𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑿𝑽𝑰

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Emma no paraba de mirarse en el espejo

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Emma no paraba de mirarse en el espejo. Veía su reflejo con atención, pero no se veía a ella en él.

Era como si una extraña le devolviera la mirada, una extraña que tenía su mismo pelo y ojos, las mismas pecas en los cachetes y la misma cicatriz casi invisible debajo de la barbilla. Vestía uno de los vestidos que compraron en la tienda de Charlottetown, era bonito, sencillo pero bonito.

Y en cierta manera agradecia que fuese sencillo, no se veía vistiendo con encajes y pomposas faldas de satén. Suficiente cambio era ya el dejar de vestir camisa y pantalón como para añadir tales orteradas.

El pelo peinado caía a la altura de sus hombros, pero Emma discutía consigo misma sobre el peinado, ¿debería dejarlo suelto o atarlo con un lazo? ¿una trenza, quizás?

– ¿Puedo pasar? – Escucho hablar a Gilbert desde el otro lado de la puerta.

Le dijo que si y la puerta pintada de blanco se abrió, dejando ver al joven chico aun con la cara adormilada. El vestía muy parecido al primer día que se conocieron, en la cubierta del barco.

Fácilmente podría ser confundido por uno de los pasajeros. Menos mal que Emma acertó con sus intenciones.

– ¿Me veo rara? – Se arrepintió al momento.

La pregunta le había salido sola, no quería decirla en alto, y menos que Gilbert tuviese que responder.

Notaba la presencia del chico a escasos pasos detrás de ella, al igual que notaba su mirada recorrer todo su cuerpo, mirándola con atención. Emma desvió su vista, negada a mirar a Gilbert a la cara, aunque fuese a través de un espejo.

El chico tardó en contestar, y cada segundo que pasaba Emma se planteaba aún más arrancarse ese vestido y prenderlo en llamas hasta que estas se consumieran. Casi podía oler el humo cuando una mano (que no era la suya) le levantó la barbilla, dejándola de frente ante su reflejo.

– Yo creo que estas preciosa.

La voz de Gilbert había salido más grave de lo que él pretendía, eso podía verlo en su cara, pero aun así se mantuvo firme. No como ella, que se sonrojo hasta más no poder y apartó la vista de nuevo, solo para volver a ser alzada por el chico.

– ¿Recuerdas esa vez en la cocina? – Emma asintió. – Bien, quiero que llegues a la escuela con la misma seguridad, como si todo ese lugar te perteneciera.

¿Quién era ese y que había hecho con su Gilbert? ¿De dónde salió este ser tan atrevido? Emma lo miró unos instantes más antes de que él se apartara y se sentara en la cama, atando unos zapatos que quien sabe de dónde habían salido.

– ¿Estás nerviosa?

– ¿Tu lo estas?

– No contestes a mi pregunta con otra pregunta.

𝑻𝒆 𝒄𝒐𝒏𝒇𝒊ó 𝒎𝒊𝒔 𝒔𝒖𝒔𝒖𝒓𝒓𝒐𝒔 [𝑮𝒊𝒍𝒃𝒆𝒓𝒕 𝑩𝒍𝒚𝒕𝒉𝒆 𝒙 𝑶𝑪]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora