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El tiempo a Sunoo se le solía pasar volando, siempre sentía que le faltaba tiempo para hacer todo lo que quería hacer, pero los últimos seis meses que habían pasado, habían pasado extremadamente lentos, se podía decir que incluso llegaba a ser tortuoso todo lo que tardaba un día en terminar

Sunoo no dormía en la cabaña junto a sus hermanos, pero en aquel momento se encontraba saliendo de la cabaña de Apolo con un par de libros en sus manos

—Me alegra verte, Sun —saludó Felix, sonriéndole levemente, y tuvo que entender que el asentimiento que Sunoo hizo sin mirarlo fue su respuesta, después de todo, sabía que el chico evitaba mirar a todos, y no tenía su voz como para responder

Sunoo caminó por el campamento con un rumbo claro, encontrándose con su grupo de amigos reunidos en el campo de entrenamiento, todos practicando como debían hacerlo, y no pudo evitar sonreír con tristeza mientras los miraba, él también quería estar ahí con ellos

Los amigos de Sunoo habían hecho todo lo posible durante los últimos meses para animar a Sunoo, pero al chico le resultaba imposible no aislarse, no alejarlos, y nadie lo culpaba, ni siquiera ellos, entendían que no poder hablar, no poder tocarlos, y peor, ver como morían en su mente cada vez que los miraba, debía ser por lo bajo agotador

Todo era peor cuando el pobre chico recordaba que él y Sunghoon habían terminado

No, no había sido Sunghoon quien lo había decidido, sino Sunoo, quien se lo había pedido luego de dos meses de haber sido castigado, y es que aunque sabía que ambos aún se amaban profundamente, incluso luego de los seis meses y pese a no estar juntos, Sunoo sentí que Sunghoon merecía estar con alguien que lo pudiera hacer feliz; Sunghoon no estaba de acuerdo, Sunoo lo hacía feliz

Aún así, aunque Sunoo no lo sabía, Sunghoon iba todas las noches a ver a Sunoo y le cantaba, pues el menor tenía pesadillas, y solo se calmaba al escuchar la voz del hijo de Afrodita

De sobra está decir que Sunoo era infeliz

Tras pasar por sus amigos, intentando que ninguno de estos lo viera, se dirigió al bosque, adentrándose en él lo más que le fue posible, eso hasta que llegó a su destino, un árbol en específico, y se sentó, apoyando su espalda en él

¿Por qué ese árbol? Pues pertenecía a una dríada llamada Enebro, quien era la única que podía hacerle compañía. La dulce dríada le hablaba, le bailaba y hacía todo lo posible por mantenerlo a flote. Incluso, aunque Sunoo no pudiera hablarle, la dríada era capaz de entender lo que el semidios quería decirle con solo una mirada, además, al no ser ni humana ni semidiosa, ella si podía tocarlo

Sunoo abrió su diario, y tan pronto como pudo comenzó a escribir las muertes de los semidioses que había mirado al rostro desde que salió de la cabaña de Apolo. Verlos morir una y otra vez era horrible, pero lo que Hermes le había dicho aquel día al darle ese diario había sido verdad, cuando escribía en el diario su pesar parecía alivianarse bastante, y lo agradecía

—La diosa Hestia vino hoy temprano —la dríada tomó por sorpresa al semidios, quien le sonrió tan pronto como la reconoció —Ha venido a pedirme que te diga que hoy no podría venir, tenía un compromiso o algo así

"—Está bien, gracias por avisarme, Enebro"

Hestia había cumplido su palabra todos esos meses, la diosa bajaba a escondidas casi todos los días a hacerle compañía al menor, le contaba todas las historias que Hermes alguna vez le había contado para divertirla; Afrodita lo acompañaba también, solo que no corpóreamente, la diosa se le mostraba en las nubes, haciendo figuras en ellas para hacer reír a Sunoo, y en las flores, haciéndolas florecer a su alrededor con su pasar, así le recordaba que no estaba solo, incluso Apolo saludaba a su hijo a diario, haciendo parpadear el sol

—Hoy vino Sunghoon a verme —le contó, Enebro sabía que ellos habían terminado, pero también sabía que Sunoo se emocionaba cuando le hablaba de Sunghoon, incluso aunque intentaba disimularlo —Vino a regar mi árbol, y me pidió que te cuidara 

Sunoo sonrió levemente por aquello, sabía que no era primera vez que lo hacía, y sabía la razón de hacerlo, Sunoo ya no dejaba que Sunghoon lo cuidara, así que el chico recurría a quien sí podía hacerlo

—Es un buen niño, Sunoo, él aún te ama, más que nadie y a nadie —Sunoo entonces bajó su cabeza, refregando sus ojos, pues estos habían comenzado a picar un poco, amenazando con acumular lágrimas, entonces miró a Enebro otra vez 

"—Yo también lo amo más que a nadie, pero tenerlo tan cerca y a la vez tan lejos me mata"

La dríada suspiro y se acercó al chico, envolviendo a Sunoo entre sus brazos, abrazándolo con fuerza. Sunoo agradecía tener a la dríada a su lado, probablemente si no tuviera a alguien que lo contuviera de esa forma, probablemente ya estaría abajo junto a Hades

—Me pidió que te diera esto cuando vino —dijo la chica luego de un largo rato de contener a Sunoo

Se separó de él y buscó entre la tierra que rodeaba el tronco de su árbol. Suspiró aliviada cuando pareció encontrar algo y se volvió a sentar junto a Sunoo, quien la miró con curiosidad hasta que esta tendió una pulsera, eran tiras de cuero que se unían en el centro con una pequeña flor que parecía real pese a ser de oro, era hermosa, y Sunoo no dudó en ponérsela



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VOLVI A ACTUALIZAR!

Tardé tanto porque como el capítulo ocurre 6 meses en el futuro, creí interesante dejar pasar mucho tiempo, como con la historia... No, es mentira, la verdad, tenía un bloqueo con esta historia, avancé tanto y tan rápido que llegó un punto donde sentía la necesidad de escribir algo distinto, pero ya estoy de vuelta 

Extrañaron la historia? <3

LIKE THE SUN - SUNGSUNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora