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Los amigos de Sunoo, aquel día, habían planeado hacer una fogata, todos juntos como en los viejos tiempos. Todos sabían que a Sunoo le gustaban mucho las fogatas, ver el fuego, que todos rieran, incluso que algunos cantaran, y creían que invitarlo podría animarlo un poco

Por eso, cuando la noche comenzó a caer y con permiso de Quirón invitaron a Sunoo a que se les unieran, y tal como siempre intentaron no actuar distinto para que Sunoo no se sintiera mal, o como si estuvieran tratándolo distinto; Hablaron, hicieron chistes, cantaron, pero nada funcionó, Sunoo se sentía peor

El chico se levantó y abandonó rápidamente el lugar, haciendo suspirar a sus amigos con tristeza, otra vez, todo lo que hacían por alegrarlo parecía ser en vano

Corrió entonces, adentrándose en el bosque. Estaba oscuro, pero Sunoo había ido a ese lugar tantas veces antes que podía llegar sin dañarse hasta con los ojos cerrados. Llegó finalmente al árbol de Enebro y abrazó el tronco con fuerza, llorando, despertando a la dríada de inmediato, quien pese a haber sido despertada, se veía realmente preocupada

—Oh, bonito, no llores, no llores —pidió, ahora Sunoo no abrazaba el tronco, sino que abrazaba a la dríada, quien le acariciaba el cabello con dulzura —Lo que sea que haya pasado, ya pasará, mi niño, no llores 

La mujer tardó casi dos horas en calmar al pequeño, de hecho, todas las dríadas del rededor habían despertado, y cantaban al unísono una canción de cuna para que el joven finalmente se pudiera dormir. Finalmente se durmió apoyado en el tronco de Enebro, y este modificó su árbol para rodear al chico y protegerlo, el bosque podía ser peligroso, y ahí, protegido y contenido pasó la noche

La historia con sus amigos en la fogata definitivamente fue distinta una vez que Sunoo se hubo ido, todos se habían sentido tentados a seguirlo, pero sabían que no ganarían nada, no podían tocarlo para consolarlo, y solo lograrían frustrarlo 

—Por el olimpo, quiero llorar —dijo Jake, con sus ojitos llenos de lágrimas, Heeseung de inmediato fue a abrazarlo con fuerza

Jake no era el único que lloraba, Beomgyu, Yeonjun, Jay y Jungwon tendían a llorar también, nadie sabía como sentirse en realidad, sentían mucho, se sentían culpables, sentían tristeza, sentían rabia, sentían nostalgia de aquellos días que aún eran felices, aquellos días en los que Sunoo aún sonreía

—Me pone tan triste verlo sufrir así... —admitió alguien

Sunghoon entonces dejó caer con fuerza una piedra en la fogata, sacando chispas de la misma, provocando que todas las miradas confundidas cayeran sobre él de inmediato, lucía molesto

—Estoy cansado de esto —habló, mirando el fuego con su ceño fruncido

—¿De qué hablas? —preguntó Ni-ki, todos querían saber

—De esto, mierda, de escuchar como todos simplemente se lamentan, y lloran, y dicen que lo sienten mucho, pero que nadie haga nada —su comentario había sido duro, su voz salió cortante, seria, él en serio estaba molesto

Nadie supo qué debían responder ante aquello, después de todo ¿Qué se supone que debían decirle? ¿Qué debían hacer? En el fondo todos, y algunos no tan en el fondo, sabían que Sunghoon tenía razón, llevaban todos seis meses viendo a Sunoo sufriendo, intentando alivianar su dolor con palabras y bromas, pero nunca pensando en formas reales de ayudarlo

Sunghoon lanzó otra piedra dentro del fuego, volviendo a sacar chispas, ninguno de sus amigos lo había visto así de molesto, de frustrado, nunca antes —Llevamos más de seis meses lamentándonos por su castigo como si fuésemos nosotros los que estamos sufriéndolo

—Sunghoon...

El nombrado siguió hablando, sin importarle si su amigo había intentado hablar —Al parecer somos capaces de llorar mares por Sunoo, pero no de drenar mares si eso es lo que se necesita para ayudarlo

Silencio otra vez, pues otra vez tenía razón, ya no solo se sentían tristes, ahora se sentían avergonzados

—Es muy fácil llorar, pero no hemos dedicado ni un solo minuto en intentar encontrar una solución. Estoy cansado de ver a mi amor sufrir de esta forma —admitió entonces, levantando finalmente la mirada del fuego, mirando a sus amigos uno por uno, notando como la mayoría de ellos miraba al piso o al fuego en lugar de a él

—¿Deberíamos...? —preguntó Soobin, con voz suave, como si temiera hacer enojar a Sunghoon, entonces el hijo de afrodita lo miró y habló sin dejarlo terminar

—Claro que deben —respondió con voz fuerte, incluso intimidante, nadie pensaría que era un hijo de Afrodita en aquel momento

Otra vez, todos las miradas al piso

—No me importa si ustedes quieren, yo voy a hacer lo posible por encontrar la forma de que a Sunoo le quiten esa mierda de maldición, así deba ir a decapitar dioses por mi cuenta 

Entonces el hijo de Afrodita abandonó la fogata, yendo a perderse por el campamento un rato para drenar la rabia que sentía en aquel momento, la culpa también, a Sunghoon más que a nadie se lo comía la culpa

Usualmente a esa hora iría a colarse al cuarto que le habían hecho a Sunoo cerca de la oficina de Quirón para que este pudiera descansar en paz, y se pondría a cantarle, pues probablemente a esas alturas ya estaría teniendo pesadillas, pero por lo que había visto, aquella noche Sunoo la pasaría con Enebro, por lo que no tenía necesidad de ir, no podría consolarlo mejor que la dríada de todas maneras

Entonces fue que se coló en la cabaña de Atenea, luego en la oficina de Quirón, robando libros de ambos, y se dedicó toda la noche a estudiar, incluso habló con aquellos semidioses que seguían despiertos por alguna razón, para saber si alguno de ellos sabía algo que le fuera útil para sacar a Sunoo del martirio que estaba viviendo cada día

Y no se rendiría, no dejaría de buscar así le tomara la vida entera, pues no podía vivir sabiendo que Sunoo sufría mientras él no hacía nada, ya no más

LIKE THE SUN - SUNGSUNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora