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(Diana)


No me quedó otra más que contarle todo lo que está sucediendo con Adrien, incluyendo mis sentimientos, a mi mejor amiga. Tuve una buena opinión por parte de Jane sobre todo.


-¿Hoy irás otra vez?


-Debo hacerlo, amiga. Necesito respuestas.


El otoño está por comenzar y el clima fresco nos lo hace saber. Las hojas del árbol en donde nos sentamos cada día en la escuela con Jane, empieza a quedarse desnudo.


-¿Crees que se enojó contigo por haber llamado a los enfermeros?


-No lo sé. Solo me han dicho que no quiere recibir visitas.


En verdad que no lo entiendo.

El día después del suceso en el Hospital, fui a ver como estaba y me dijeron que no quería ver a nadie. Luego fui al siguiente, y así por una semana, pero siempre tenía la misma respuesta.

Mañana por la noche tengo el evento de los 10 años del Hospital del Sur. Hoy por la tarde iré en busca de un vestido y no tengo ni la menor idea de que estilo comparar. Ya no quiero hablar de Adrien, me pone triste pensar en que está en ese lugar solo y sufriendo.

Haría de todo por ayudarlo.


-Necesito que me ayudes a comprar un vestido para mañana. -le pido a Jane cambiando de tema.


-Me encantaría ir, pero a mi madre le surgió un inconveniente y tengo que ir.-voltea los ojos para atrás. Larga un largo suspiro.- Sí, ya lo sé. A mi también me molesta.


-Descuida, algo encontraré.


Nos dirigimos al salón de clases luego de que el timbre suena.


-Cómprate algo rojo, te quedará super bien. Y sí ese tal Adrien no te quiere ver, déjalo, ponte bien perra y haz que se mueran por ti con ese vestido el sábado en la noche.


-No habrá chicos de nuestra edad, Jane. Habrá mucha gente mayor, muy mayor a nosotras.


-Un sugar daddy médico nunca está mal.


-¡Eres una atrevida! - no puedo evitar reír junto a ella. Típico de Jane.


Al salir de la escuela, me dirijo con mi motoneta al centro de la ciudad. Mientras voy por la avenida, una tienda me llama la atención. Probaré con esta a ver qué es lo que consigo.

No es la gran cosa. Hay varios vestidos llenos de lentejuelas y de colores extravagantes por todos lados. Maniquíes, perchas y un par de chicas en los vestidores es lo único con lo que me encuentro.


-Buenas tardes, linda. ¿Cómo te puedo ayudar? -pregunta un chico que parece trabajar aquí.


-Hola. Estoy buscando un vestido que no sea tan llamativo. -dejo mi casco en el mostrador cuando una chica que está detrás del mismo me hace señas para que lo deje allí.

Las Estrellas Como TestigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora