Se sabe, se conoce y se dice, porque aún se conserva en viejos manuscritos y todavía se susurra en antiguas lenguas, que en cierto tiempo la Divinidad caminó por la tierra encarnada en hombre, y compartió con doce distinguidos la mesa. Aparte de hacerlos participe de su conocimiento, también concedió a un objeto, que dispuesto estaba para mitigarle la sed y porque de éste se había auxiliado en una celebración, que hoy llamamos Comunión y es sagrada en muchos de los credos, parte de su gracia. Pues quiso hacerlo un regalo de divina naturaleza idéntica a la suya y lo convirtió así en hermosísima maravilla, sumo mística y muy excelsa, con la cual sería posible gestar toda clase de insólitos sucesos. Mas consciente del magno poder que dejaba a su partida, y conociendo el carácter voluble de la creación del Padre Eterno, Él mismo eligió la guardia de su prodigio y a ésta advirtió: "En vuestras manos confiero el símbolo de mi venida. Además, con este Cáliz se obtiene la supremacía. El poder que aquí yace, al igual que el mío, desconoce los límites. Y dependerá del corazón de su poseedor, si al mundo trae prosperidad o desolación. Por ello, del impío mantén el secreto, porque únicamente los justos deberán hacer uso de él". Así le habló el hombre deidad al encargado, y así aquél actuó, conservando oculto el poderoso artefacto hasta que la muerte lo alcanzó.
Sin embargo, un presente de tal magnitud no pudo permanecer escondido de las mentes retorcidas, y hubo quienes averiguaron el místico secreto, e iniciaron de inmediato su búsqueda. Si bien, hubo algunos otros que al principio benigna causa los llevaba, en la mayoría de ellos, en sus corazones, ya se albergaba el dormido y ruin deseo por el absoluto dominio y la subyugación. Muchos reyes y líderes se atribuyeron la posesión de dicha fuerza para infundir el miedo a sus enemigos. Pero eso sólo provocó un brote de codicia, uno que se esparció por todos los rincones del mundo, como una peste que enfermaba la cordura de las naciones. Y ansiando utilizar aquel poder con egoísta intención, no tardaron en levantarse unos contra otros, declarándose la guerra.
Vieron los cielos que la ambición y la mezquindad, más que la generosidad, se manifestaban fuertemente en el corazón de los hombres. Quizás aquel regalo había sido demasiado para ellos, tal vez era una clase de prueba muy difícil de superar; por lo que el auxilio quisieron otorgar, mandando a un nuevo mesías.
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LORD La Historia de Daniel y Lucio
FantasiaAquí comienza la historia del muy valiente y esforzado príncipe y caballero de la ardiente espada Lord Daniel que trata sobre su profético nacimiento y sus grandes hechos en armas y de las increíbles y maravillosas aventuras que vivió por fortuna de...