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(Diana)

El abuelo de Adrien me trajo a casa unas horas antes de que le coloquen la dosis a Adrien. Como estaba sola ya que mi madre no ha vuelto del viaje de la empresa y mi padre seguramente ha ido a la misma reunión, decido ir al hospital antes de que anochezca y la nieve cubre todo por completo. No hay mucha gente circulando ya que aún sigue siendo navidad. Hubiese querido que nos quedemos hasta el 26 como habíamos acordado, pero el aviso nos sorprendió a todos.

Hay poco personal a las vueltas por los pasillos del Hospital. No puedo evitar imaginar que en unos años en más de una fiesta, me la pasaré aquí ayudando a quienes lo necesitan. Interrumpo mi camino hacia la habitación de Adrien para atender la llamada reciente de mi celular.


-Hola, mamá. Feliz navidad.


-Hola, mi niña. Feliz navidad para ti también.


-¿Qué tal la reunión?


-Un poco aburrida, pero por suerte ya estoy regresando a casa. -eso explica las voces de fondo. Seguro que está en el aeropuerto.


-Me alegro de que estés bien. -sonrío.


-¿Has abierto tu regalo de navidad?


-¿Regalo de navidad? No he visto nada en casa.


-¿Te has fijado debajo del árbol, Diana? -se me iluminó la cara.


-No lo pensé -empieza a reírse detrás del celular -. Cuando vuelva del Hospital lo abriré.


-¿Todo está bien? -suena preocupada.


-Sí, solo que se ha cambiado la fecha de la segunda dosis de Adrien para hoy en la noche. Estoy acompañándolo junto a su abuelo y su madre.


-Okey. Mándales mis saludos y cuídate, vi en la televisión que está nevando mucho.


-Descuida, mamá. Vine en taxi y me iré en taxi. Te quiero.


-Te quiero, Diana. Cuando vuelva cocinaremos unas galletas, ¿Qué te parece?


-Me parece perfecto -sonrío como una niña. -. Adiós.


-Adiós. -cuelga.


Me recibe Adrien al llegar a su habitación. Se levanta de su cama y se acerca para darme un beso en la frente.


-¿Por qué lo trajiste? -pregunta curioso refiriéndose al estetoscopio en mi mano.


-Lo traje para mostrárselo a Ruth, pero no creo que esté de turno hoy. No la ví en los pasillos al venir.


Nos quedamos frente a frente sin decir una palabra. Él toma con su dedo inicial el dije del collar que me regaló. Lo sostiene mirándolo en silencio. Noto su rostro de preocupación por más que no lo diga.

Las Estrellas Como TestigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora