𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑜𝑰𝑰𝑰

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TW: Mención de sangre y peleas

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TW: Mención de sangre y peleas.

– Bien – dijo Emma casi en un susurro.

Gilbert se giró hacia ella, esperando ver su sonrisa orgullosa, pero en vez de una sonrisa lo que vio fue su tez pálida y su mirada vacía antes de caer al suelo. Asustado, se acercó corriendo y se arrodilló a su lado, colocando el dedo índice y corazón en su cuello, en busca del menor signo de vida. Respiraba rápido, sin tiempo a pensar. Al cabo de unos segundos sintió un leve palpitar, sacándole un suspiro de tranquilidad.

Busco con la mirada a Bash, pero el adulto estaba mas que tranquilo sacudiéndose la tierra de los pantalones, volvió a mirar el cuerpo inerte de su amiga, la cual lentamente iba recuperando algo de color. Cuando Bash pareció darse cuenta de la preocupación de Gilbert rió y miro a la joven.

– A Emma no le gusta la sangre. – Y como si esa breve explicación fuese más que suficiente abandonó la cabaña, dejándolo aun arrodillado junto a su amiga. – ¡Ten cuidado al cargarla! – lo escucho gritar desde fuera.

– ¿Cómo que cargarla? – no pudo evitar sonrojarse mientras le tomaba suavemente la mano.

– No esperaras que ande sola ¿verdad, doctor? – Fue lo único que recibió como respuesta. Gilbert suspiro y pasó con cuidado uno de los brazos de Emma por su hombro, facilitando el trabajo para así llevarla a la espalda.

Una vez fuera y con la chica en la espalda bien asegurada Bash le colocó la gorra, intentando ocultar su cabello, y aunque no quedó tan bien como cuando se la ponía ella hizo su función.

[...]

La ciudad parecía haberse calmado junto con el ocaso del sol, era poca la gente que caminaba por la calle, trabajando arduamente o simplemente conversando los unos con los otros. De vez en cuando, algunos se giraban, observándoles al pasar, siguiéndoles con una mirada que juzgaba cada uno de sus movimientos. Lo único que se escuchaba era el sonido de sus pasos y los leves susurros de la gente.

Emma respiraba contra su nuca, produciéndole un leve cosquilleo que le recorrió toda su espina dorsal. La muchacha pesaba menos de lo que Gilbert había imaginado , aunque tampoco le sorprendió. Supuso que en el barco no recibía todo el alimento y suplemento que alguien de su edad realmente necesitaba.

La cabeza se le volvió a llenar de preguntas sin respuesta. Hasta que por fin se armó de valor y se atrevió a aventurar:

– ¿Qué...? – sintió la garganta seca, áspera, como si estuviera hecha de papel de lija –. ¿Qué le pasó a Emma?

– Ya te lo he dicho – respondió Bash al momento –, no le gusta la sangre, se marea con ella – hizo una pequeña pausa –. De hecho me sorprende que haya aguantado durante todo el parto –. Sonrió una última vez antes de que su rostro tomase una expresión totalmente distinta –. Pero sospecho que no era eso lo que buscabas.

𝑻𝒆 𝒄𝒐𝒏𝒇𝒊ó 𝒎𝒊𝒔 𝒔𝒖𝒔𝒖𝒓𝒓𝒐𝒔 [𝑮𝒊𝒍𝒃𝒆𝒓𝒕 𝑩𝒍𝒚𝒕𝒉𝒆 𝒙 𝑶𝑪]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora