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Antes de lo que esperaba, se encontraba subiendo hasta el piso 600 del Empire State Building a presentarse a los dioses, sus amigos estaban ahí con él, pero cuando decía que tenía ganas de vomitar hasta sus pulmones no mentía 

—Siento que me voy a morir, ¿Qué pasa si me muero ahí mismo? —preguntó, mirando a sus amigos, apretando sus manos con nerviosismo 

—No te vas a morir, Sunoo, estamos aquí contigo, todo va a estar bien —entonces Yeonjun lo abrazó justo cuando las puertas del rápido ascensor se abrieron, dejando ver a todos los dioses sentados, esperando por Sunoo.

Los semidioses salieron, entonces, y quedaron de pie frente a aquellos gigantes dioses; se sentían pequeños, diminutos en realidad. Los primeros dioses, los más cercanos a ellos, eran Hefesto y Hermes, Yeonjun no pudo evitar mover su mano como saludo a su padre, quien por mantener la solemnidad de la reunión, respondió con un simple guiño. Le seguían en las filas Afrodita y Artemisa, la primera nombrada sonrió al ver a su hijo favorito ahí, nadie lo sabía, pero lo era, y Sunghoon sonrió al ver a su madre también, era la primera vez que la veía; seguían Apolo y Ares, y pese a que la mirada del dios pesaba sobre su hijo, Sunoo hacía todo lo que estaba en él por evitar la mirada. Seguían Hestia y Atenea, Hera y Deméter, y finalmente, al centro, se encontraban los tres dioses más grandes: Poseidón, Hades, y en medio Zeus, mirando a Sunoo como si con sus ojos pudiera enviar rayos.

—Estoy seguro que a quien cité aquí fue a Kim Sunoo, hijo de Apolo, pero veo que ha llegado la mitad del campamento mestizo —habló Zeus, causando leves escalofríos en todos los semidioses, nadie sabía que responder, mas no fue necesario que lo hicieran, pues Apolo había intervenido por ellos 

—Tu orden no pedía que viniera solo, es un niño, claramente iba a preferir venir con sus amigos —Finalmente Sunoo dirigió su mirada a su padre, pero la apartó tan pronto como Apolo quiso mirarlo otra vez. Zeus no tenía ganas de discutir con Apolo, por lo que simplemente comenzó con el juicio

—Hijo de Apolo, fuiste llamado al Olimpo para ser juzgado por incumplir las ordenes de los Dioses —Sunoo con nerviosismo comenzó a buscar una mano que tomar, y se alivió un poco al encontrarla, más aún al notar que había sido la mano de Sunghoon —¿Tienes algo que decir?

Tuvo que tomar una profunda respiración y aclarar su garganta antes de finalmente responder —Yo no he desacatado ninguna orden

—¿Perdona?

—Para desobedecer una orden, alguien debe... darte la orden primero, uno no puede desobedecer si no sabe qué debe obedecer en primer lugar —Su voz había salido suave, temía que si hablaba muy alto, algo fuese a explotar o algo por el estilo, mas sus palabras iban con bastante decisión, pues estaba muy seguro de lo que decía

—El niño tiene razón —intervino Atenea, y por alguna razón eso lo hizo sentir más seguro, si Atenea estaba de acuerdo con él, entonces no estaba tan equivocado en lo que estaba diciendo 

—Aún así, decir sus profecías está prohibido, lo sepa o no esa regla sigue existiendo —el dios mayor respondió severo. Sunoo pudo ver como su padre, en lugar de intervenir solo bajó la cabeza, y eso lo había molestado, por lo que volvió a responder

—No he dicho profecías a nadie, porque aún no las tengo, solo siento... presentimientos, pero nada concreto. ¡Y aunque fuera el caso! —alzó un poco su voz, mas ahora no miraba a Zeus, sino a su padre —Si lo hubiera hecho, sería culpa de Apolo, que se ha pasado mi vida entera ignorando mi existencia, tanto, que ni siquiera se tomo el tiempo de venir a decirme que no tenía que decir mis profecías, ni siquiera se tomó el tiempo de enviar a alguien

—Sunoo, tranquilo —habló Beomgyu a su mente, queriendo calmar al menor, pero Sunoo ya poco le importaba, estaba molesto con su padre

—Si no hubiera hecho toda su vida como que yo no existiera, tal vez entonces sabría siquiera de qué regla hablan. ¿Quiere castigar a alguien por no cumplir con su deber? Pues castigue a mi padre, después de todo, si yo llegaba a desobedecer la orden, sería por su culpa. —Con aquello, todos los dioses guardaron silencio, sus amigos guardaron silencio también, pero ahí estaba Sunghoon, mirándolo con orgullo, no podía creer que el menor había pasado de tener miedo a estar literalmente regañando a los dioses. —No quiero ser irrespetuoso, es lo último que pretendo —entonces suavizó su voz —, y si quiere castigarme, hágalo, pero debe saber que nunca hubiera hecho algo que vaya contra sus ordenes, no si lo hubiera sabido. 

—Creo que ahora debo preguntarte si es que tú tienes algo que decir —Zeus habló mirando a Apolo, y entonces todos se giraron a mirar al nombrado

—Sunoo tiene razón, yo no he cumplido con decirle —Zeus pasa una mano por su rostro y recuesta su espalda en su asiento, parecía como si estuviera pensando en qué decir o hacer

—Ahora conoces la regla, hijo de Apolo, asegúrate de no romperla de hoy en adelante, porque no habrá perdón si vuelves aquí —avisa y se levanta, dejando el lugar, dando por finalizada la reunión. Todos los semidioses soltaron el aire que parecían tener contenidos. Por los dioses, ¿habían estado tan nerviosos por eso? Todos abrazaron a Sunoo con fuerza y felices caminaron hasta el ascensor, pero este se detuvo antes que bajaran, pues Apolo había hablado.

—Sunoo... ¿Puedo hablar contigo? —pidió, con tristeza brillando en sus ojos, Sunoo se giró a mirarlo y de inmediato negó

—No, no puedes —sentenció, volviendo a caminar para entrar al ascensor, pero nuevamente aquella voz lo hizo detenerse, a él y a Sunghoon quien iba tomando la mano de Sunoo. Sus tres amigos no querían interrumpir el momento, por lo que bajaron, pero Sunoo y Sunghoon se quedaron ahí

—Prometo reclamarte como a tus hermanos —oh no, ese era un tema delicado para Sunoo, y Sunghoon sabía que el que iba a salir mal de la conversación no sería Sunoo

—¿Bromeas? —dijo incrédulo, molesto —En algún momento quise que me reclamaras, ¿sabes?, pero no fuiste capaz de hacerlo durante mi vida, tampoco fuiste capaz de hacerlo en las semanas que estuve en el campamento, pero si reclamaste a mis hermanos —avanzó al dios, que ahora tenía el tamaño de un hombre. —Pero ya no me interesa, puedes pasar el resto de mi vida sin reclamarme y sería lo mismo para mi, después de todo, no quiero estar conectado con alguien a quien nunca le interesó si estaba bien o no

Apolo lucía más triste que antes, y Sunghoon estaba casi seguro de haber visto sus ojos brillar como si fuese a llorar, Sunoo estaba siendo injusto con él, al menos eso sentía el dios 

—Eres el hijo del que más preocupado he estado, Sunoo. No podía reclamarte, tienes un poder que ninguno de tus hermanos tiene, y corres más peligro por ello; no podía reclamarte porque iba a hacer todo más difícil para ti —le explicó, e intentó tomar la mano de su hijo, pero este retrocedió, quería creerle, pero a la vez, sentía que sería un idiota por simplemente creerle luego de que "ignoró" su existencia por tanto tiempo —Siempre te he estado cuidando, Sunoo

El nombrado no quería aguantar más aquella situación, por lo que se dio media vuelta, tomando la mano de Sunghoon y caminó hasta el ascensor, entrando en él —Adiós, padre —dijo antes de apretar el botón para que el Ascensor los devolviera a tierra.

Sunoo suspiró con fuerza y alivio al llegar abajo, se sentía tan en paz, sentía que ya no tenía un peso sobre los hombros, se sentía libre, aliviado, y se sintió aún mejor cuando se giró a mirar a su lado y se encontró con Sunghoon, quien le sonreía con orgullo

—¿Ves? Te dije que todo saldría bien —entonces el mayor alzó las manos que tenían unidas y besó el dorso de la mano contraria

Sunoo aclaró todo con ese pequeño gesto, si, definitivamente le gusta Sunghoon, y vaya que le gustaba mucho

LIKE THE SUN - SUNGSUNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora