12. No cambies nunca.

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La puerta de la enfermería sonó con tres suaves toques, interrumpiendo la conversación. Jin se levantó de su silla, dejando los palillos sobre la mesa y fue a abrir. No esperó a que el recién llegado abriese la boca, le dirigió una sonrisa y se dio la vuelta.

—Jungkook, creo que te buscan.

El nombrado lo miró extrañado, con la boca llena, pero el mayor no le dijo nada, simplemente se sentó de nuevo sin borrar la sonrisa del rostro. Jungkook apartó la vista del castaño para volverse hacia la puerta y tragó de golpe cuando vio a Jimin allí parado.

—¿Podemos hablar?

El más joven asintió y miró al médico, éste le hizo una señal con la mano para que se marchase mientras seguía con la sonrisa puesta aún masticando.

Guardó su almuerzo a medio comer y Jimin pudo ver que la ropa deportiva de Jungkook colgaba de unas perchas en la pequeña ventana entreabierta de la enfermería.

Cuando el chico ya estaba listo, se despidió de Jin con la mano y el rubio le hizo una leve inclinación de cabeza antes de marcharse y cerrar la puerta.

Caminaron en silencio por los pasillos, todos estaban en el comedor y en los jardines, había vuelto a salir el sol, así que el interior del centro estaba desierto. Terminaron en el pabellón de deportes y Jimin lo cruzó para ir a sentarse a las colchonetas apiladas al fondo. Jungkook lo siguió y se sentó junto a él, un poco nervioso.

—Jimin, yo... Lo siento mucho. Te prometo que no vi nada.—Comenzó a decir de forma atropellada, ya con las mejillas comenzando a teñirse.

—No pasa nada, Jungkook, me da igual.—Dice Jimin regalándole una pequeña sonrisa que hace que el menor se relaje un poco.—No iba a hablarte de eso. Taehyung me contó lo que pasó.

Jungkook asintió y se miró los zapatos, perfectamente lustrados, en comparación con las converse desgastadas y algo sucias de Jimin. El menor ni si quiera se había planteado si era posible llevar el uniforme con deportivas o algo similar.

—Jungkook, quiero que sepas que no necesito que me defiendas, ¿vale? Y mucho menos de las estupideces de Seung. No quiero que acabes siendo tú el que tenga problemas.

Él sabía que a Jimin no le hacía falta su ayuda, pero no pudo evitar salir en su defensa cuando vio que a Seung no le bastó con aquel comentario hiriente y quería ir en su busca. Y era un cobarde, de hecho tuvo mucho miedo de que le golpease, él no había peleado en su vida. Pero en ese momento solo pensó en tratar de evitar que pudiese pasar algo con Jimin y que terminase expulsado. Porque al fin y al cabo, Seung jamás saldría de allí por más que hiciese. Eso era lo que sucedía en Baekja, cuanto más poder y reconocimiento tenía tu familia más intocable eras.

—Me sentí mal por vosotros, fue un comentario muy mal intencionado. Y Taehyung...

—Te agradezco tu preocupación, Kook, pero Tae y yo estamos acostumbrados y sabemos defendernos solos en caso de que sea necesario.

La voz de Jimin era suave, pero sus palabras eran firmes, quería que Jungkook lo entendiera, que nunca más tratase de defenderlo a él o a Taehyung. No quería que se convirtiese en un blanco habitual de matones.

El menor se mantuvo con la cabeza gacha, y aunque si decía lo que le rondaba por la cabeza podía molestar a Jimin quería hablarlo, quería conocerlo un poco más. Tanto como fuese posible.

—¿Los echas de menos?

Jimin lo miró extrañado, pero luego cayó en la cuenta de que probablemente Jungkook pensaba que sus padres habían muerto y por eso estaba en un internado. Se quedó pensativo, divisando en su mente escenas de su pasado.

—No.

El pelinegro lo miró, Jimin miraba a un punto cualquiera del pabellón de deportes y él solo podía ver su perfil, aunque su expresión no le dijo nada. A veces Jimin era así, parecía como si no sintiera absolutamente nada. Y aquello lo desconcertaba.

—No todos los padres quieren a sus hijos, Jungkook.

Quería preguntar, quería saber porqué decía aquello y qué era lo que le había pasado, pero sintió temor de que pudiese molestarlo.

—¿A Taehyung...?

—Oh, no, a Taehyung lo quisieron un tiempo, pero sus padres y su hermana fallecieron en un accidente, solo sobrevivió él. Por eso le lastimó aquel comentario.

La forma de ver la vida de Jimin y Taehyung era muy distinta, a pesar de haber terminado los dos en el mismo lugar. Mientras Tae echaba de menos a su familia, a la que casi no recordaba pero de la que aún guardaba el sentimiento de haber sido amado, Jimin habría dado lo que fuese por haber olvidado su pasado.

Taehyung divagaba muchas veces sobre cuál sería su vida si no hubiese pasado lo que pasó, soñando una vida común y feliz. Jimin vivía lo que le había tocado, ignorando lo que fue y sin pensar en lo que podría haber sido. Porque a diferencia de la de Taehyung, la vida de Jimin antes de la Organización no hubiese sido buena, tal vez ni si quiera estaría vivo.

El pelinegro miró a Jimin, esperando a que continuase o diese por terminada la conversación. Y aunque Jimin nunca hablaba de su pasado sintió la necesidad de compartir un poco con Jungkook. Se merecía recibir un poco de verdad entre tanta mentira, aunque no fuese algo agradable.

—Yo nunca conocí a mi padre, mi madre no sabía quién era. Probablemente fue uno de sus tantos clientes. Era adicta y se prostituía a cambio de droga o algo de dinero. Fui un lastre para ella y sé que intentó venderme varias veces y de todas las formas...

Jungkook tragó saliva, entendiendo a lo que se refería con que había tratado de venderlo de todas las formas. Su cuerpo sentía escalofríos al escuchar el pasado de Jimin.

—No sé porqué simplemente no me abandonó.—Se encogió de hombros, nunca pensaba mucho sobre ello.—Pero bueno, terminé en el internado y ella ya no tuvo que cargar conmigo. Solo espero que no tuviese más hijos.

Jimin quiso dar el tema por zanjado y el menor lo entendió, no quiso decir un tonto "lo siento" porque aquello no iba a hacer a Jimin sentirse mejor, así que lo que se le ocurrió para darle a entender que él estaba allí, que aunque su madre no lo hubiese querido ahora tenía a alguien a quien le importaba fue posando su mano sobre la de él, como por la mañana mientras desayunaban, y apretó un poco.

Jimin sonrió mirando sus manos y levantó su pulgar para acariciar los dedos de Jungkook.

—No cambies nunca, Jungkook.—Dijo Jimin en un susurro, haciendo que el menor levantase la vista y se encontrase con sus ojos sobre él.

El corazón del pelinegro comenzó a latir con fuerza y sus manos comenzaron a sudar, así que intentó quitar la que tenía sobre la de Jimin, pero éste la agarró y entrelazó sus dedos.

Se quedaron así, con las manos unidas y los dedos entrelazados, sin importar que la de Jungkook sudase por los nervios.

La campana que anunciaba la finalización del descanso para el almuerzo sonó, pero el rubio no hizo ademán de moverse, movió de nuevo su pulgar para acariciar la piel del contrario, mientras se miraban directamente a los ojos sin decir nada.

Jimin deseaba poder quedarse así toda la vida. Por primera vez se estaba sintiendo como Taehyung, un chico que deseaba una vida distinta de la que tenía. Un chico que no tenía necesidad de esconder su identidad. Un chico que quería sentirse amado.



🌹Dangerously🌹(Jikook)-(COMPLETADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora