𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑰𝑰

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La luz comenzaba a molestar el sueño de Gilbert, al final consiguió dormirse, aunque no estaba seguro de si era motivo de celebración o no

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La luz comenzaba a molestar el sueño de Gilbert, al final consiguió dormirse, aunque no estaba seguro de si era motivo de celebración o no. Tenía los huesos agarrotados, como si hubiesen pasado años desde que caminó por última vez, supuso que de ahora en adelante las noches serían de esa manera. Abrió los ojos levemente, la luz se colaba entre las franjas de la madera, haciéndola parecer intrusa.

Se llevó una mano a la frente en un intento de despertarse, pero como el resto de su cuerpo, también era incapaz de mover sus párpados. Con una fuerza quien dios sabe de donde saco consiguió enderezarse. Se frotó los ojos con ansia y por fin fue capaz de divisar una silueta.

Un hombre alto, con músculo y barba estaba sin camisa, atándose los pantalones mientras tarareaba una cancioncilla. El hombre pareció notarlo porque se giró, le sonrió y le extendió una mano.

-Tu debes de ser el nuevo.- Dijo en un susurro, el hombre debió de notar la confusión de Gilbert por su tono y señaló la cama que tenía detrás.

En ella se podía advertir un bulto entre las sábanas, William dormía de espaldas a Gilbert. Sus mejillas tomaron un ligero color rojo, si William estaba dormido en esa cama era por que él se encontraba en la suya. Asintió en señal de comprensión, avergonzado y estrecho su mano con la de él. El hombre sonrió, divertido por la situación.

-Gilbert Blythe, señor.- Se presentó tímidamente, pero eso solo hizo que el hombre se riera más.

-Si, William ya me ha comentado tu afán por llamar señor a la gente.- Gilbert noto que su acento no era de los alrededores de Avonlea, siquiera de Charlottetown, dedujo que sería de Trinidad o cerca de allí, pero no estaba seguro.- Llámame Bash, aquí no se usa tanto la formalidad.

Gilbert volvió a asentir, pero no se movió. No estaba muy seguro de que era lo que se suponía que tenía que realizar, William le explicó que su trabajo consistía en coger carbón y tirarlo a un horno, pero no le dio tiempo a hacer preguntas así que por cada minuto que pasaba estaba cada vez más confundido.

-¿A qué esperas?- Le llamó la atención Bash.- Vístete.

Sin esperar ni un segundo se levantó y sacó de su bolsa una camisa, un pantalón, un jersey y... y no le dio tiempo a sacar nada más porque Bash le agarró de la muñeca. Con una mirada seria miro las prendas y negó con la cabeza.

-¿Qué pasa?- Preguntó Gilbert preocupado.

-¿De verdad esperas llevar esta ropa a las calderas?- Esa pregunta lo pilló desprevenido, asintió confundido.- Allí abajo te manchas mucho.- Explicó Bash.- Esto no te va a durar ni dos días.- Apartó el jersey, los pantalones y le quitó la bolsa de las manos a Gilbert, la abrió y revolvió su interior.- Toma, ponte estos.

Le extendió unos viejos pantalones que Gilbert tenía, siquiera sabía por qué los había traído, son los que solía usar para la granja, estaban tan desgastados que habían perdido incluso color. Asimismo, aunque quería quejarse decidió tragarse las palabras, Bash llevaba trabajando en este barco más que él, si había alguien que supiese lo que era adecuado y lo que no, sin duda era él.

𝑻𝒆 𝒄𝒐𝒏𝒇𝒊ó 𝒎𝒊𝒔 𝒔𝒖𝒔𝒖𝒓𝒓𝒐𝒔 [𝑮𝒊𝒍𝒃𝒆𝒓𝒕 𝑩𝒍𝒚𝒕𝒉𝒆 𝒙 𝑶𝑪]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora