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(Diana)

No se muy bien en donde estoy parada. Un lago cubre el exterior con un muelle sobre mis pies. Árboles de hojas rosadas cubren el agua y sus costados en tierra firme. Busco un rumbo hasta que noto un chico a mis espaldas sentado al final del muelle. Adrien.

Me acerco a él y me siento a su lado hundiendo mis pies en el agua fría y oscura del lago.

No tardo en darme cuenta que este es el lago del cual Adrien me habló de cómo se veía en primavera. No sé muy bien qué hago aquí, pero esto no es real. Esto está pasando en mi cabeza y no logro descifrar el sentido de todo esto. Solo sé que el cuerpo me pesa y me siento con sueño, cansada.

Abro mi boca para decir algo, pero él me gana.


-Nunca te dije que es lo que elegí para recordar lo más importante de mi vida.


La charla del cuaderno de cuero sobre lo más importante en la vida para alguien, me llega a la mente.


-¿Qué has elegido? -levanta la mirada hacia el cielo. Imito el gesto observando detenidamente el atardecer y las estrellas que van saliendo en la zona oscura.


-A ellas -señala a las estrellas que van apareciendo. -. Tenemos a las estrellas como testigos de nuestro comienzo y final. Cada noche en el hospital dieron paso al primer momento juntos, a cada beso dado, a ese baile con tu vestido rojo, a nuestro primer mes juntos, a los momentos buenos y malos. Diana, no tienes idea de la capacidad que tienes de hacerme el hombre más feliz del mundo. Así que solo me resta decir lo mucho que te amo y lo agradecido que estaré siempre contigo.


-¿Por qué tengo el presentimiento de que esto es una despedida? -un nudo en la garganta, aparece.


-Tal vez lo sea. Todo depende de ti.


-He dado lo mejor de mí hacia los demás por mucho tiempo. En verdad estoy muy cansada...


Quiero decir algo más, pero no encuentro las palabras apropiadas. Presiento como algo me sujeta de los pies en el agua del lago, pero no me sorprendo ni lucho contra ello. No tengo fuerzas, ni tampoco miedo.


-Adrien.


-¿Sí? -su mirada se queda grabada en mí.


-Yo también te amo.


Una fuerza mayor me arrastra a lo más profundo del agua. Veo como la luz de la superficie se aleja cada vez más y mis pulmones se van quedando sin aire. No lucho porque mi cuerpo no me lo pide, aunque mi mente viaja a cada uno de mis recuerdos. Lentamente dejo de sentir, de pensar, y de hundirme. Mis ojos ya se cierran y mi corazón deja de latir. 

Las Estrellas Como TestigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora