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(Diana)

Me siento realmente cansada. Mi cuerpo pesa el doble a diferencia de los otros días y mi mente es un tornado de confusiones. Doy gracias por estar llegando a casa por fin. El día de hoy fue muy agotador, y tengo muchas cosas que analizar tirada en mi cama. Me quería quedar en el Hospital como todas las noches, pero él me dijo que mejor me vaya a descansar a casa, que se encontraba en perfectas condiciones. No quería molestarlo con preguntas tontas, pero cuando nos fuimos a su cuarto noté como quería decirme algo, sin embargo no dijo otra cosa más que todo irá bien y que descansara en casa.

Meto la moto en el garaje dejándola en el lugar de siempre junto al auto y luego lo cierro. Cuando entro a la sala principal mientras deposito las llaves en el cuenco para las mismas, me sorprendo ante lo que tengo frente a mis ojos.

Al parecer, ocurrió un milagro que hacía tiempo que esperaba. Mi madre está sentada en el sillón amplio junto a mi padre a su lado. Sus caras son serias, el ambiente es tan silencioso que me deja pensar a qué viene todo este show. Por qué eso es, un simple show de la madre y el padre en perfecta sintonía para regañar a su hija.

-Tenemos que hablar, señorita. -corrompió el silencio mi madre con tono autoritario. -Te pedí que por favor no divulgaras esa información. Y tu vas y se lo dices a media institución. -no puede faltar recalcar el dedo índice con movimiento de acusación hacía a mi.

-Lo siento mamá. Hoy tuve un día difícil, mañana podemos hablar. -sugerí mientras me quitaba la mochila de la espalda y me dirigía hacia mi habitación. El uniforme del colegio ya me empieza a molestar.

-Diana, ven aquí. Vamos a hablar seriamente.

El tono de voz de mi padre me sorprendió e hizo que me frenara en el momento que iba a poner un pie en el primer escalón de la escalera . No fue ni brusco, pero tampoco suave. Fue como si llevara consigo una enorme decepción. Me vuelvo y me quedo frente a ellos esperando a que suelten lo que tengan para decirme.

-Lo que has hecho no solo compromete tu relación con Samantha, si no que también nos has dejado mal plantados a nosotros. Le habíamos asegurado extrema discreción a los padres de la chica, ¿Cómo crees que nos verán ahora luego decirles que no diríamos nada de sus problemas económicos y que tu te encargaste de que media institución se enterara?. Ni hablar de que te has ido del colegio sin autorización. ¿Desde cuando eres así de desobediente, Diana?

-Lo esperaba de cualquier persona, pero no de ti, hija. -esas últimas palabras de mi padre confirman mis sospechas de su decepción hacia mí. Las siento como dagas que se clavan en mi pecho.

Quiero aguantar un poco más porque solo es un regaño. Un regaño el cual nunca me dan por que yo no causo problemas. Pero no creo poder seguir aguantado.

-Si sirve de algo, yo también me siento decepcionada por parte de ustedes. -Mi voz es tranquila. Mis ojos están en el piso porque soy incapaz de ver a los de mis padres luego de soltar semejante confesión.

-¿Pero de qué hablas, Diana? -pregunta mi madre. -No intentes cambiar de tem...

-¡No mamá! No estoy cambiando de tema. Estoy diciendo las cosas como son. No voy a negar que dije aquello en frente de muchos estudiantes y que estuvo pésimo de mi parte. Claramente estoy arrepentida de todo. -recuerdo las palabras de Adrien. Levanto mi vista del piso a pesar de tenerla cristalizada por las lágrimas que amenazan con salir y la fijo en las suyas. -Pero ¿se han preguntado al menos por qué lo hice? ¿Por qué semejante acción de maldad proviniendo de mí?.

<<Y no solo hablo de aquel problema, también me refiero a los detalles mínimos que ya dejaron de ver: ¿Por qué Dylan ya no viene? ¿Por qué paso más tiempo afuera que aquí en mi propia casa? ¿Por qué he estado tan insensible en estos días?.

Las Estrellas Como TestigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora