14. 10 de octubre.

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Jungkook le explicaba porqué usaba los colores que usaba en voz baja y Jimin lo miraba sin apenas parpadear. Rayos de sol que entraban por la ventana de la sala de arte daban a parar en su lienzo e iluminaban sus manos cuando él daba pinceladas y limpiaba mientras hablaba.

 Ver hablar a Jungkook sobre el arte mientras pintaba era de las cosas más hermosas que había tenido el placer de presenciar en toda su vida. Sus ojos brillaban y parecía que la timidez abandonaba su ser.

Taehyung observaba la escena desde atrás, veía a su amigo de perfil, mirando al chico a su lado como si fuese lo más interesante del mundo. Y sintió lástima. Aunque Jimin no lo hubiese dicho en voz alta, él creía saber qué le estaba ocurriendo, porqué parecía tan preocupado y cansado últimamente.

Nunca habían estado en una misión tanto tiempo, por lo que no confraternizaban con los objetivos o los peones del plan, no les daba tiempo a albergar sentimientos por ellos. Además, normalmente eran personas desagradables o muy mayores.

Él había empezado a sentirse a gusto rodeado de gente joven, sintiéndose un alumno más, haciendo amigos. Y sabía que iba a ser muy triste el día que la misión acabase y tuviese que alejarse de aquello para siempre, al fin y al cabo era una vida que había anhelado siempre.

Pero el caso de Jimin lo sentía completamente distinto y auguraba que cuando todo acabase iba a tener que soportar la tristeza de ambos, solo que la de su amigo iba a ser muy pesada.

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Había preguntado a Ninette si habían sido capaces de recabar la información que querían, cruzando los dedos para que así fuese y no tuviese que ser él quien tuviese que ir a por ella.

Pero la respuesta había sido negativa.

Así que allí estaba Jimin, cerrando sigilosamente la puerta del despacho de Jeon Kwang en medio de la noche. Ya sabía que no había cámaras dentro de la mansión, y aunque era un alivio, no significaba que robar información fuese coser y cantar.

Decidió no perder el tiempo en leer papeles y fotografiarlos sin más, no era su trabajo saber qué decían. Eran demasiados, así que solo fotografió unos cuantos y con la frente ya húmeda por el sudor encendió el ordenador y sacó una memoria usb que había guardado en el pantalón de chándal que había llevado para dormir ésta vez.

La pantalla por fin se iluminó, esperando que escribiese la contraseña. Ninette le había proporcionado un código que había sacado de algún lugar que no le iba a decir a él y que aseguraba que podía ser la contraseña, así que él se la había memorizado. Tecleó rapidamente, pero no dio resultado.

Las manos le comenzaron a temblar y sus ojos viajaron por todos los huecos en los que podía ser visto desde fuera del despacho. La ventana al exterior y la ventana interior, que daba hacia uno de los pasillos de la planta baja de la mansión. Las cortinas eran espesas, pero podía ver si se iluminaba tras ellas indicando que había alguien.

"Piensa, Jimin, piensa."

Se estrujaba el cerebro mientras se limpiaba el sudor con el dorso de la mano, no conseguía concentrarse porque tenía millones de pensamientos a la vez. Hasta que...

"10 de octubre"

Escribió la fecha tal como le vino a la mente y para su suerte la pantalla cambió dándole la bienvenida.

Era la fecha de cumpleaños de Jungkook, una contraseña muy fácil si lo pensaba bien. ¿De verdad alguien que ponía de contraseña el cumpleaños de su hijo escondía algo?

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Cerró la puerta tras de sí y cuando vio que Jungkook seguía profundamente dormido pudo respirar tranquilo por fin. Guardó la memoria usb en su mochila y dejó el teléfono móvil apagado sobre el escritorio.

Se apresuró a meterse de nuevo en la cama con cuidado de no despertar al pelinegro, pero haciendo que se moviese en sueños, acurrucándose junto a él, con la cabeza metida en el hueco de su cuello y hombro.

 Notó el cosquilleo de la respiración ajena y el olor de su cabello. Cerró los ojos y suspiró, sin moverse lo más mínimo para que Jungkook siguiese donde estaba.

"¿Por qué tienen que ser las cosas así?"

El 10 de octubre Jungkook cumpliría 18 años y Jimin deseaba ser capaz de regalarle la luna. Pero aquello no era posible, como tampoco lo era el poder quedarse para siempre junto a él.

Y Jimin, por primera vez en su vida, estaba deseando que el personaje que simulaba ser fuese su yo real. Deseaba ser Park Jimin, de 18 años, becado por deportes que había conocido a Jeon Jungkook en su último año de instituto.

Pero era una mera fantasía. Él era Jimin a secas, tenía 21 años y había conocido a Jeon Jungkook en un plan de una Organización que gobernaba una mujer rusa con el fin de llegar hasta su padre.

Jungkook se movió, abrazando a Jimin y éste se colocó de lado para también abrazarlo. Metió la nariz entre su pelo cerrando de nuevo los ojos y le entraron unas ganas tremendas de llorar.

🌹Dangerously🌹(Jikook)-(COMPLETADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora