𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑿𝑿𝑿

492 47 3
                                    

Por favor leer las notas del final señalado con este emoji -->💥

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Por favor leer las notas del final señalado con este emoji -->💥

Habían pasado meses desde que Prissy huyó del altar y el señor Phillip abandonó Avonlea. Fueron sin duda unos meses ajetreados. Tras la desaparición del antiguo docente, una mujer, la señorita Stacy, ocupó su lugar como profesora de la escuela.

Los alumnos no podían estar más contentos, especialmente Anne, quien admiraba cada paso, cada gesto y cada palabra que decía la mujer. Era una persona revolucionaria, vestía pantalones y su transporte consistía en una bicicleta a motor, algo nunca visto en un pequeño y conservador pueblo como el que era Avonlea.

Sus métodos nuevos, nada que ver con la disciplina y el orden que impartía el señor Phillip, alertó a las mujeres (conservadoras, como ya he dicho), creando varios conflictos.


Mientras que la señorita Stacy parecía haber encontrado un nuevo hogar en aquellas praderas con cada vez menos nieve, Bash no pudo evitar sentirse más lejos de casa que nunca.


Gilbert había descubierto su vocación. Quería ser médico y ayudar a las personas como Ruth, tenía planeado terminar antes los estudios e ir a la universidad donde estudiaría para después practicar su profesión. Pero esta idea le estaba robando más tiempo de lo esperado. Con ayuda de la señorita Stacy, el joven comenzó a hincar los codos, centrándose de manera exclusiva en los estudios y dejando atrás el mundo que lo rodea.

Y esto incluía la promesa de un nuevo hogar que le había hecho a Bash. Durante el invierno las cosechas se volvieron difíciles; Emma había intentado ayudarlo, recogiendo maíz y arreglando la valla, pero no era de mucha ayuda. Se sentía abandonado, que no encajaba en el que se suponía que tenía que convertirse en su nuevo hogar.

Y es por eso que Bash había encontrado consuelo en los brazos de Mary, quien siempre le recibía con una radiante sonrisa, aun cuando el resto de sus facciones rezumaban cansancio después de una larga jornada de trabajo. Su casa, donde ahora Bash pasaba bastante más tiempo del que tenía planeado, olía a hogar y a comida con sabor, un sueño vuelto realidad.

Nada que ver con la avena seca y sopa agría que lo esperaban en casa al volver.


Gilbert también había dejado atrás a Emma, quien aun estando confundida con el repentino cambio de actitud del chico lo respetó, alegando la posibilidad de que el estrés por sus estudios lo estuviera consumiendo.

Aunque Gilbert era consciente de que en realidad, gran parte de su iniciativa hacia el futuro se debía a que cuando se centraba en los libros de texto, dejaba atrás todo lo que a Emma respecta.

Bash le enseño un cartel viejo y sucio en el que apenas se podía leer "Se busca" como título. Abajo, la foto de Emma (si, su Emma) estaba impresa, junto con una recompensa y el sello borrado por el tiempo.

𝑻𝒆 𝒄𝒐𝒏𝒇𝒊ó 𝒎𝒊𝒔 𝒔𝒖𝒔𝒖𝒓𝒓𝒐𝒔 [𝑮𝒊𝒍𝒃𝒆𝒓𝒕 𝑩𝒍𝒚𝒕𝒉𝒆 𝒙 𝑶𝑪]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora