de sorpresa decorando su rostro de finas facciones.

"¿Qué ha pasado?" su voz se sentía alarmada, era como si le afectara más que a mí mi propio estado.

"No es nada." suspiré pasando al interior de la casa, dentro todo se veía acabado de limpiar, y yo parecía allí el típico mueble viejo y desgastado que sobra. Me paré en medio del salón, hubo un silencio de unos segundos, menos por los suaves pasos que se acercaban por mi espalda. El tacto de la mano de Mikey sobre mi hombro se hizo presente, reconfortándome.

"¿Ha sido él?" preguntó con suavidad. Agaché la cabeza, con la mirada fija en mis pies asentí. Escuché un leve suspiro a mis espaldas y como Mikey balbuceaba algo para si mismo.

The Dark Side Of My Mind -Frerarđ-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora